Un hombre solo

Gran debut de Viggo Mortensen detrás de las cámaras. Falling es una obra potente y enternecedora, una obra que nace de las entrañas de un director que quizás haya vivido en sus carnes el relato que aquí nos presenta.

Falling gira en torno a un tema que siempre da que hablar y del que nunca se van a hacer las suficientes películas: la familia. Y es a partir del drama familiar a través del que Mortensen vertebra una historia dura y tierna al mismo tiempo, que logra emocionar de una manera sensible, que no sensiblera.

Willis (Lance Henriksen) es un granjero conservador que vive con su familia (esposa y dos hijxs) en la granja familiar. Es retrógrado, machista, racista y autoritario, a lo que se le suma un principio de Alzheimer o demencia, que hace que la convivencia con él sea harto difícil.
John Petersen (Viggo Mortensen) es hijo de Willis, y vive con su marido y la hija adoptiva de ambos en Los Ángeles. A pesar de haber sufrido continuos maltratos y humillaciones por parte de su padre durante su infancia y adolescencia, John es un tipo calmado, educado y abierto. Se ha prometido a sí mismo no entrar al trapo de las provocaciones de su padre, y a fe que lo consigue, con una paciencia infinita y digna de mención.

La historia está construida de manera que mediante preciosos y cuidados flashbacks, vamos conociendo pinceladas de la infancia y la adolescencia de John y de como era su relación con su padre y su madre. El continuo maltrato de Willis a su esposa hace que esta ya no pueda más y lo abandone.
Mortensen trata de mostrar cómo las heridas del pasado en el seno familiar afectan al devenir de todos los miembros de la familia, nos habla también de cómo los prejuicios y el miedo carcomen las relaciones humanas, y cómo a través del perdón, la comprensión y la infinita paciencia se puede amar a una persona, que por lo demás resulta totalmente despreciable. Están presentes, por tanto, temas como los prejuicios, el perdón, las relaciones paterno-filiales, el machismo, el racismo, el paso del tiempo, la vejez y la enfermedad.

A nivel ténico nos encontramos con una película que está contada con una profunda sensibilidad y delicadeza. La paciencia que Mortensen dedica a los muchos y bellos planos del entorno natural o la banda sonora, llena de nostalgia y ternura envuelven una historia que por su estética me recuerda a algunas películas del maestro Eastwwood. La interpretación de Lase Henriksen es muy potente y está llena de veracidad, Viggo Mortensen está magnigico en un papel comedido y de contención. La fotografía es espléndida.

Un peliculón en toda regla y un esperanzador debut que hace que no perdamos la pista del bueno de Mortensen.

Pocas veces termino de ver una película con el corazón encogido y una tormenta emocional desconcertante. La historia te atrapa en un relato donde se produce un contraste constante entre lo sórdido, la belleza, lo despreciable, el amor y, en resumen, lo humano. Las emociones de los personajes te contienen, logrando el milagro de llegar a empatizar con lo que, a la vez, provoca rechazo. Un dramón que te permite reír y gozar de una belleza visual hermosa, que como la vida misma, te hacen gozar a la deriva en medio de un naufragio.

En Falling, Mortensen es actor, guionista, autor de la música y director. No se puede hacer más por una obra filmada. Nada más que por esto, y por una razonable calidad, algunas tareas más que otras, ya merece un respeto.

John Petersen (Mortensen) es un piloto de aviación homosexual que vive con su marido Eric (Chen) y la hija adoptiva de ambos en el sur de California. El padre del protagonista, Willis (Henriksen), es un granjero de ochenta años, de pueblo y muy conservador. La madre ha fallecido, el padre es mayor y Petersen decide traerlo a Los Ángeles a petición de éste que ya no puede mantener su granja. Este buen señor saca a relucir heridas del pasado, sus inapropiados comportamientos con su ex-esposa y con sus propios hijos cuando eran pequeños, lo cual siembra el malestar en todos cuantos aguantan sus innombrables impertinencias.

El objetivo del film es la abstracta e inasible esfera del patriarcado, del padre como institución y rémora. Falling hace suya las dudas de sus personajes, lo cual deviene narrativa y cinematográfica, la obra de un nobel que ha querido ser debutante como director de cine.

Es la primera película que dirige Mortensen con irregular fortuna. El guion (que va adelante y atrás constantemente), también de su autoría, tiene una falla monumental. En una película que narra una historia con personajes diversos y todos con su peso en la trama, no se puede subrayar preferentemente a uno, en este caso el longevo padre, dejando casi fuera de foco al resto. Esto es tanto más grave por cuanto el perfil neurológico del padre está hipervoltado, siendo que el desagradable viejo es un tipo despreciable que suelta constantemente por su boca todo lo peor que un espectador pueda escuchar en términos de insultos, procacidad, mala leche, inmoralidad, etc., etc.

La música de Viggo Mortensen, sin ser excelente, es amable y acompaña la abigarrada trama. Fotografía de las buenas de Marcel Zyskind. Exteriores y puesta en escena, correcta.

En el nutrido reparto descuella un veterano grande y rotundo Lance Henriksen, en un papel que da miedo a la vez que repugna por su desagrado de demente fiero y lengua podrida. Viggo Mortensen, como siempre, está creíble en su rol de hijo bueno que apenas en una escena, atreve a enfrentarse a su insufrible padre; Mortensen es un actor que domina perfectamente sus muchos registros. El resto del elenco es muy acertado y eficiente.

Es también una historia sobre el enorme coste emocional de un hijo que quiere a un padre que no corresponde a su afecto. La pega es que la cosa es repetitiva hasta el hartazgo. Salvando un episodio de confrontación dura hijo-padre, el resto es un paciente y casi franciscano Mortensen soportando hasta el límite los exabruptos intolerables de su padre, “una serie de interminables peroratas racistas, misóginas y homófobas escupidas en todas direcciones por un anciano despreciable” (Salvá).

Francamente, por más que lo he pensado, no acierto a ver las razones para pasar el mal trago de un film incómodo que no cierra los temas que pretende plantear. Temas inconclusos como la desgracia de un padre violento, el deterioro provocado por la vejez, la infiel memoria que nos suele engañar o la distancia infranqueable entre generaciones.

Dirigida por Viggo Mortensen, en su debut como director, ya os pongo por delante que vais a ir a pasarlo mal. Y no porque sea extremadamente triste, sino por todo lo que el padre, tanto cuando es joven (Sverrir Gudnason) y sobre todo cuando es viejo (Lance Henriksen) es capaz de proferir por su boca. Un hombre hecho en el frío del Estado de Nueva York, en una granja al cuidado de caballos y demás que creó una familia y se encargó de destruirla. Un hombre que jamás ha dicho en su vida nada que no sean insultos o improperios contra propios y extraños. Si a eso se le suma que su hijo John es homosexual (Viggo Mortensen), podéis imaginar el calado de sus conversaciones. Ya el filme, en un primer momento, nos muestra un viejo demente que acusa los estragos de la edad y, no obstante, tiene los cuidados y la atención de sus hijos, sobre todo de John.

Los flashbacks en FALLING son constantes, mostrándonos esa juventud familiar en la granja, donde cualquier leve opinión en contra de su padre o marido era motivo de una tensión que traspasa la pantalla y hace que el espectador se sienta realmente mal. La interpretación de Lance Henriksen es sencillamente sublime, un caramelo para un actor en el ocaso de su carrera, y si bien Viggo Mortensen se muestra contenido, es ahí precisamente donde el espectador no acaba de comprender sus motivos para querer y cuidar tanto a su padre. Eso se debe a que en los flashbacks nos muestran a un padre despótico, que carga contra todo el mundo y maltrata a su familia continuadamente. Incluso cuando sus hijos son adolescentes lo hace, habla mal delante de su familia (notándose la brecha entre él y sus nietos de una manera abismal) y, por si no fuera poco, los efectos del alzheimer se manifiestan continuamente. Es decir, ¿qué hijo cuidaría a una padre que los ha maltratado de esa manera? Ese es el pensamiento con el que saldrá cualquier espectador cuando finalice la película.

En definitiva, FALLING es un debut magnífico por parte de Viggo Mortensen, con una interpretación impresionante por parte de Lance Henriksen. Nos muestra la brecha de la edad, la llegada de la vejez, la desorientación y los estragos que esta causa en una persona. El pasado, que siempre vuelve, y los viejos fantasmas de una vida que sacuden los cimientos de una familia. Como ya os he dicho, no se entiende del todo bien el papel del propio Viggo Mortensen, abnegado al cuidado de un padre que jamás lo ha querido y jamás lo querrá, ni a él ni a ningún ser vivo que pueda hablar. En cualquier caso, es una película que impactará y os hará pasar un mal trago, pero que vale totalmente la pena, de las mejores que podéis ver. No os la perdáis.

Viggo Mortensen dirige su primera película, es el responsable del guion, el compositor de la banda sonora e interpreta a John Petersen en el presente. La película de tono autobiográfico se le ocurrió a Mortensen cuando estaba volando en avión para asistir al funeral de su madre en Dinamarca, recordando la etapa en la que su progenitor sufría demencia senil poco después del fallecimiento de la madre del actor estadounidense, lo que se plasma en las escenas del pasado que vemos en su ópera prima cuando John es un niño.
La película tuvo una presentación a principios de año en el Festival de Sundance y en las últimas semanas se ha proyectado en Toronto y en San Sebastián. En la capital guipuzcoana se proyectó porque Viggo Mortensen recibió el único premio Donostia de la pasada edición del Zinemaldia y "Falling" fue la propuesta elegida para verse en el festival.

La propuesta tiene un buen arranque con la presentación de los personajes, en dos épocas diferentes que se alternan en una narración paralela, la que se desarrolla en el siglo XXI, en concreto en 2009 y otra que se desarrolla 50-60 años antes en la granja familiar en donde viven su protagonista junto a su mujer Gwen y sus hijos John y Sarah.
La primera mitad de la película funciona bastante bien, en donde se alternan las dos épocas de la vida de los protagonistas, con un buen montaje que sabe sacar el máximo partido a cada uno de los momentos fundamentales que nos permiten entender mejor a los diferentes personajes.
Pero en la parte final, una vez que la película se centra en el presente para continuar con la historia de ese anciano que sufre demencia senil o Alzheimer (tampoco se deja claro, ni realmente tiene importancia), las diferentes tramas y situaciones planteadas van perdiendo interés, hasta llegar a un buen final que cierra esa historia familiar, en donde se ponen de manifiesto las diferencias entre una persona conservadora que vivía en el siglo XX en la América profunda y otra persona como John que está casado con un hombre y tiene ideales progresistas. El machismo y la homofobia son temas que salen a relucir en muchas escenas, sin necesidad de que sea el tema central ni reincidir en ellos.

La película destaca por su guion escrito por el propio Mortensen que, salvo ese tercio final en donde se estanca, logar sacar el máximo partido a los personajes y a sus inquietudes. Como cité anteriormente el montaje, sobre todo durante la primera mitad, funciona bastante bien, y es parte importante del proyecto.
También hay una buena recreación de las dos épocas y la música compuesta por Viggo Mortensen es variada e ideal para las diferentes situaciones planteadas en esta dramática historia familiar.
A nivel interpretativo destacan las actuaciones de Lance Henriksen, que está magnífico en el papel de Willis en la actualidad y de Etienne Kellici, que interpreta al personaje de John en la etapa infantil. El resto del reparto está correcto, con Viggo Mortensen interpretando a John en el presente y Laura Linney en un pequeño papel como Sarah, la hermana de John.
A nivel personal esperaba más de la película, pero al menos no aburre y es fácil de recomendar a casi todo tipo de público, que cuenta una historia muy realista, con momentos de crítica social y una buena recreación de época.

LO MEJOR: La recreación de las diferentes épocas en las que se desarrolla la película. La actuación de Lance Henriksen.
LO PEOR: Pierde interés en la parte final.

Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net