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Un hombre solo

Drama John Petersen (Viggo Mortensen) vive con su novio Eric (Terry Chen) y la hija adoptiva de ambos en el sur de California. Su padre Willis (Lance Henriksen) un granjero tradicional y conservador de 80 años, decide viajar a Los Ángeles y quedarse en casa de John mientras busca el lugar idóneo para jubilarse. Una vez todo juntos, dos mundos muy diferentes colisionan. Willis muestra señas de estar perdiendo la cordura, y su peculiar forma de ... [+]
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Críticas 48
Críticas ordenadas por utilidad
25 de enero de 2021
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo de subvencionada está claro por la temática. Además pretende ser didáctica, y encaja perfectamente en el plan de formación que nos tienen preparado. Pero ya podría tener un guión algo más trabajado. Vamos, como si fuera dirigida a personas que han terminado con solvencia la enseñanza primaria. Y no hay spoiler: a los cinco minutos ya está claro todo el pescado que te quieren vender. Pero, en fin, te quedas hasta el final para ver si pasa algo... no sé, pues si el bueno no es tan bueno y dulce, o el malo no es tan malo e intransigente. Y, nada. No cambia nada. Más planito imposible.
juanbranders
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30 de septiembre de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La infinita compasión

La trama principal que sigue esta cinta, es la relación paterno-filial que mantienen el personaje de Viggo Mortensen y el de Lance Henriksen. Una relación extremadamente compleja, debido a las grandes diferencias que les separan; cada uno se ha criado en un contexto social totalmente distinto, por lo que las creencias y los principios de cada uno son totalmente opuestos. Representan en cierto modo, la división ideológica que existe en la actualidad en la sociedad americana, entre el movimiento progresista y el ultraconservador.

El personaje de Lance Henriksen, es un padre mal hablado y alguien imposible con el que tratar en la mayoría de las ocasiones. Su hijo Eric, soporta la crueldad y la humillación constante a la que le somete su padre, por pura compasión ante su invalidez como anciano. El hijo sabe de qué a su padre no le queda mucho tiempo de vida, y que si él se desliga completamente de él, tendrá que vivir sus últimos días de vida en completa soledad. Es una relación de continuos tiras y aflojas, especialmente por parte del padre que siempre está intentado hacer explotar a su hijo.

El punto más delicado y al que más somete al personaje de Eric, es cuando el padre se expresa de manera reiterada bajo un discurso homófobo hacia su hijo y su marido. Es uno de los elementos, que más conflicto van a crear dentro de la relación entre estos dos personajes; muchas escenas están cargadas de mucha tensión, donde el espectador sabe que en cualquier momento todo va a saltar por los aires.

*Vivir en el pasado

Falling resulta ser una película tremendamente nostálgica, donde el pasado siempre está muy presente en la vida de todos sus personajes. Es probablemente el factor más atrayente de toda la cinta, ya que sus flashbacks parecen poesía para los ojos del espectador. A través de los flashbacks, llegamos a saber y comprender de mejor manera a los personajes de la cinta, especialmente del personaje del padre. Al final Viggo Mortensen quiere ilustrar, que no somos más que el resultado final de nuestras continuas circunstancias del ayer.

Todos los integrantes de la familia, sienten un terrible peso bajo sus espaldas debido a rencillas o sucesos del pasado. El personaje que simboliza todo aquel pasado es el padre, que el resto de familia le guarda cierto resentimiento y odio, pero también le reconocen sus aciertos.

Esa cruz que deben portar, se va convierto cada vez más pesada, haciendo que los personajes lleguen a un punto de inflexión de no retorno. Entienden que la única manera para combatir todo ese dolor, es dejándolo atrás en sus vidas, para poder empezar a vislumbrar el futuro en vez del pasado. Aunque eso llega a resultar tremendamente difícil, porque a todo ser humano le cuesta dejar ir aquello que tanto amo y que a su vez, le generó tanto dolor ante su ausencia; en ese sentido, Viggo Mortensen ha sabido construir personajes complejos y fascinantes.

Hay dos escenas en particular, que ilustran esto previamente dicho y que probablemente sean las dos mejores escenas de toda la película; simplemente diremos de ellas, que están protagonizadas por Viggo Mortensen y Lance Henriksen, en las cuales dan un recital de interpretación.

*No está mal, para ser la primera

Hay que recalcar que Falling, no deja de ser la primera película del ahora director Viggo Mortensen. Es una obra que contiene muchos elementos interesantes, no solo en cuanto a la estructura narrativa se refiere, sino también a la estética y fotografía general del largometraje. La sutileza con la que se hace uso de los primeros planos, hace que nos aproximemos al lado más personal del director. Dicho esto, Falling pierde ritmo alrededor de la mitad de ella, haciendo que como espectador vayamos perdiendo interés antes del clímax final de la película. Puede que el guion necesitase de otro conflicto narrativo, que ofreciese otro nivel a la historia que sostuviera de mejor manera el final de la película.

Llegado el clímax, Falling pasa a ser otra cosa; dejando a un lado la ira, para dar paso a la serenidad y el perdón. Al final la cinta deja al espectador con el corazón en un puño, pero sin haberlo forzado de manera lacrimógena. Es un largometraje que podría haber llegado a ser mucho mejor, de lo que al final acaba siendo. Es una pena y a la vez entendible, pero eso no hace que no merezca la pena verla.

*Conclusión

Podríamos considerar a Falling, una gran ópera prima de Viggo Mortensen que cuenta con elementos que la hacen, al menos interesante y digna de ver. Cuenta con un gran reparto, donde destaca el gran Lance Henriksen, haciendo de este difícil padre iracundo. Como se ha dicho previamente, la película pierde un poco de ritmo, y eso hace que el espectador vaya perdiendo por momentos su interés en la historia. Pese a ello, esta película merece mucho la pena de ver, por su puesta tan intimista y personal. Todos de alguna forma o de otra, podemos sentirnos reflejados con la historia paterno-filial, que Viggo Mortensen ha querido mostrarnos con Falling.

Escrito por Daniel Jiménez
Cinemagavia
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4 de octubre de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para su debut como director, Viggo Mortensen, se decide por un drama familiar. Estamos ante una obra muy personal pues tanto el texto como la interpretación del papel secundario, la producción y la música corren a su cargo. Evidentemente algo le preocupa y llega hondo en su interés. Al espectador, le plantea dos enigmas: ¿Cómo se construye una personalidad despótica y cruel incapaz de cualquier reflexividad autocrítica ante los mensajes de sufrimiento que le emiten las personas más allegadas? Y ¿Cómo es posible que sea tolerado y cuidado por sus hijos con una abnegada espera de reconocimiento y de solicitud de perdón y afecto? Mortensen recurre a giros evocativos que unen el presente con el pasado no alcanzando una respuesta explicativa sino una conexión de acontecimientos para elaborar la trama. No intenta establecer una linealidad causal basada en el Post hoc ergo propter hoc, sino una acumulación de vivencias que nos deja perplejos ante el respeto, amor y cuidado de unos hijos que han recibido todo lo contrario. La fuente de esta posición permanece extraña. Me parece un acierto de Mortensen no intentar revelarla pues no se halla anclada en el vínculo biológico sino en la riqueza y complejidad de la cultura que, incluso en los casos extremos de progenitores impresentables, los hijos se esfuerzan en rescatar algo honorable que aporte cierto orgullo a la pertenencia y ocultar los aspectos más perversos. Esta actitud filial la observamos a menudo en el ámbito de la terapia familia y nos habla de la intensidad de la necesidad de pertenencia. Interesante película para los que quieran mirar en las facetas más oscuras de las relaciones de parentesco.
JRBoxó
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23 de octubre de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Falling”, la ópera prima de Viggo Mortensen como director es una buena primigenia obra de un autor valiente que promete buena cinematografía futura. Una cinta áspera, seca, dolorosa, deslumbrantemente real y creíble, poderosa en su violencia psicológica, quizás algo reiterativa en sus situaciones, pero realmente interesante.

Viggo Mortensen compone la música, escribe, dirige y protagoniza esta película sobre el aterrador momento en el que un hijo tiene que hacerse cargo de un padre con demencia senil que siempre ha sido una mala bestia, un maltratador, un ser despreciable que sólo ha generado odio a su alrededor, que merecería la soledad pero que no la obtiene por la infinita paciencia de su familia (quizás demasiada para resultar totalmente creíble).

De una pareja puede uno separarse, pero de los padres, como de los hijos, no es posible. Y este padre de “Falling” es un compendio de un ser machista, maltratador, homófobo, fascista, generador de odios, destructor de cualquier atisbo de felicidad, alguien nacido para amargar a los demás que ha llegado a una edad a la que ya su mente se confunde. Y con un hijo casado con otro hombre, “un maricón” por el que no siente el menor respeto por su repulsiva homofobia.

La cinta se desarrolla en dos espacios temporales paralelos: el presente y cada uno de los episodios del pasado que van teniendo conexión íntima con los acontecimientos contemporáneos, y quizás ahí radique lo mejor de la cinta. Ese constante bucear en el pasado para entender lo que estamos presenciando en el presente.

Todo este profundo y desgarrador drama está contado con una caligrafía visual igualmente agreste, seca, sin atisbo alguno de preciosismo (salvo algunos planos fijos de la naturaleza bastante notables), árido como su protagonista y, eso sí, en algún momento reiterativo en el planteamiento de sus situaciones.

Y, entre todos ellos y por encima de todos ellos, reluce la interpretación del veterano Lance Henriksen que, en un alarde actoral que resulta todo un festival interpretativo, logra que toda la platea acabe odiando con profundidad a un ser tan miserable que no merece la piedad ni de su propia familia. Interesante primera obra de dirección de Viggo Mortensen.
Sergio Berbel
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17 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno se queda estupefacto con el saber hacer de Viggo Mortensen en su debut en la dirección. Mezcla de forma sinuosa pero acertada la toxicidad de unas relaciones familiares que son más fuertes que la propia consciencia. Forja unos personajes llenos de vida que conviven con hastío sus temores, arrastran sus miedos y sobrellevan su amor en una farsa tan real como cercana. Sus interpretaciones llenan la pantalla, hacen sentir a partes iguales el dolor que significa querer a quien no queremos querer. Además del deleite de esa confrontación magistral entre sus dos protagonistas, tenemos también unos secundarios de lujo, tanto por su excepcional buen hacer como por sus aristas, llenas de pasión y afecto en sus ejecuciones, pero también en su relevancia dentro de la historia. El guion cuenta con una narración intensa, contemplativa y sin tiempo para descansar del carácter y la confrontación. Un tempo ligado al carácter de sus personajes, que juega con los altibajos de forma correcta y delicada.
Bolseiro
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