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El enigma de Kaspar Hauser

Drama Alemania, principios del siglo XIX. Kaspar es un enigmático muchacho que ha pasado toda la vida encerrado y aislado en una cueva: no conoce, pues, el lenguaje ni tiene capacidad para relacionarse con los demás. Cuando, en 1828, alguien lo abandona en Nuremberg con una carta para las autoridades locales, se convierte primero en una especie de atracción de feria y después en una curiosidad científica y social. (FILMAFFINITY)
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
25 de marzo de 2011
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tendría que haberlo llenado todo de lieder. Música y lieder alemán, no una música tan básica, hechos tan básicos. Que los acontecimientos no se contentaran con ser lineales, y que fuera el biopic de un camino, o de una montaña, y nada de charla trivial o humanismos. Pero los ojos de Bruno valen la pena. Y con esta lección nos vamos. Épica, nada. Pero quién quiere épica estos días. Hacedla más decisiva. Y que Kaspar en vez de ser real sea meramente un hijo de la música o de la literatura. Qué gran siglo el alemán. Lleno de anécdotas aburridas. Una historia sólo con principio. Nadie se atreve. Nadie sabe el final.
caballero blanco
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25 de marzo de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Werner Herzog siempre interesado en personajes de dudosa procedencia y con entresijos personales, nos traslada al Núremberg de 1828 para contar la historia real de Kaspar Hauser (Bruno S.), un particular joven que debe adaptarse al mundo que le rodea luego de ser criado en completo aislamiento y ser abandonado en media ciudad.

Pero claro, como el mismo director alemán menciona, él no es un historiador y por ende su película no pretende ser una representación 100% fiable sobre los eventos alrededor de este personaje, de ahí que su guion, como es su costumbre, está lleno de suposiciones o cuestiones completamente alejadas de lo que realmente aconteció y que se centra más en intereses de Herzog.

El filme muestra -como es de esperarse- el interés despertado por una persona en estas condiciones, las fuerzas del orden tratan de dar con el origen del personaje, que ni siquiera él mismo conoce. El andar de Kaspar va desde convertirse en una especie de feria de circo (junto con otros tres “enigmas”), hasta rodearse de gente de la burguesía en su proceso de adaptación.

Herzog traslada bien la inocencia de un tipo que creció en sus condiciones, logra compenetrar bien las ideas (distorsionadas por su realidad) del personaje frente a cómo funciona realmente el mundo. El ejemplo más claro de esto es cuando menciona que quiere conocer al hombre altísimo que construyó una estructura con varios pisos.

Porque Hauser simple y llanamente es un individuo que no maneja ningún tipo de concepto, no entiende absolutamente nada de lo que le rodea y es impulsado a comprenderlo, no tuvo infancia y debe aprender sobre la marcha.

No tiene una concepción de Dios, su mente y raciocinio no le permiten comprender la figura de un creador, ya que en ningún momento se encontró criado bajo una perspectiva religiosa, sea cual sea, este adoctrinamiento le es ajeno y por ende, como es de esperar, también es señalado.

Un punto muy alto de este largometraje es la perfecta ambientación del filme, tanto de los escenarios muy bien escogidos, como el vestuario nos trasladan con gran facilidad a esa primera mitad del siglo XIX.

No se puede dejar de lado un texto sobre este trabajo sin mencionar la excelsa labor de Bruno S. persona que tendría su debut y quien cuenta con una historia personal de mucho interés y que, incluso guarda algunas semejanzas con el personaje de Kaspar Hauser, lo que hace aún más loable su labor sin ser un actor profesional.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
10P24H
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28 de mayo de 2011
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver El enigma de Kaspar Hauser retrotrae unos añitos sólo en el tiempo a El pequeño salvaje de Truffaut. La historia es parecida, similar. No calcada. Un niño en el caso de Truffaut y un adulto de edad casi indeterminada en el caso de Herzog, director de la película aquí criticada. Porque de El pequeño salvaje, que me parece casi la mejor película de Truffaut, no cabe hablar aquí si no es asociada en algún término con Kaspar Hauser. Puntos en común hay. El tono difiere, evidente, al ser dos directores con estilos tan distintos, pero de alguna forma (será el tema del salvaje descubierto) se entrelazan ambas dos.

El protagonista de Kaspar Hauser, Bruno S. , digamos un freak de la filmografía Herzog, ayuda lo suyo a dar verosimilitud a la trama. Como en el caso de Truffaut,. Aquí también es una película de época, en unos parajes aislados de cualquier mundanal orbe. Pero si en Francia es un niño imberbe, en Alemania Bruno S. es adulto, con cara de todo un personaje, que bien puede inducir a chanza o a rechazo. ¿Es una coña de Herzog haberlo hecho crecer, la película es un guiño a su colega francés? En manos de otro director la película podría caer en los límites del ridículo, sobre todo cuando Bruno S. sale en escena como un palo en su rostro. ¿Hay guiño al Frankenstein cuando (spoiler 1)?

Es decir, la película se centra el 99 % de la misma en el careto de Kaspar Hauser. Nombro tanto a Bruno S. y no al nombre del personaje porque, insisto, esa triste figura del actor le convirtió en todo un personaje del cine Herzog (véase Stroszek). Más “creíble”, pues, ese personaje nada salvaje sino inofensivo (y pasivo e ignorante y “repitemonos”) en la piel de Bruno S. Icono de los años 70, de toda una época.

La película en sí te atrapa. No sé cómo, pero Bruno S. despierta compasión con la misma fuerza que te despierta ese rechazo. Herzog, claro, a sus anchas, a su bola, retratando lo diferente, aquello que calce bien con su forma de rescatar olvidados, marginales, fenómenos (de hecho, spoiler 2). Más amable y soportable que en otras ocasiones (Herzog es un director a veces un poco complicado de digerir), Kaspar Hauser me ha gustado bastante, es muy lineal, y no se anda por las ramas: vida de ese chico, de un fenómeno, de todo un personaje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cassavetes
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3 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue, el 26 de mayo de 1828, cuando el zapatero, George Weichman, encontró a Kaspar Hauser con aspecto de hombre cansado y con una presencia que no supo definir si estaba borracho o estaba loco. Aparentaba el muchacho unos 17 años y en la mano traía una carta dirigida al capitán del 4° Escuadrón del 6° Regimiento de caballería de Nuremberg. Escrita, al parecer, por un campesino, la carta decía que, Kaspar, había sido dejado en su casa en 1812, y que ahora rogaba que se le incorporara al ejército. Una segunda carta que portaba el extraño joven, parecía de su madre y en ella informaba que, por ser demasiado pobre, no podía encargarse del muchacho ya que había quedado viuda.

Pero, ¿era, Kaspar Hauser, realmente hijo de una mujer pobre?... ¿Las habilidades y talentos que se fueron despertando en él podían ser herencia de la aristocracia?... ¿Tienen alguna sustentación los comentarios que afirmaban que era hijo del duque, Karl Frederick de Baden, y que alguien lo sacó del castillo para que no pudiera acceder al trono?... ¿Era Hauser un idiota o una suerte de genio en ciernes?...

Estas y otras preguntas, serán respondidas en, <<EL ENIGMA DE KASPAR HAUSER>>, otra de esas singulares películas que, como guionista y director, ha firmado el alemán, Werner Herzog, y con la cual despierta toda suerte de interpretaciones; y para que nadie dude de que el filme tiene su sello personal, entre las escenas que denotan la solidaridad y el compromiso de la gente del pueblo, no faltarán los apuntes sardónicos contra la alta sociedad del siglo XIX (aristocracia, clero, instituciones judiciales, medicina…) las cuales se extienden, perfectamente, a los años más recientes, pues, muchas cosas siguen iguales… ¡e incluso peores!

Bruno S. (Schleinstein), pintor y músico autodidacta que también padeciera hondos sufrimientos durante mucho tiempo (su madre lo golpeaba brutalmente y lo dejó casi sordo; fue recluido por trastornos mentales, pasando, hasta los 23 años, en diferentes instituciones, incluidos centros nazis donde lo tuvieron como ratón de laboratorio…), fue visto por, Herzog, en un documental sobre su vida y, entonces se animó a contratarlo… aunque las dificultades que tuvo con él se asemejaban a las que tuvieron quienes lo instruyen en la película.

Una vez más, magníficas piezas clásicas entre las que sobresale, el “Canon” de J. Pachelbel y “El Adagio” de T. Albinoni… más algunos temas de Florian Fricke (“Popol Vuh”) -a quien vemos en algunos planos sentado frente al piano-, sirven como exquisita banda sonora a una trama que entremezcla la tragedia humana con un humor sardónico que se “reserva” sus apuntes.

<<EL ENIGMA DE KASPAR HAUSER>>, es el espejo de una sociedad que todavía tiene mucho que aprender… y como dijera antes de morir (el 14 de diciembre de 1833), el propio Kaspar Hauser: “Muchos gatos son la muerte segura de un ratón”.
Luis Guillermo Cardona
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22 de enero de 2008
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer volví a ver “El enigma de Gaspar Hauser” (1974) en un ciclo de cine sobre el director Werner Herzog, encuadrado en la generación del Nuevo Cine Alemán (Peter Fleischmann, Win Wenders, Rainer W. Fassbinder, Peter Lilienthal, Reinhard Hauff, Schroeter, W. Petersen, Margarethe Von Trotta…) que eclosionó en los años 60 y en la década posterior se convirtió en el cine europeo más interesante desde la “Nouvelle Vague”.
Trata de la marginación, de la comunicación (incomunicación), de lo diferente, de no encajar en las etiquetas impuestas por la sociedad. El protagonista (Bruno S.) ha vivido parte de su vida en cautividad sin más contacto con el mundo exterior que el que tenía con su carcelero. No ha conocido a ningún otro ser humano. Cuando el expósito recibe los apoyos, básicos, necesarios es capaz de hablar, escribir, comer, aprender protocolos sociales e incluso tocar el piano. A la pregunta sobre los sueños que tenía en cautividad responde que no existían. Rechazado por todos, sentencia que “los hombres son como lobos”, llegando a decir que estaba mejor en el sótano. La película nos habla sobre el fracaso y sobre la imposibilidad de comunicación entre el inocente y la sociedad. El argumento de de ficción, pero se basa en hechos reales de la vida de Bruno S.

La comunicación es la base de todo, la que facilita la integración. Si falta comunicación los pilares donde se apoya lo social se desmoronan y aparece el abandono. La marginación se hace patente cuando no se encaja y en esa terrible situación el discriminado prefiere desaparecer o volver al cuarto oscuro. Es difícil llegar al interior de cada persona, todos guardamos nuestra intimidad en una pequeña caja fuerte. Hay matices que nunca conoceremos sobre los demás. El inconveniente es retroceder, volver atrás si lo conocido no ha merecido la pena. El final de Gaspar invita a la reflexión.
Antonio López
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