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Una serena pasión

Drama Biopic de la obra y vida de la gran Emily Dickinson, una poetisa que paso la mayor parte de su vida en casa de sus padres en Amherst, Massachusetts. La mansión en la que vivió sirve de telón de fondo al retrato de una mujer nada convencional de la que se sabe muy poco. Nacida en 1803, fue considerada una niña con talento, pero un trauma emocional la obligó a dejar los estudios. A partir de ese momento, se retiró de la sociedad y empezó ... [+]
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
27 de octubre de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A día de hoy, y con tantas adaptaciones de época victoriana pisando los talones, es difícil encontrar en materia de burguesía agraria decimonónica algo que no pertenezca la convención establecida, por mucho de que en este caso se trate de una poetisa norteamericana, marginal y única: Emily Dickinson. Pero Terence Davies ha llevado el género a su propio terreno. Terriblemente poética y artística. Increíble interpretación de Cynthia Nixon. Con respecto a la interpretación de la poética de la autora, la película se mantiene en un satisfactorio término medio. La ambiciosa propuesta, sin embargo, no alcanza una resolución, en parte porque la tensión se ve atraída hacia el tópico y se distancia de la divulgación literaria para encontrar respuesta a los dilemas vitales que plantea.

La película es perfecta como planteamiento. Como unidad, nos hace desear algo más.
Tarta enfadada
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2 de mayo de 2024
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Refleja una sociedad estricta, encorsetada y puritana. Emily Dickinson era un espíritu libre, como se dice en estos casos... Adelantada a su tiempo; aunque, esta, resulta siempre una expresión inexacta. Yo diría que la gran poetisa americana era una mujer inteligente y compleja. Con unas expectativas interiores que se alejaban de los convencionalismos.

Pertenecía a una familia acomodada, lo que le permitió dedicar el tiempo que necesitaba a sus poemas, y a una vida de escasas relaciones sociales: Bailes de los que no participaba , reuniones en las que mostraba su rebeldía, en ocasiones incluso posicionada con cierta severidad hostil, aunque de extremada corrección.

La película se recrea en los ambientes de la época, las conversaciones religiosas, en un deseo de mostrarse trascendentes; algo en lo que Emily no intervenía si era posible.

Tal vez merezca más de un 6, pero tampoco alcanza el 7.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
LEUGIM
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3 de mayo de 2024
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Relata la historia de Emily Dickinson, con bastante exactitud según los estudios realizados por quienes investigaron la existencia de la poetisa, desde su escasa proyección social.

Magnífica interpretación de Cynthia Nixon dirigida y escrita por Terence Davies. Una historia recurrente, la cual curiosamente se ofrece fresca a través de una sencillez profunda y honesta.

Mantiene el interés, y lo consigue sin que en ningún momento decaiga, ofreciendo una resolución austera, elegante y disciplinada. Certero estudio de personajes con abundantes aristas que ayudan a definirla en sus acerados diálogos.

Refleja el sugestivo brillo del alba de su vida; así como la luz que se apaga en el dificultoso periodo de vejez y decadencia física.
ANHELL
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5 de agosto de 2017
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo tenía un amigo que, desde la privilegiada atalaya de su cuarto, nos juzgaba al resto de seres humanos con implacable severidad. Esperaba entretanto que la vida fuese a buscarlo para ofrecerle todo el sexo bizarro que gustaba de consumir en Internet. La diferencia entre él y Emily Dickinson es que ésta escribió 1800 poemas, muchos de los cuales se cuentan entre las más perfectas creaciones de la lengua inglesa. Claro que, en casa de la melancólica poetisa no había wifi de alta velocidad.
“A Quiet Passion” —me intrigan los motivos del traductor para no haberse ceñido a la elocuente literalidad— nos ofrece un recorrido por la anodina peripecia vital de Emily Dickinson. Se me escapa el interés que puedan suscitar los quehaceres diarios de quien no abandonó el hogar paterno más que lo estrictamente necesario. Y a partir de cierto momento, ni eso siquiera. En cuanto al feminismo de salón cultivado por un personaje, en su día, tan poco trascendente —hablando en términos de relevancia social—, su impacto hubo de ser muy relativo, cuando no simple y descarnadamente nulo. Por todo ello, me atrevo a decir que Emily Dickinson merecería muchas cosas —por ejemplo, un reconocimiento mucho más temprano de su valía literaria—, pero no un “biopic”. Creo que las vidas de otros paisanos contemporáneos suyos, como Thoreau, Emerson o Whitman, hubieran dado bastante más juego a ese respecto.
Tampoco la reconstrucción histórica fiel constituye aquí un valor añadido, habida cuenta del escaso attrezzo que un escenario tan reducido requiere. Además de que se nos escamotea el único episodio moderadamente sabroso en la biografía de Dickinson: la relación lésbica —si bien es probable que en un plano exclusivamente platónico— que mantuvo con su cuñada. Así, la película acaba pecando de un puritanismo semejante al que pretende denunciar, lo cual, en pleno siglo XXI, resulta particularmente grave.
En lo tocante al reparto, Cynthia Nixon compone su atormentado papel con calculada sobreactuación —me explico: la mesura interpretativa no suele ser premiada—. Keith Carradine, por su parte, soporta el envaramiento y las pelucas del suyo con la digna profesionalidad que acostumbra. Y Jennifer Ehle, en un rol menos definido y, por ende, difícil, transmite una ternura y una humanidad tales que no extraña que su Catelyn Stark fuera descartada tras el piloto de "Game of Thrones" (Juego de tronos, 2011-Actualidad).
Carorpar
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25 de octubre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Película triste, ingeniosa y profundamente emocional. Sumamente bien escrita, dirigida e interpretada. Pero me queda una espina.
-Biografía concisa y drama comprometido, la nueva película de Terence Davies es una cita obligada independientemente de si conoces al personaje o su obra. Aunque mejor si así es.

Empieza la maravillosa “Fiesta del cine” y un servidor aprovecha el descanso entre sesión y sesión para redactar estas líneas sobre la película que se ha encargado de inaugurar mi semana cinéfila. La afortunada ha sido “A Quiet Passion” (“Historia de una pasión” en nuestro país) de Terence Davies (“Sunset Song”, “The Deep Blue Sea”). Un drama de época biográfico sobre la vida, y en especial el alma, de Emily Dickinson. El propio Davies se encarga de la escritura del guión y una irreconocible Cynthia Nixon le da vida al personaje principal, un personaje y un registro que quedan muy lejos de su famosa Miranda Hobbes de “Sexo en Nueva York”. Para completar el reparto tenemos -entre otros- a: Jennifer Ehle, Duncan Duff, Keith Carradine, Jodhi May y Joanna Bacon. Entremos ahora a comentar si esta biografía va más allá de la admirable rigurosidad.
Tras un inicio competente y algo gris, la película toma forma y una vez pasado el primer tramo nos damos cuenta de que mejora conforme pasan los minutos. Davies se preocupa por examinar constantemente las emociones de la poetisa, así es que la evolución del personaje se siente en la película, con un último tramo inundado por la tristeza y el remordimiento. El director ofrece una puesta en escena delicada, elegante y precisa en cada encuadre. De su sencillez y su pulcritud emanan sentimientos, también fidelidad al personaje, su personalidad y su obra, la cual va siendo citada -con habilidad- a lo largo de la cinta. Otra virtud que comparten todos los trabajos de Davies en esta película, es la de ofrecer una mirada bastante “limpia” sobre el personaje. Algo que no es nada fácil, aunque acaba quedando claro que Dickinson y Davies nacieron para entenderse. Como es habitual en las películas del director, predominan los ambientes interiores, aquí con más sentido si cabe, teniendo en cuenta que la poetisa se pasó la mayor parte de su vida dentro de casa. Sin embargo el metraje no se resiente, pues el ritmo sosegado funciona con absoluta perfección, algo a lo que ayudan unas líneas de diálogo que van de la ingeniosa mordacidad a la excepcional retórica, una delicia. Lo que sí puede acusar el paso el tiempo es el pesimismo que imbuye la cinta.
Davies a pesar de su gusto por la simplicidad, se permite alguna que otra filigrana visual. La escena del sueño nocturno o el envejecimiento de los personajes a través de las fotografías son magníficas, también nos deja un par de estupendos travellings circulares. Y el paso del tiempo en esas fotografías me sirve para elogiar por entero la narración impecable del cineasta. También sin formulas convencionales, lineal pero repleta de elipsis abordadas con callada sutileza, Davies logra que el tono del filme se vaya oscureciendo conforme su personaje tiñe negruzca su visión del mundo y se va recluyendo cada vez más en su casa, para acabar por no salir de su habitación. Otro trabajo soberbio es el de Florian Hoffmeister, su manejo de la luz en interiores es exquisito. Sin embargo a la hora de la verdad es la actriz la que consigue retratar a Dickinson con toda la contradicción, la verdad y la humanidad (todo ello inseparable) necesarias para que el biopic no caiga en los problemas habituales. También ayuda que el guión en su trazo de temas paralelos a la historia principal, pasando por los valores de una burguesía estrictamente protestante o la relación entre dios y el alma independiente de cada uno, muestre con inteligencia la situación de la mujer en la época, aprovechando para retratar al personaje. Y si bien Davies nos la muestra como una mujer adelantada a su época, lo que importa es que construye al personaje alejándose de cualquier esquema. Entre todo su misterio y su humana ambigüedad, encontramos una mujer inteligente, con una mente ingeniosa y rebelde, y una lengua honesta e irónica con elocuencia suficiente para vencer en cualquier batalla dialéctica. También una mujer atormentada en su soledad por su imposible búsqueda de la pureza interior y la paz, que se refugia -sin éxito- no sólo en su habitación, sino en sus poemas.
Inauguro la “Fiesta del cine” con una obra fascinante, de lo mejor que ha hecho Terence Davies. Termina dejando algo en mi interior que no me permite darle más nota, sin embargo como siempre recomiendo, es mejor guiarse por palabras que por puntuaciones.
ALESNAKE
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