El tren

Magnífica, trepidante, emocionante y extraordinaria la película rodada en 1964 por John Frankenheimer. Una gozada de principio a fin, una fantástica aventura que no deben perderse ustedes por nada del mundo.

Así dicho parece uno de esos comentarios de críticos profesionales que aparecen debajo de la sinopsis, pero es que poco más se puede decir sobre esta excelente cinta. Un gran guión y una gran dirección son los pilares básicos de esta película, además de contar con un muy buen reparto encabezado por el gran Burt Lancaster. Una película que se mueve entre varios géneros: drama, aventura, thriller, suspense... El ritmo es genial, no decae en ningún momento hasta llegar a la última media hora que sin duda es lo mejor de toda la película.

Podría parecer una película más acerca de la 2ª Guerra Mundial, pero no es así, puesto que esta cinta nos propone además un debate moral: ¿qué es más importante, las vidas o el arte? La pregunta queda en el aire hasta llegar al final, que nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre ello en una última escena extraordinaria.

Resumiendo, una película con la que gozar pues es realmente entretenida y se pasa bastante rápida, pero además con la que pensar, en si a veces los grandes sacrificios, las grandes luchas tienen su justa recompensa. Disfruten de la película y juzguen ustedes mismos.

Un grupo de hombres de la Resistencia francesa intenta evitar el saqueamiento de un gran grupo de importantes y valiosísimos cuadros -de Picasso, Renoir, Degas, Tolousse-Lautrec- que un oficial nazi quiere transportar por tren hasta Alemania. Todo ello desarrollado en los últimos días de la ocupación alemana.
Un excelente film de Frankenheimer, híbrido de cine bélico y de acción, desarrollado en un siempre querible tono de western. La película es entretenidísima, el enfrentamiento de Lancaster y Scofield por el mismo tesoro resulta tenso, vibrante y sólido, las secuencias de acción están estupendamente rodadas (esta película deja en pelotas al 90% del cine de acción rodado en el estercolero de Hollywood hoy en día) y es un ejemplo más y tan valioso como la mercancía objeto del deseo de cómo lucharon hombres llanos, fuertes e inteligentes contra el arrasador y xenófobo poderío nazi.
Gran reparto completado por otros villanos ilustres como Howard Vernon o Wolfgang Priess para una superproducción con un gran trabajo de producción a sus espaldas también.

"El tren" recoge una de las más memorables actuaciones de Burt Lancaster en su impresionante papel de jefe de ferroviarios en una Francia ocupada por los nazis, dispuesto a todo por defender el patrimonio cultural francés del expolio. Con un magnífico retrato del mundo del ferrocarril -que hará las delicias de cualquier aficionado-, la historia nos lleva sin miramientos hacia la apología del "sabotaje justo", todo ello entre las contradicciones y preguntas que un esforzado trabajador se hace al encontrarse en una crucial tesitura: ¿cuántas vidas vale el patrimonio cultural de una nación?. El film cuenta con todos los ingredientes para verlo sin pausa, destacando sobretodo el soberbio duelo (a modo de "western") entre Burt Lancaster y Paul Scofield en su papel de jerarca nazi ansioso por codiciar la "gloria de la cultura francesa". Film 100% recomendable para cualquier cinéfilo y/o amante del género bélico.

Hay que ser el gran Burt para componer esta manera de afrontar el peligro: con qué osadía y ternura por los amigos, y con qué coraje sin igual frente a su propio riesgo mortal.

Cuánto arte hay en el gran Paul Scofield al interpretar a un oficial alemán que admira las obras de arte que han de ser raptadas, e incluso toda la cultura eurpea que se invade: admiración no exenta de autoritarismo, claro.

Michel Simon, el viejo valiente, Jeanne Moreau, que con cinco minutos y cuatro movimientos lo da todo, te lo explica todo.

Y lo dicho al comienzo: sobrevuela la acción, la gran aventura el maravilloso Lancaster todoterreno, como si aquí asumiera sus entrañables papeles de pirata, espadachín, vaquero, ladrón y policía... al servicio de una nueva noble causa, la más grande en la Francia ocupada, vista desde Hollywood.

Con una más que excelente realización Jonh FranKenheimer nos muestra su talento y nos hace olvidar sus ultímos títulos. Sobrias interpretaciones en un marco depresivo e interesante reflexión sobre el arte y la vida. Más que notable