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Hombre irracional

Drama. Intriga. Comedia Abe Lucas, un profesor de filosofía en plena crisis existencial, llega a una nueva universidad. Allí se relaciona con dos mujeres: Rita Richards, una solitaria profesora que busca que la rescate de su infeliz matrimonio; y Jill Pollard, su mejor estudiante y muy pronto su amiga. Aunque Jill está enamorada de su novio, encuentra irresistible la personalidad atormentada de Abe. (FILMAFFINITY)
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Críticas 156
Críticas ordenadas por utilidad
25 de septiembre de 2015
20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde luego es que los seguidores inquebrantables de Woody Allen vivimos con la lengua fuera, porque no somos capaces de asimilar tanta película como el neurótico director neoyorquino es capaz de gestar: un caso único de creatividad en todo cuanto abarcan las artes, en general, y el Séptimo Arte, en particular. Tan único como la ciudad en la que vive. Y lo peor es que cuando uno asiste al estreno de un largometraje de Woody es como las estrellas que vemos en el firmamento, pero que ya no están, sino que todavía nos llega su luz, aunque ya hayan desaparecido, porque es obvio que el último filme es pasado para él y ya está rodando el siguiente.

Nos llega así, Irrational Man (2015), etiquetada oficialmente como un thriller y que, de hecho, toma como base Extraños en un tren (1951), de Alfred Hitchcock, como es de sobra conocido, escena en el parque de atracciones incluida, en cuanto a la búsqueda del crimen perfecto por la falta de conexión entre la víctima y el asesino y, por lo tanto, de móvil. Pero no es éste el único guiño de la película de Woody a otras producciones clásicas, pues la doble relación simultánea de Abe, el protagonista, interpretado por Joaquin Phoenix, con Rita, una madura espléndida, y con Jill, una joven espléndida, ha de recordarnos necesariamente a El graduado (1967), de Mike Nichols, recientemente fallecido; la voz en off en primera persona que articula las acciones es un recurso propio del cine negro, magistralmente desarrollada (la voz en off) en Perdición (1944), de Billy Wilder; y las películas de asesinatos en un campus universitario son un clásico del cine norteamericano, del que tan sólo quiero mencionar Malicia (1993), de Harold Becker.

Como también es un clásico, sobre todo en los thrillers, el planteamiento de la acción como un desarrollo del conflicto entre Eros y Tánatos, pero aquí ya observamos un primer sesgo de la originalidad de Woody, pues si lo habitual es que Eros desemboque en Tánatos, en Irrational Man Tánatos conduce a Eros. Volveremos sobre esta cuestión, porque ahora me interesa destacar que no es la primera vez que un asesinato aparece en la filmografía del realizador de Manhattan, como es de sobra conocido en Misterioso asesinato en Manhattan (1993), con la desgarradora separación de Mia Farrow todavía caliente, Delitos y faltas (1989), en la trilogía londinense Match Point (2005), Scoop (2006) (inmortal, por cierto, la frase: “Tu novio es un mentiroso y un asesino, dicho sea sin ánimo de ofender”) y El sueño de Casandra (2007), y seguro que me olvido de alguna.

Podríamos considerar que en esas películas el asesinato se envuelve en un contexto de humor, como en Scoop, Misterioso asesinato en Manhattan, un análisis de la depravación humana, o lo que es aún peor: la aceptación social de la depravación humana; como en El sueño de Casandra; o una mezcla de humor y degradación, como en Delitos y faltas. Lo original en Irrational Man, es que el crimen se impone como una condición para la vida, lo que resume en la frase: “Actuar en vez de observar”. Ésa es la reflexión que desarrolla Woody en este filme, arropado todo ello bajo el imperativo categórico de Kant: actuar correctamente en cualquier circunstancia, puesto que la dinámica de la película gira alrededor de la idea de matar a un juez corrupto para que la humanidad sea infinitesimalmente mejor. Un asesino de moral kantiana es el de Juan Jacinto Muñoz Rengel en su magnífica novela El asesino hipocondríaco, una dolencia a la que no es ajeno el director neoyorquino. Pero el planteamiento no es el mismo, y quizá Woody no ha leído esa narración, puesto que en la obra del autor malagueño, lo kantiano consiste en cumplir un encargo por un asesino a sueldo, mientras que en el largometraje del neoyorquino, el asesinato es un deber ético para evitar que el juez asesinado siga haciendo daño.

Como ya sabemos, las mejores películas de Woody en su primera etapa, con Annie Hall (1977) a la cabeza, significan el punto de encuentro de los grandes traumas del director: la muerte, el sexo, la religión, el sentido de la vida. Recordemos por ejemplo el chiste con el que se inicia Annie Hall: “En este restaurante las raciones son verdaderamente malas. Sí, y además, son muy pequeñas”, como una metáfora de la vida con la que todos estamos a disgusto, pero nadie quiere que se acabe. Eso fue lo normal durante casi dos décadas en la filmografía del director que estamos comentando, pero en Poderosa Afrodita (1995) se produce una exégesis definitiva por la sencillez, lo que no es fácil en un director tan complejo como Woody, pero a partir de entonces sí que observamos que los planteamientos son menos trabados. Así, Un final made in Hollywood (2002) es una sátira de la industria sin arte del cine, Medianoche en Paris (2011) es una reflexión sobre el tiempo, A Roma con amor (2012) es una crítica de la estupidez social y, entre otros muchos ejemplos, Melinda y Melinda (2004) es una puesta en escena de la dualidad esencial del ser humano.

Pues bien, en Irrational Man Woody vuelve a conjugar varios de sus elementos favoritos: el judaísmo en las referencias a Anna Frank o en el nombre del protagonista: Abe Lucas, de donde Abe viene de Abraham, gran protagonista del Antiguo Testamento, y Lucas es uno de los evangelistas, cristiano, pero de origen étnico judío; la satisfacción sexual; la muerte, por supuesto; y el sentido de la vida: ¿habrá algo más existencialista que un profesor universitario de Filosofía que se atasca en un ensayo sobre Heidegger?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fco Javier Rodríguez Barranco
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1 de octubre de 2015
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más Allen se despliega en un personaje canalla.
Porque Woody, entre tú y yo, sabemos que en el fondo te gustaría ser Irrational Man.
Abe Lucas es un profesor universitario borracho con fama de mujeriego, que cansado de filosofar vive en el nihilismo.
Ya no le aporta dar clases a su alumnado y siente que ha pensado y escrito libros y discursos que no han solucionado los problemas del ser humano. Está hueco, vacío y solo su petaca y sus pequeñas pajas mentales le permiten subsistir. Vive el bloqueo del escritor porque siente que se ha traicionado a sí mismo.

Pero en ese campus conoce a una alumna brillante y fruto de una conversación casual (o causal?) se desencadena una historia loca y divertida.

Es interesante como el personaje de Joaquin Phoenix va creciendo y cuanto menos se atormenta más se desequilibra. Es como si Allen nos indicara que a veces el canalla es un hombre de principios y moral, pero que la frontera al otro lado no es tan amplia. Un pequeño salto...y zas!!... te puedes convertir en ser amoral con tu propia moral.

En esta "dramedia" (situada entre el drama y la comedia) donde todo es pequeño, la historia discurre de manera divertida, ágil....pero una vez más sin grandes alardes te acaba divirtiendo.
Una vez más Woody en una historia de relaciones y triángulos encuentra aristas para entretenernos.
kreonte
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4 de octubre de 2015
21 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me he pasado más de media película deseando salir del cine, aunque he aguantado hasta el final como un campeón a ver si la cinta mejoraba pero no ha habido manera. Ñoña, aburrida, con un guión más que forzado , metido con calzador, interpretaciones muuuuuuuuuy sobreactuadas, abuso de ammmm, ehhh, ummm típico de los guiones americanos... En fin que Woody Allen en esta ocasión no ha rodado una pelicula sino que ha perpetrado un buen bodrio para mi gusto. El papelito del protagonista de profesor-alcoholico-filosofo-maldito no hay quien se lo trague. Sigo en spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Osmanthus
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27 de septiembre de 2015
20 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo cierto es que desde 'Si la cosa funciona' (si exceptuamos 'Aprendiz de Gigoló', que estoy convencido que Allen fue algo más que un simple interprete de la película de Torturro) nada del bueno de Woody me convence.
Creía, por la crítica y el tema, que al menos este 'Irrational man' no se me haría tan insoportable como el anterior film del neoyorquino cuyo título merece ser olvidado, pero aunque el argumento a simple vista no parece tan estúpido, acabas reconociendo que estás equivocado: cómo un supuesto filósofo lúcido (por muchos problemas que tenga), puede encontrar motivación en algo tan poco estimulante, trata de acercarse a los planteamientos morales de 'Delitos y faltas' y 'Match Point', pero lo único que consigue es auto parodiarse
Además, el guión de Allen se hace pesado, lento, no me engañan las risas de esos que se creen que si los demás vemos lo bien que se lo pasan es porque son unos ''intelectuales de cabo a rabo'', las conversaciones no tienen nada de gracia, solo se sirve del recurso de la paradoja y la ironía de segundo de primaria, ya no hay originalidad ni llama. Otro recurso del que abusa es de la voz en off, se ve que Allen hasta se ha olvidado de narrar, de contar sin tener que echar mano de terceros, de la voz irritante de Emma Stone que se llena la boca de adjetivos para describir lo bueno, lo malo, lo triste, lo fantástico, lo deprimente, lo duro, lo inmoral que es su enamorado.
Puede que esté pecando de dogmatismo, pero es una de esas películas que no entiendo como pueden tener más de un 5,5 en esta página, ni como críticos respetados como Boyero la ponen bastante bien, pero bueno seré yo; aunque creo que es porque ha sido tan grande el GENIO de Brooklyn que se le perdona todo, por eso se llenan las salas con su película un domingo con lo que cuesta una entrada, y por eso yo pagaré lo que valga la entrada de su siguiente película (creo que su propósito es hacer una por año hasta que la palme) a sabiendas de que será otra película forzada, fría e innecesaria.
Javiercillo97
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30 de diciembre de 2015
15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
SINFONÍA PARA WOODY Op. 45 EN 3 MOVIMIENTOS:

1) Para los Fanáticos: es sorprendente la inagotable cantera temática de este maravillo genio, una vez más vuelve sobre el mismo y recurrente argumento, sin embargo es una obra maestra imprescindible para los amantes del séptimo arte a quienes este peliculón(*) sorprenderá gratamente.

2) Para los Detractores: una vez más este muy sobrevalorado director insiste en contarnos el mismo cuento que ha utilizado hasta el hartazgo con, como no podía ser de otra manera, un resultado patético.

3) Para los del Medio —como yo—: por cuadragésima quinta vez desde hace 45 años el Sr. Allen insiste con la misma comedia que retrata al neoyorquino medio, generalmente judío (no en este caso) y que no sabe muy bien qué hacer con su vida. Confieso que no lo amo ni lo detesto, simplemente mi sensibilidad (o falta de) me impide disfrutarlo y cada año espero que vuelva a sorprenderme como lo hizo solamente en dos oportunidades en "Interiores" y en "Blue Jasmine". Parece que estoy condenado a seguir esperando.

(*)Cuando leo este adjetivo siempre me pregunto ¿"peliculón" significa que el filme tiene un culo grande?
Atilio
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