Hombre irracional

Decepcionante. No es lo suficientemente ingeniosa para ser comedia, ni los personajes te llegan lo suficiente como para tratarse de una intriga o drama.

Parece que Woody Allen trata de alejarse del estereotipo de un protagonista joven, guapo, y centrar su película en un renombrado profesor de filosofía, con cero sex-appeal y con una personalidad un tanto odiosa, lúgubre y aburrida. No convence al espectador, pero ¿los personajes femeninos? Por supuesto se trata de un elenco de actrices guapas y vistiendo sexy (porque siempre resulta un requisito para los personajes femeninos) las cuales parecen tener un cociente intelectual tan corto como sus minifaldas--ni siquiera la protagonista resulta especialmente inteligente.

La película intenta abarca tres áreas y las tres MUY pobremente desarrolladas.

-Irrational Man como dilema moral: la película palidece si comparamos con películas realmente preocupadas por el abismo trascendental de la oscuridad del crimen. Desde "La Soga" de Hitcock, con un guión SOBRESALIENTE, interesante y perspicaz, a la película española _Un Buen Hombre_ de Juan Martínez Moreno, que presenta un panorama que atrapa al espectador (trailer https://www.youtube.com/watch?v=d1mvLrSCSPk). Incluso cualquier capítulo de Dexter, sin necesidad de mencionar corrientes filosóficas y grandes pensadores, capta muchísimo mejor el dilema.

-Irrational Man como comedia o romance: aunque es sello de Woody Allen el personaje misántropo diferente del resto de los mortales, en este caso ciertamente no funciona. Se echa de menos el humor, que hubiese amenizado y redimido un poco la pobreza de la trama. Respecto a la parte romántica, en mi opinión está muy poco lograda. Otras películas como _Vicky, Cristina, Barcelona_ o _Match Point_ sí que contienen momentos de seducción, con electricidad entre los personajes. No dedica suficiente atención al proceso y el romance es forzado, acartonado.

-Irrational Man como película de intriga/asesinato: un sinnúmero de películas, con un presupuesto más modesto y con director desconocido, logra ofrecer al espectador un verdadera trama de intriga. ¿Crimen perfecto? La parte de asesinato roza lo estúpido (ver spoilers abajo).

El crimen perfecto, sin remordimientos ni consecuencias para el ejecutor, es resucitado nuevamente por la aguda percepción de Woody Allen. Esta vez lo acomete acompañado de un jazz suave, casi cotidiano, que le quita a este acto radical su carga de tragedia. Mediante este acto incluso pretende mejorar el mundo (una visión maquiavélica), en contraposición a permanecer pusilánime frente a los hechos de la vida. El alter ego de Allen será Abe Lucas (Joaquin Phoenix), un profesor de filosofía carente de “sed de vivir” (pesimista en extremo) que requiere de otros para encontrar un propósito vital. Pero hay otro tema interesante, el hecho de que los tres personajes angulares soportan vidas más o menos miserables y encuentran en vidas más vulnerables que las suyas la posibilidad de ayudarlos a sobrevivir la desgracia de ellos y la suya propia, otro tópico recurrente en la filmografía de Allen. Abe proclama a sus estudiantes que “la mayor parte de la filosofía es masturbación verbal” y ese cinismo, propio de un cineasta de ochenta años y casi cincuenta filmes, se cuela es cada una de las escenas de esta obra, sin duda una comedia de humor negro bien lograda. A Allen la vida le resulta patética y no encuentra en los libros nada que lo libre de sus pesares. Abe considera que matar a alguien es un acto creativo, que da vida y propósito, sus intenciones son buenas aun cuando su accionar sea cuestionable. El que la víctima sea un juez demuestra que Allen siente desprecio por la justicia, quizás considera que la vida de unos sea más injusta que la de otros, pero en definitiva siente desprecio por la justicia de los hombres. Su personaje también rehúye de los sentimientos maternales que despierta en las mujeres: “estoy enamorada de ti” (estudiante) y “huye conmigo” (profesora de mediana edad) son sinónimos de “es brillante, pero sufre mucho”, sentimientos que lo tienen sin cuidado debido a que no soporta la condescendencia, así como tampoco el amor romántico del que Abe parece aprovecharse, de esa manía femenina por querer explicar y controlar la vida de sus parejas. Abe ha aprendido a seguir sus instintos y a perseguir que su inconsciente tome las riendas. No le interesa lo moral sino lo que lo hace sentir vivo, en fin, odia la mediocridad de la clase media. La vida es un huir del sufrimiento y buscar el placer, nuestro cerebro reptiliano no entiende de filosofías.

No estamos en esta ocasión ante un gran “Woody Allen”. Estamos, eso sí, ante una película con una calidad por encima de los estrenos que se suceden en la cartelera, pero no a la altura del maestro neoyorkino, tanto en de los últimos años como el de los primeros. La idea del film está muy bien, y casi lo mismo diría de su desarrollo. En cuanto a los personajes, quizás no tanto. El profesor en permanente conflicto interior existencialista resulta demasiado teórico, lo mismo que la alumna deslumbrada por la fama de su profesor. El camino a la inversa que emprenden tiene algo de artificial, lo que da distancia al film y lo aleja del espectador; sin que por ello quiera decir que estemos ante una mala película, casi lo contrario.

Antes de acabar, me gustaría decir que no entiendo a aquellos que parece quejarse de que Allen haga una película cada año. A mí me encanta que lo haga. Soy cinéfilo desde hace más de treinta años, y cuando empecé a serlo “Annie Hall” o “Manhattan” ya eran todo un referente cultural. Que después de treinta años siga siendo así es algo que da continuidad y sentido a las cosas, en un mundo tan cambiante y carente de referentes sólidos. Además, si vemos el nivel medio de las películas que se van entrenando, sería a la mayoría de estas por las que habría que cuestionarse porque se van estrenando.

"Irrational man" es una mezcla maravillosa de "Match Point" y "Misterioso asesinato en Manhattan" que te deja con la boca abierta.
De las últimas películas del director, quizá ésta es la que más me ha divertido, por su fino humor negro y porque el dilema que propone resulta muy interesante, siempre visto desde la particular óptica dostoievskiana y con las comunes obsesiones del amigo Woody. Sorprende que vuelva una y otra vez sobre los mismos temas que le han perturbado siempre y aun así cada historia nos parezca nueva. Hay que ser un genio para conseguirlo, claro.

Querido Woody:

Envidio tu constancia y tu capacidad de trabajo. No te cansas: sigues haciendo una película al año que -casi siempre- parte de un guion ingenioso, contiene alguna reflexión existencial y presenta alguna imagen bella.

Sigue así. ¿Qué más te podemos pedir?