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Los sonámbulos

Drama Una mujer y su hija de 14 años, sonámbula, en pleno despertar. Un matrimonio en los bordes de una crisis silenciada. Una familia ritualista, matriarcal y endogámica. Abuela, hermanos, primos. Un nuevo verano, sudor, alcohol, tradiciones. Cuerpos desnudos, cuerpos que cambian y las miradas sobre esos cuerpos nacientes. Un nuevo festejo de fin de año en la vieja casona histórica familiar es la encerrona para que los sonámbulos finalmente despierten. (FILMAFFINITY)  [+]
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
17 de diciembre de 2020
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Luego de un perturbador preludio, vemos a Luisa (Érica Rivas), su marido Emilio (Luis Zombrowski) y su hija Ana (Ornella D'Elía) llegar a la casona en el campo de la familia de Emilio para pasar las fiestas de fin de año. Los esperan allí su suegra Memé (Marilú Marini) y otros personajes a cargo de Daniel Hendler y Valeria Lois a los que se sumará más tarde Alejo (Rafael Federman).

La película de Paula Hernández está narrada sobre todo desde el punto de vista de Luisa y en parte el de Ana (parte de la tarea del espectador en los tramos iniciales será establecer los parentescos entre los personajes). A poco de integrarse el grupo familiar, las tensiones de lo no dicho empiezan a irrumpir, con choques propios del coming of age, los conflictos matrimoniales, cuestiones laborales y vocacionales, desacuerdos patrimoniales y un sutil pero claro conflicto de poderes con cierta impronta patriarcal. No menor es la injerencia de Alejo como catalizador de la nueva dinámica que se pone en movimiento. Y se trata de conflictos concretos, no difusos o vaporosos como en una novela de Henry James o en un cuanto de Silvina Ocampo.

Paula Hernández despliega un gran manejo de la puesta en escena siempre completamente funcional a los estados de ánimo de su personajes: planos secuencia, travelings, primeros planos, esfumados, fuera de campos, logrando climas de una opresión claustrofóbica cuando es necesario en una película cuya tensión no para de crecer.

Son muy buenas las actuaciones, revelando la solvencia de Hernández en la dirección de actores (hay varias escenas "corales") pero es Érica Rivas la que nos ofrece una asombrosa gama de matices con sus pequeños gestos, sus miradas, sus tonos de voz, en una Luisa que emergerá distinta de la travesía de Los sonámbulos.

Porque como en la posterior Las siamesas, son los viajes exteriores los que operan en su personajes femeninos como viajes interiores donde un horizonte de liberación aparece como posible.

Película seleccionada para representar a la Argentina en las nominaciones para los premios Oscar a mejor película de habla no inglesa.
Daniel B
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10 de enero de 2021
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Encuentro familiar típico de Fiestas de fin de año. Forzado, ineludible y que para sortearlo en paz, hay que callar. Típico de los sonámbulos...no ven, no escuchan, no hablan, viven en sus mundos personales sin verdadero contacto con el resto. El elenco es excelente para mostrar esas interacciones quebradas, el hastío de sobrellevar relaciones desgastadas. En muchas oportunidades el personaje de Erica Rivas parecería ser el alter ego de la directora-guionista, hay frases como dardos que son arrojadas después de haber sido muy "masticadas". Tenerla a Marilu Marini es garantía de solvencia, y realmente ES esa madre que muestra ser equitativa con la familia, pero que tiene sus preferencias y manipula a favor de ellas. Ornella D'Elia es muy creíble en su adolescente que pone barrera para salvaguardar su individualidad pero en quien bullen rebeldías y secretos. Sólo el espectador puede participar de sus miradas sesgadas pero que revelan las historias ajenas. La mano como directora de Paula Hernández se muestra segura, creativa en esas diafanidades a pleno sol pero que esconden los pensamientos, y al filmar escenas de media sombra o en la noche, donde se manifiestan las realidades más auténticas, y muchas veces más brutales. Habiendo sido pre-seleccionada como representante de Argentina en los Oscar, queda la duda qué verán ojos ajenos en esos ambientes casi campestres, aiborrados de recuerdos significativos para quienes los vivieron.
Beatrix
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28 de enero de 2021
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Los Sonámbulos (2019) es la película argentina preseleccionada para los próximos premios Oscar. Dirigida por Paula Hernández cuenta un drama de suspenso familiar, con algún elemento de terror, a partir de una reunión en una casa en el campo por Año Nuevo.

Por Nicolás Bianchi

Todo apunta a que algo está muy mal en la familia que se presenta en Los Sonámbulos, película estrenada a fines de 2019 en varios festivales y salas todavía abiertas unos meses antes del inicio de la pandemia. La primera escena establece un marco de oscuridad que no deja la pantalla en ningún momento. En medio de la noche Luisa (Érica Rivas) se despierta repentinamente. Escucha el sonido del agua que corre porque hay una canilla abierta. Luego de algunas vueltas por la casa encuentra a su hija Ana (Ornella D´Elía), que sufre de sonambulismo, parada en el hall y manchada de sangre.

En principio no es nada grave ni fuera lo corriente. No es el primer episodio de Ana caminando dormida, aunque es significativo que esta vez haya coincidido con uno de sus primeros períodos menstruales. La secuencia, que en todo momento sigue o de frente o por detrás al personaje de la madre Luisa (Érica Rivas), bien podría corresponder a un film de género. Hernández continúa con esa disposición durante toda la película. La cámara sigue o a Luisa o a Ana en casi todo momento. Ellas son las protagonistas a través de las cuales la directora elige contar la historia.

Junto a Emilio (Luis Ziembrowski), el padre, llegan a una bonita casa de campo en la que pasarán el Año Nuevo con el resto de la familia, como es tradición. Luisa, cuyo rostro está ajado por alguna verruga y su pelo tiene canas que denotan no solo el paso del tiempo sino también algo de estrés, bebe tragos y copas de vino tensamente. Necesita de alguna ayuda espirituosa para pasar el tiempo. Es una mujer en crisis, que comienza a ver como su hija entra en una etapa en la que se aleja y la deja expuesta, sola, en una vida matrimonial incómoda.

Los demás personajes continúan agregando matices disfuncionales a las relaciones familiares que, en almuerzos, cenas, en tardes al borde del río o la pileta continúan en crecimiento hacia un lugar que es cada vez más oscuro. Hay resentimientos y secretos, personas que no están y a las que ya casi no se nombra, fotos recortadas y además relaciones ásperas porque todos dependen de una compañía editorial que es además una empresa familiar.

El sonambulismo de Ana es una mala herencia familiar que también padece la abuela Memé (Marilú Marini), ya viuda y con deseos de vender el caserón que no le interesa sostener más. Los adultos de la familia se completan con Sergio (Daniel Hendler), hijo de Memé y hermano de Emilio, un distraído hombre recién separado que parece tener algún problema de escasez de dinero, y la hermana Inés (Valeria Lois), madre soltera agobiada por la crianza de un bebé que no para de llorar. Del lado de los jóvenes se destaca Alejo (Rafael Federman), el más grande de los primos que vuelve con regalos para todos luego de un largo viaje. El joven veinteañero despierta cierta curiosidad en la púber Ana y lleva con si algún trasfondo de adicciones y descontrol. Pero de eso en la familia no se habla.

La referencia a La Ciénaga (2001), de Lucrecia Martel, es inevitable ya que el planteo es muy similar aunque aquí la mirada se cierra sobre todo en Luisa y Ana. A través de ellas se cuenta una historia más oscura y menos pintoresca que la de la directora salteña. El punto de vista está dado por las mujeres que quedan fuera de las grandes decisiones familiares, como el futuro de la casa y de la editorial, y además se ven amenazadas, de distinta manera, por el padre Emilio y el primo Alejo. La menstruación, a su vez, marca el paso de una joven hacia una situación de mayor volatilidad y peligro.

Con un último acto furioso y despiadado Los Sonámbulos, no tanto por lo que cuenta sino por como lo hace, está más cerca de un thriller de terror que de un drama familiar ordinario. La molestia, lo espeso de la situación y la sensación ominosa que se instalan desde la primera escena no dejan nunca la pantalla. Se trata de una película tan incómoda como debe ser encontrar a alguien en el medio de la noche parado y con los ojos abiertos, aunque esté dormido.
El Golo Cine
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30 de noviembre de 2022
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Es una película verdaderamente impactante, no sólo por la temática que aborda sino también por la manera de narración con la que se va construyendo la historia. En esta ocasión Paula Hernández nos cuenta un drama por demás conmovedor y desgarrador, la trama gira en torno a lo difícil y complejas que son relaciones y convivencia familiar.

Para este punto se puede apreciar la madurez cinematográfica de la directora pues logra de manera cruda y real retratar lo asfixiante que pueden llegar a ser algunos miembros de la familia, el guion está cargado de drama y tensión, las actuaciones y dirección son impecables; además ese desenlace tan bien construido pero tristemente verdadero. En conclusión Los sonámbulos es uno de los mejores filmes argentinos que he visto y sin duda alguna aquí aplica ese tan conocido refrán que dice: ''De los parientes y el sol, entre más lejos mejor".
Jesús
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11 de mayo de 2024
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Varias veces me quejo o digo cosas fuertes con respecto a las películas que son predecibles, son pocas las que vienen para un lado y en los últimos 10 o 15 minutos te dan vuelta como una media. Esta película es una de ellas, un film que parecía muy monótono, muy rutinario, tiene un giro en el final que te deja re calculando un buen rato. Buenas actuaciones y buena forma de contar una historia simple o que parece simple.

Mientras veía el film sentía que era uno más de esos films nacionales en dónde nos quieren mostrar algo rutinario, una vida de familia con sus conflictos que no sorprenden. Una familia adinerada que se encuentra todos los fines de año en la casa de campo. La pareja protagonista tiene una clara crisis que se va incrementando con el correr de los días en ese lugar, no sólo la pareja está en crisis, también el vínculo con Ana, la hija de 14 años lo está. La madre viuda y dueña de la casa que la quiere vender porque no la quiere más y los tres hijos que pelean, uno quiere, otro no y la otra parece pintada al óleo.

Todo pintaba para una película más, una de esas que no va a pasar nada y que alguien decidió que era interesante contar una historia de una familia adinerada…todo cambia cuando aparece uno de los primos, el mayor de todos con 18 años, quién no aparecía hace unos 5 años. Ana está fascinada con su primo mayor, se nota en sus expresiones que quiere hacer todo lo que él haga. Está muy bien representada esa fascinación por la prima menor, yo he sentido ese tipo de fascinación por alguna prima mayor, esa admiración por esa persona que ves una vez al año y parece hacer todo perfecto.

El film por momentos entra en una meseta de la cual sale con algunos gritos por parte de Érica Rivas cuando se pelea con su esposo. Los minutos a veces parecen días en el film, parece no pasar nada, pero sin darnos cuenta hay una tensión creciendo despacio, por debajo de cada pelea, de cada discusión, de cada momento en el que parece no pasar nada. Gran mérito de la directora y guionista Paula Hernández, con su ojo nos va mostrando las cosas y a veces no las vamos a ver.

Las actuaciones también son vitales para que esto funcione. Una Érica Rivas que hace uno de esos papeles a los que nos tiene acostumbrados. Luis Ziembrowski esta vez más tirado para el lado del drama y lo hace bien. Daniel Hendler siempre será uno de mis actores favoritas del cine nacional, aparece poco, pero clave. Rafael Federman es el primo mayor, quién también hace un buen papel. Para mí la que se lleva todos los aplausos es Ornella D’Elía, hace una gran labor que tan solo con miradas y silencios transmite muchísimo.

Esta es una de esas películas que, si logra despegar de la meseta y lo hace de manera espectacular, el problema es que tarda mucho en despegar, sus 107 minutos parecen mucho más por momentos. Cumple con dejar un mensaje importante, más que nada para los padres y las madres, hay que estar atentos a los primos mayores, hay que estar atento a lo que hacen los chicos, pues los menores no entienden algunas situaciones y su admiración por alguien mayor les puede hacer mal.

Mi recomendación: Interesante film nacional, un flojo comienzo y un buen final.

Mi puntuación: 6/10

Donde Verla: Prime Video / Cine Ar
Un Poeta Crítico
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