Inmigrantes ilegales

Antes de entrar en materia: sería muy interesante que dejaran de traducirse los títulos de las películas porque éste en concreto es equívoco y, a posteriori, estúpido. Por lo demás, Harrison Ford continúa su caida libre al protagonizar productos como este que, siendo suaves, puede etiquetarse como regurgitación bienintencionada. Y es que básicamente se trata de un mal disimulado plagio estructural y visual de Crash aplicado al problema de la inmigración y con una clara "inspiración" en los modos de González Iñárritu. Lo que se encontrarán es un drama pretencioso que trata de cuadrar el círculo cebándose con la desalmada política inmigratoria de los EEUU al mismo tiempo que la presenta como tierra de promisión y epítome de los valores (eternos) de Occidente. En definitiva, escasamente recomendable película que no aporta nada al panorama cinematográfico ni al debate social y que espantará incluso a los más progres.

El tema de la inmigración ilegal en los EEUU es un asunto sensible y complicado, aunque Hollywood hace esfuerzos por intentar reflejar ese verdadero sufrimiento de ser un “ilegal”, la realidad es que el dolor es aún peor.

El film nos cuenta las vicisitudes por la que pasan los inmigrantes, tanto en su intento de obtención de nacionalidad, como su adaptación a la gama de razas y culturas. También el film presenta los diferentes conflictos y comportamientos de los que se ven implicados en regular la situación y como afecta esto a los inmigrantes.

El film toma una estructura de historias cruzadas para contarnos cómo aquellas personas que llegan cada día a Los Ángeles desde diferentes partes del mundo, se encuentran con que tienen que pagar un precio muy alto para legalizar su residencia.

Desde una familia asiática en la que uno de sus hijos se convierte en un delincuente hasta un joven cantante que se hace pasar por judío para obtener la ansiada residencia. Un agente de inmigración cuyo trabajo no le deja dormir y el miedo americano a los ciudadanos de origen árabe.

Y como si fuera poco, no olvidemos que el film ha sembrado la polémica en la comunidad iraní residente en Estados Unidos, un iraní-norteamericano que mata a su hermana para mantener el honor de la familia después de enterarse de que mantiene una relación con un latino. La comunidad iraní de EE.UU. se mostró contraria a este argumento pues considera que serviría para fomentar hostilidades.

La película generó por venta de taquillas la cantidad de $3,0 millones, más $1,7 millones por la venta del DVD.

De un tiempo a esta parte Ford, antaño estrella especializada en el cine de acción y aventuras (géneros en los que ha dado lo mejor de sí mismo), no ha participado en demasiados proyectos que llamen la atención. La película que nos ocupa, un irregular sucedáneo de Crash, no es una excepción. Basta señalar que tardó varios años en estrenarse y bastante metraje, por ejemplo la participación de Sean Penn (dicen las malas lenguas que a petición del actor), se quedó en la sala de montaje.

Un bondadoso agente de inmigración (Harrison Ford), una abogada (Ashley Judd), el marido de ésta (Ray Liotta), una niña árabe (Summer Bishil) o un par de jóvenes que ansían lograr la nacionalidad americana, Gavin (Jim Sturgess) y Claire (Alice Eve), son algunos de los protagonistas de esta película coral que, eso sí, no logra crear un retrato social y racial tan complejo como el visto en la anteriormente mencionada cinta de Paul Haggis (la cual tampoco es que fuese redonda, pero sí más interesante y compleja).

Territorio prohibido brilla más por lo que pudo haber sido (un fresco sobre las lagunas burocráticas con respecto a la inmigración ilegal) que por lo que realmente es (un melodrama poco profundo y, en ocasiones, blando sobre el racismo y las diferencias culturales). Y es que algunos de sus discursos tratan de epatar a base de extremismos forzados y falsas moralinas. El intento en bueno, ojalá también lo hubiese sido el, no del todo desdeñable, resultado final. Lástima.

Confieso que hace ya bastantes años que siento debilidad por Harrison Ford, así que es posible que mi crítica no sea objetiva, vaya eso por delante. Ya sé que no pasará a la historia como uno de los mejores actores, ni falta que le hace, pero a mí me recuerda al “hombre fuerte y silencioso” que encarnaba Gary Cooper y que marcó mi infancia, no lo puedo remediar. He visto la película en VOS, sólo por no perderme el tono profundo de la voz de Indi. Y además dice algunas frases en castellano (no muy bien, parece que sólo se ha aprendido el sonido, no el significado, pero qué más da).

La peli cuenta los múltiples problemas que tienen que sortear los inmigrantes en EE.UU. hasta conseguir la tarjeta verde de residencia, el primer paso para obtener la ciudadanía, y lo hace a través de las historias cruzadas de varios personajes. Como salen tantos, es imposible profundizar demasiado a menos que la película durara el doble y tampoco es para dedicarle todo ese tiempo porque no es una gran película sobre el tema, las hay mejores. No obstante, es una de las primeras películas que veo en la que en una escena una inmigrante musulmana habla del 11-S con comentarios muy diferentes a lo que marca la Patriot Act. Y por eso es deportada, claro.

Alice Even, flojita en su papel de aspirante a estrella. Resulta un tanto inexpresiva y es una pena porque tenemos ocasión (varias) de ver que no está operada del pecho y eso la hubiera ayudado a estar muy natural en su papel si no se limitara a poner siempre la misma cara de asco.

Ray Liotta, en su reiterativo papel de funcionario corrupto, rejuvenecido si lo ves de lejos y algo hinchado por el bótox cuando la cámara se acerca demasiado.

Lo mejor: la expresión de impotencia y de desolación de Harrison Ford (un agente de inmigración íntegro) ante lo que ve. Como no parece llevar bótox, se le marcan las arrugas y eso beneficia al personaje que interpreta. Es lo que tiene ser un machote, machote.

Wayne Kramer arropado por un gran guión nos trae el duro drama de los inmigrantes ilegales en EEUU, sean de la nacionalidad que sean, hasta que obtienen su permiso de residencia y trabajo, prácticamente un calco de lo que hoy ocurre no sólo allí, sino en toda Europa y en España también.

Historias cruzadas que se encuentran en algún punto del camino, diversas y variadas, que confluyen en la búsqueda del inestimable permiso de residencia, y cómo cada inmigrante lucha por conseguir la suya, con mayor o menor fortuna. Todas las historias tienen su final, y eso es de agradecer cuando los finales coherentes brillan por su ausencia.

Un gran elenco de actores, unos mucho más conocidos que otros, componen este heterogéneo grupo de inmigrantes y policías que luchan contra la inmigración ilegal.

Y mientras Donald Trump endureciendo mucho más la legislación anti extranjeros y buscando financiación para levantar el muro con México.

Aprobado, 5.