La doncella

He vuelto a ver La Doncella, y me ha gustado.

La tenía vista hace cinco años y la valoré en 7. Pero lo cierto es que el recuerdo que tenía de ella era muy corto. Recordaba una película muy bien ambientada, preciosista en algunos momentos, pero no recordaba nada de la trama, salvo que había una intriga con la señora.

Así que, aunque he ido reconociendo lo que veía, realmente ha sido casi como verla "de estreno" nuevamente. Supongo que la primera vez que la vi, no le presté la debida atención. O al menos la atención que le he prestado esta vez.

Me he sorprendido, porque para nada recordaba la carga erótica de la película, y el contenido relacionado con la sexualidad. Pensaba que este tipo de historias me causarían más impacto. Pero veo que no.

La historia está bien. Te cuenta un relato creíble, y le mete un par de giros, cambiando la perspectiva la de la narración. Eso me ha gustado.

Lo que no me ha gustado es la duración. Se me ha hecho lenta en algunos momentos, recreándose en algunas situaciones, o describiéndolas con lo que para mí ha resultado un exceso de parsimonia.

Ello ha devenido en que la vuelva a valorar con un 7, aunque durante bastante película, pensaba darle al menos un 7,5, por aportar algo especial. Pero al final se le ha caído el añadido.

El caso es que tenía la historia como un relato oriental. Está bien adaptado y lo que cuenta me encaja. Pero resulta que es un relato, una adaptación en realidad, de una novela de una escritora galesa, Sarah Waters, escrita en 2002. Así que, el relato original no es oriental.

De hecho, hay otra obra, una miniserie británica de tres capítulos, del año 2005, titulada como la obra original, Fingersmith. Próximamente en mi pantalla, si la localizo.

Ha sido una buena propuesta para el CineClub.

Con todo el preciosismo de lo oriental en una fotografía detallista hasta el límite, con el interés que siempre ofrece la narración de una misma historia desde distintos puntos y personajes e incluso con cierta innegable intriga, consigue sin embargo hacerse tediosa, infinitamente tediosa, insoportable en la reiterativa recreación en la sensualidad empalagosa, pesada en las excesivas repeticiones y, sobre todo, larga, muy larga..
En fin, un magnifico argumento tristemente relegado ante un exhibicionismo fácil que, no por exquisitamente estético, deja de ser, en muchos momentos, pornográfico: una verdadera lástima.

“La doncella” es fundamentalmente una película erótica. Partiendo de esa base, puede hacer las delicias de los amantes del género (especialmente erótico–lésbico). El film de Park Chan–wook gira en torno al tema del sexo en sus múltiples facetas: como perversión, como forma de exploración, como expresión de afecto, como elemento prohibido, como forma de esclavitud,… Este punto de vista poliédrico del sexo como tema es el que más me interesa en “La doncella”.
Técnicamente la película es un prodigio de preciosismo, con escenas muy cuidadas concebidas para deleitar. Narrativamente la película flojea un poco más. Un guión intenso y cargado de suspense se desperdicia en un relato fílmico que insite en la narración según un punto de vista múltiple (cayendo a menudo en escenas redundantes y, a veces, supérfluas). Se explica demasiado algo (el engaño múltiple) que el espectador puede llegar a comprender con muchas menos imágenes y muchas menos palabras. Y todo ello me genera cierta sensación de repetición y hastío. Recomendación: si se opta por ir a ver la versión original subtítulada, prepárense para leer rapidito. Como decía, el exceso explicativo de la narración (incluso con voces en off), genera sobredosis de texto. Los principales errores están en la propia diégesis: hay una inútil subtrama sobre cambio de identidades, falta contextualización histórica, se sacrifica la linealidad narrativa que hace avanzar la trama a favor de una historia que vuelve sobre sí misma sobre la reconstrucción de planos pero sin suministrar nueva información,…
Además, en mi opinión, a Park Chan-wook le sobra estética y le falta ética. Y no me refiero a que el cine deba instruir en valores o se moralista. Me refiero a la carencia de ternura que desprenden los personajes y que provoca que sea muy difícil empatizar (probablemente, los flashback referentes a la infancia de ambas protagonistas tratan de redimirlas en sus acciones). Hay demasiadas mentiras, traiciones, insidias, sadismo,… todo es bastante sucio y sórdido a pesar de estar envuelto en un ambiente de lujosa opulencia barroca. Hay una sincera historia de amor entre dos mujeres (una suerte de “diabólicas” de Clouzot) que se descubren a sí mismas y a su sexualidad y que no llega a traspasarme. Hay algo extraño en incomprensible para mí en esa mezcla de gelidez afectiva y sexualidad humectante. Echo de menos a unos personajes que se puedan penetrar sólo con la mirada. He disfrutado del erotismo que emana la película pero emocionarse resulta mucho más difícil (6,5/10).

Esta claro que el amor se encuentra, en ocasiones en los corazones más inesperados...

Primero lo sobresaliente: no recuerdo, ahora mismo, una escena de cama en la que se haya compartido tanto, tanto; por no decir TODO como la que he visto en “La doncella”. Una fusión de cuerpos, almas y pensamientos:

Se me hace difícil analizar esta película, al igual que me ocurría con Decision to leave. En este último caso, dije que la forma engullía su fondo, siendo esto una trampa, pues fondo y forma no deberían ser separables. Fue mi forma de expresar que los movimientos de cámara, en especial, y los detalles en puesta en escena eran tan abundantes que saturaban significativamente la gramática de la película.

Algo parecido siento que sucede con The Handmaiden, aunque en este caso esa abundancia se sitúa en el plano narrativo. Ahí es donde se produce el juego principal de la película. Y es que esa es la sensación que me llevo de ambas películas: Park Chan-wook utiliza la gramática audiovisual como juego para consigo mismo y para con el espectador. En este caso, con los diferentes narradores de la película y los diferentes puntos de vista (narradores omniscientes y narradores testigo) cambian nuestro acercamiento a cada uno de los personajes. Nada es lo que parece. Es quizás en ese efectismo y en ese engaño donde para mí termina la película. Es decir, que no sé si más allá de todo eso, existe algo más. Por eso, visualizo la película como unos fuegos artificiales que pronto se extinguen.

En este sentido, tanto cambio de puntos de vista sobre cómo vemos a los personajes creo que perjudica al desarrollo de los mismos. Lo que presuponemos de cada uno de ellos simplemente se cambia por otros presupuestos y la película termina. Por eso, me queda esa sensación de frialdad, de que la película es más epidérmica de lo que pudiera parecer y que su estudio sobre el deseo se queda en eso: en un estudio teórico donde los personajes son simples marionetas.

P.D: he visto el Director's cut, es decir, la versión de 160 y pico minutos.