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Otra ronda

Drama Cuatro profesores de instituto se embarcan en un experimento sociológico en el que cada uno de ellos deberá mantener la tasa de alcohol en su cuerpo al mismo nivel, durante su vida diaria, intentando demostrar de esa manera que pueden mejorar en todos los aspectos de su vida. (FILMAFFINITY)
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Críticas 147
Críticas ordenadas por utilidad
14 de febrero de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra ronda, película protagonizada por Thomas Vinterberg, narra una historia del género drama y alcoholismo. Trata sobre un estudio que intenta demostrar que a partir del consumo de alcohol mejora muchos aspectos de la vida.

En mi opinión, esta película tiene mucho potencial por el mensaje que intenta plasmar de que el alcohol es un arma de doble filo.
Por un lado, tiene la parte positiva de que te hace resplandecer más y hacerte más sociable. Esto se hace ver cuando los profesores realizan el experimento de consumir alcohol para impartir clases con más motivación.
Por otro lado, la parte más negativa es el exceso de esta sustancia que te hace incontrolable y no eres consciente de todas las acciones que haces.

En conclusión, la película es un éxito por el mensaje que transmite y de la necesidad de hacer más dinámica la educación.
Cuenquix
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7 de diciembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevo años dándole largas a esta película, por que sabía exactamente lo que me iba a encontrar, y así ha sido, un pequeño drama interesante con grandes actuaciones.

La dinámica entre los actores es muy fluida y extremadamente creíble en todo momento. Aunque es algo larga y no adictiva al modo de querer saber y saber que es lo que va a pasar, pero es lo suficientemente inteligente como para mantenerte interesado.

Hay algo que no comprendo, si la esencia es beber una cantidad de alcohol, más o menos equilibrad y relativamente baja, pero lo justo para estar relajado y con los sentidos activos . . . ¿Cómo se les va de las manos de esa manera? En la película te dicen que según un estudio, el ser humano nace con un déficit del 0,05 de alcohol, y que si esa cantidad se mantuviera estable diariamente, se harían mejor las cosas. Doy por hecho que no puedes controlar exactamente lo que bebes para que dé justo esa cantidad, pero aun así es un porcentaje bajo como para pasarse tanto de copas. De todas maneras, la premisa es interesante, aunque ver tanto beber, tantos chupitos y tanto copeteo me entra ardentía en el estómago jajajaja

Me ha gustado mucho que en el principio, los alumnos realizan una reunión en la que acuden incluso los padres para hablar con el profesor y exigirle que les suba las notas a los alumnos para que puedan entrar en una u otra universidad, claramente, con el mínimo esfuerzo de los alumnos. Lo cual me parece un tema totalmente actual, tengo 36 años y estoy estudiando un ciclo superior con 20 chavales de 21 años que exigen y exigen a los profesores, con un esfuerzo mínimo por parte de ellos para aprobar la asignatura, y en muchas ocasiones, ni eso.

Tengo que destacar que los 2 últimos minutos de la película me parecen sublimes.

Lo mejor: es interesante y trata un tema muy común en la sociedad. La actuación de Mads Mikkelsen es tremenda.
Lo peor: cuando termina la película te quedas con un "no está mal", "meh".
hyoga33
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2 de enero de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra Ronda nos ofrece otra dosis de ese cine con punto filosófico y reflexión vital que de vez en cuando nos llega de tierras nórdicas. Una historia entre la huida del vacío, el salto al nihilismo y el afrontar la vida. Mezclando comedia y drama por partes iguales. Y, sobre todo, con actores en estado de gracia.

Mikkelsen luce especialmente en una vorágine de conflictos internos que terminan con un número final brillante a ritmo del temazo "What a Life" de Scarlet Pleasure. El resto del reparto le dan un buen acompañamiento coral.

Quizás podríamos debatir de si al final hay cierto moralismo poco valiente en el discurso, pero era difícil que la cosa quedara tan extrema... sin embargo consigue quedar "en su justa medida".

P.D: En Dinamarca son muy borrachos.
Zam
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17 de febrero de 2021
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para hacer una valoración de esta película, he tenido en cuenta dos cuestiones:
1ª El aspecto formal: En esta cuestión valoro positivamente toda la cinta, es decir, me parecen mas que correctas las actuaciones (destacando la de Mads), así como los demás aspectos técnicos, dígase fotografía, ritmo, escenografías, encuadres, música...
2ª El aspecto argumental: Este tipo de cine se basa en la historia que nos cuenta, muy al estilo del llamado cine europeo. Significa que el gran peso de la filmación se centra en lo que nos cuenta, en la denuncia social, en la plasmación de una realidad concreta del mundo que muestra. Y debo decir que en mi opinión resulta esta cuestión fallida, pues a parte de la aparición de ciertos aspectos que no son reales, el último tercio del metraje cae en una ambigüedad que lastra el cuajado del contenido básico del tema tratado, dando la impresión de que el director maquilla las impresiones que al final hubieran debido aparecer en aras a hacer una clara concesión a la galería. Hay también alguna situación que no se entiende bien. Todo ello lo especifico en el spoiler.
Es por esta segunda cuestión, crucial teniendo en cuenta el tipo de historia que se relata, que acabo calificando la película con un 5,8, a pesar de mi simpatía por Thomas Vinterberg, autor de "la caza", obra valiente hecha en los tiempos que corren.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tombol
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13 de abril de 2021
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fantástica película la última de Thomas Vinterberg. Lo primero que quiero señalar es la magnífica interpretación de todo el reparto, con especial mención a sus cuatro actores protagonistas, y, entre ellos, a Mads Mikkelsen, que está realmente sublime; aquí nos llega a sorprender aún más. Pues estos cuatro amigos acaparan la película llevando a cabo un experimento con el elixir de la felicidad: el alcohol. Podría haber sido cualquier otro elemento: una droga, una medicina, una afición obsesiva... Algo en definitiva que ayudara a que sus vidas recibieran una inyección de fuerza, de motivación, de autoestima, moral, alegría -no euforia impostada- para continuar adelante. Este proceso lo contemplamos en el film a través del apático y desanimado Martin (Mikkelsen), en quien se centra principalmente. Todo comienza en una cena de lujo que los cuatro mantienen para celebrar los 40 años de Nikolaj (Magnus Millang Sorensen). Los caldos servidos hubieran hecho la delicia del afamado crítico norteamericano Robert M. Parker, que llega a mencionar el sumiller al hablar de la elección de un borgoña 97 puntos Parker. El caso es que Martin solo bebe agua o naranjada, quizá el personaje que desde el comienzo vemos más deprimido. Los otros parecen llevar una vida corriente -una gran aspiración, a mi juicio-. El homenajeado puede costearse esa cena tan cara porque parece ser que su mujer es rica. Es él quien comenta que existen estudios científicos que demuestran que nacemos con un 0,05 % menos de alcohol en la sangre, con una consiguiente repercusión anímica deficitaria. Martin comienza a beber en la cena, y finalmente todos se ponen de acuerdo para llevar a cabo el experimento que demuestre la descompensación que provoca esa carencia de alcohol en vena. Es lo único que voy a desvelar de la trama, que transcurre durante los 10 primeros minutos de película. Ya es sabida por las abundantes sinopsis, imagino. A partir de aquí vamos viendo la evolución de los personajes ingiriendo toda clase de alcohol. El caso es que se pone de manifiesto el vacío existencial, que ya intuíamos en Martin, y su milagrosa cura etílica. También vemos las andanzas de los otros tres amigos, que no le van a la zaga. Y aquí ya deberíamos detenernos en la trama aparente para sumergirnos en el profundo análisis existencial que Vinterberg practica en su film. Desde luego, pienso que hubiera hecho también las delicias de Kierkegaard, pero a nivel filosófico, no enólogo. O es que Vinterberg había bebido -nunca mejor dicho- del filósofo danés. Todo queda en casa. Y algo sabría del pensamiento de su compatriota. Muestra el guionista y director el vacío de la existencia, de la frustración, del fracaso, que puede padecer el ser humano; de su incompetencia o dificultad a veces para combatirlo; de la ansiedad existencial que solo se supera con la aceptación del fracaso por parte del individuo, aflorando así su capacidad plena de amor a la pareja y a los demás. Capacidad de dar y recibir al fin y al cabo. Este mismo tema se presenta someramente en un examen de filosofía que pasa un alumno durante la película sobre Kierkegaard. La felicidad humana, el equilibrio, la paz interior, el gozo, el dolor, las relaciones personales, la existencia en definitiva, es solitaria, compleja y contradictoria. El alcohol y otras escapatorias a veces la hacen más llevadera, por supuesto, más feliz, más desinhibida, hace saltar por los aires incluso los conflictos que atenazan las relaciones personales más cercanas, incluso pueden ayudar a ponerles remedio. Pero no olvidemos que estamos bajo los efectos de una hipnosis exterior y que nuestro interior continúa desolado, y que ningún producto químico ni artificioso lo va a llenar. Y no entro ya en cuestiones colaterales, como las adicciones, los juicios de valor, la falsa alteración de la conducta, la autodestrucción, que también aparece en el film. Pienso que de todo ello nos quiere hablar Vinterberg en su película, que no paralizó y sacó adelante a pesar de la muerte de su hija Ida, de 19 años, y de su exmujer, una semana antes de comenzar el rodaje, en un accidente de circulación. Nuestra vida, o la de algunos, supongo -hay quien tiene suerte o está muy bien formado- en ocasiones, precisa de un enorme revolcón; necesita de un vaciado íntegro para reponerse con energía renovada, de una fortaleza no viciada, del respeto hacia uno mismo, de una autoestima que se apropie de frustaciones y fracasos, remediándolas o aceptándolas sin vergüenzas ni cortapisas. Y entonces, ¡camarero, póngame "otra ronda" de lo que quiera!, que bienvenida será. Seguramente me alegrará, pero no irá más allá. Puede parecer una película sencilla, y, con el drama puesto, hasta puedes reír o sonreír con ella, con las vivencias de sus protagonistas: tan cercanos, tan reconocibles, tan amigos. Pero la felicidad no está para experimentos, sí para alcanzarla a ratos, inolvidables siempre. Y como cineasta contar todo esto en un par de horas, recreando una historia casi inverosímil pero tan creíble a la vez, pienso que es muy difícil de hacer. Y Vinterberg, rodeado de su equipo, lo consigue. Es un canto a la vida y a la esperanza, sin dejar de ignorar la dificultad que conlleva la existencia y el equilibrio vital. Me recuerda el final a "Maridos", la película de Cassavetes, sin que pueda desvelar nada al respecto. Hace tiempo ya que el cineasta se olvidó de las normas del Dogma, movimiento en el que militó durante años. Y rueda aquí con una maestria aprendida con oficio, con las herramientas que precisa en todo momento para filmar lo que quiere y como lo quiere, huyendo del constreñimiento de aquel. Con mucha naturalidad, como acostumbra; todo el film con steadycam, del todo justificable para dar más agilidad al ritmo que impone desde el principio y que mantiene hasta el final con un eficaz montaje. Todo fluye. Una película apoyada en un espléndido guion en el que participó también Tobias Lindholm. Y por supuesto, una brillante dirección.
DIEGO
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