El mundo de Apu

Es impresionante. Película tan bonita, triste y con los pies puestos sobre el suelo de subcontinente de la India, que te conquista para amar el cine por siempre.

En mi modesta opinión creo que esta película podría considerarse entre las diez mejores hechas en el siglo en que se inventó el cine.

La parte primordial es la que comprende desde que Apu va con su amigo a la boda de una muchacha desconocida para él hasta que el mismo Apu despide a esa muchacha en el tren que sale. Esa parte concreta es como entrar en el mismísimo cielo.

Con la tercera parte vienen, diría yo, los mejores minutos de esta trilogía. Está tan a la altura de las expectativas creadas por Aparajito, que la sorpresa es incluso mayor cuando ves que, el nivel de maestría, si no está igualado, está incluso superado.

En esta última parte, vemos que Apu lleva una vida en la que apenas tiene lazos afectivos, ni responsabilidades respecto a otras personas, solo una amistad que mantiene de sus tiempos de estudiante. También tiene nuevos sueños, y un futuro por delante que pinta con esperanza ya que Apu cree que con sus ideales y un poco de suerte, podrá ganarse el pan con lo que más le gusta, escribir. Pero el que escribirá las páginas de su porvenir será de nuevo el destino.

Muy buenos diálogos, y unos planos impresionantes; sobre todo algunos primeros planos y algunos paisajes que capta en momentos puntuales. Muchas de sus escenas son intensísimas y preciosas, y otras conservan una extrañeza particular que le dan un toque encantador y a su vez, absorbente. (Cuando te quieres dar cuenta estás como hipnotizado)

Se cerró la trilogía, dejándome con un espléndido sabor de boca; dando las gracias por haber tropezado con una joya de semejante esplendor.

Satyajit Ray clausura una de las trilogías más excepcionales con esta última entrega sobre Apu, el chico hindú bengalí de orígenes humildes que nos condujo por los comunes y preciosos aconteceres de su familia, tejiendo el tapiz de la India rural y urbana y macerando sus inquietudes de salir de la ignorancia, de ampliar sus conocimientos y de abrir su mente a nuevas experiencias y a otros ambientes.
Afincado en Calcuta, donde ha cursado sus estudios y donde se las arregla muy ajustadamente con sus pocos recursos y con su talento literario, Apu ya es un hombre hecho y derecho libre de las responsabilidades de mantener a una esposa y a una prole, puesto que no se ha planteado aún el matrimonio. Alegre, bohemio, inteligente, tierno y sencillo, es como una hoja que revolotea sin preocuparse por el rumbo que seguirá, y no se siente tentado hacia el dinero, ni hacia una buena posición social, ni hacia unas obligaciones que lo aten más allá de sus necesidades más básicas.
Pero siempre tenemos reservadas esas sorpresas que aparecen cuando menos las esperamos.
Apu se enamora. Todo dará un vuelco...
Una vez más circulando por el latido de la vida y de la muerte, de la felicidad y de la pena, la delicada cámara de Ray es, a su humilde y llana manera, explosión de vida, de amor, de esperanza... y esa habilidad y fuerza misteriosas para empezar otra vez.

Apu, desde niño, ha vivido en la miseria, viendo como cada una de las personas que quería se marchaba de su lado. Sin embargo, él siempre había encontrado una razón, por pequeña que fuese, para seguir ilusionándose por la vida y ser feliz.

Cuando Apu ya es un hombre, tiene muy claro lo que quiere y se conforma con lo mínimo para vivir; él sólo quiere escribir, y aprender, y sentir... hasta que conoce el amor, que lo hace tan inmensamente dichoso como desgraciado (ya sabreis por qué) y que llena tanto su alma que ya no le importa nada más.

Mi película preferida de las tres es Aparajito, porque representa unos sentimientos que sacan la parte más humana de mí. No obstante, El Mundo de Apu es la más fresca de la trilogía, pudiéndose notar esto en los simpáticos diálogos, en las bromas...incluso vemos a Apu reír a carcajadas. En esta parte se profundiza más en él y no en lo que le rodea, en sus sueños, en su pena...y en su ilusión, que es una llama que por más que parezca apagarse siempre revive. Apu nos transmite ganas de vivir.

Una de las historias de amor más tristes y conmovedoras que he visto en toda mi vida cinéfila.

Apu ha sufrido mucho, pero, ya adulto, parece haber encontrado un sitio en este mundo. No necesita dinero, ni siquiera comida, para sentirse libre: no tiene que preocuparse por nadie y se alimenta de sus propias ilusiones de convertirse en escritor.
Un día aparece un antiguo compañero de estudios, que antaño fue su mejor amigo, y le ofrece un trabajo como empleado, pues tiene muchos contactos dado el poder de su familia. Apu no quiere atarse a nada ni tener un jefe, pero acepta acompañarle a un pueblo para asistir a la boda de una prima suya, con el deseo de poder ver esos campos, esa naturaleza tan pura de la que su amigo le habla.
De ese viaje nacerá un amor inesperado.