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La sombra de la guillotina

Aventuras. Cine negro Revolución Francesa. Época del Terror (1793-1795). Robespierre prepara una lista negra con los nombres de sus enemigos para condenarlos a la guillotina. Un grupo de políticos moderados, encabezados por Barras, encarga a un hombre el robo del documento y promueve una revuelta contra el tirano. (FILMAFFINITY)
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
22 de mayo de 2018
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película se inscribe en la etapa de aprendizaje de la fructífera carrera de Anthony Mann, donde abundan los títulos de cine negro y donde ni siquiera esta historia, ambientada en la época del terror de la revolución francesa, en la que un grupo de conspiradores trata a toda costa de evitar que Robespierre se convierta en dictador, escapa a los códigos de esa constante.

El argumento es ligeramente desquiciado, pero une con inteligencia –no olvidemos que el guion es de Philip Yordan- romance y película histórica, pese a que el retrato de los revolucionarios sea ligeramente grosero y reductor aunque el resultado final sea muy efectivo, destacando una gran ambientación, fruto del magnífico trabajo de William Cameron Menzies, la iluminación tenebrosa y expresionista de John Alton -quien dos años después ganaría un merecidísimo Oscar con una colorida “Un americano en Paris”, justo lo contario de esta-, el uso de expresivos contrapicados ya presentes desde el impactante prólogo o el hecho de que la película está relatada como si fuese una película de terror, -y en cierto modo así fueron, terroríficos, aquellos momentos- lo que da un tono casi gótico al conjunto.

Un soso Irving Cummins, acompañado de la bellísima Arlene Dahl junto a un aterrador Richard Basehardt como Robespierre componen los principales papeles de esta interesante muestra de la primera y prometedora etapa del maestro Mann.
Gould
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5 de febrero de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivir en aquel final de siglo en París debía ser duro, probablemente la esperanza de vida debía estar por los suelos. Las clase baja ya tenía problemas para llevarse a la boca un mal mendrugo de pan como para además contar con unos dirigentes que fomentaban la criminalidad en las calles, además de usar la represión de forma indiscriminada contra esa misma clase baja. ¿Por qué se mete Anthony Mann a hacer cine negro en esa Francia revolucionaria?; ¿no consigue con buena nota tirar para adelante un proyecto raro en el que todos los personajes brillan con luz propia?; ¿quién da más miedo, Fouché o Robespierre?

Está claro que para disfrutar de una película así hay que pasar por alto según qué cosas, el que quiera rigor histórico que vaya al canal Historia. Esto es cine y usa sus armas de forma de forma maravillosa, no importa si la guillotina se usó para unos o para otros, si la muerte de Marat viene después, si coincidió uno con otro o cómo se escribió la historia tal y como nos llegó. Es cine negro brutal, con un uso de las luces y las sombras asombroso, con unos interiores de miedo y unas callejuelas de París recreadas de forma brillante.

¿Bajo presupuesto?; en todo caso es algo que no impide que la película sea de notable, la acción cuando se desata es para no pestañear y la historia se sigue de forma inevitable con muchísimo interés. El momento en el que el protagonista conoce a Robespierre es acojonante, con ese preso colgado en el despacho como el que tiene un perchero para los sombreros. Diría que encontrarte con una película así es estar de buena suerte.
Luisito
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4 de septiembre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film es un Cluedo precioso, las muertes, los arrestos y los cambios de guion durante la Revolución Francesa se va dando magistralmente, un bajo presupuesto no es sinónimo de un filme mediocre. Aquí se nos presenta "The Black Book" que no es otra cosa que la desintegración "La Sociedad de Amigos de la Constitución", el Club de los Jacobinos, en el periodo del Reinado del Terror durante sus 5 años, dictando 16.594 sentencias de muerte por el Inquisidor Tribunal, La Convención Nacional.

En él podemos encontrar una gran variedad de personajes para todos los gustos, como los oscuros Richard Basehart, Charles McGraw, Arnold Moss excelentes, un peldaño más abajo otros actores, como la madre de "The Highlander" de Lorenzo Lamas, Arlene Dahl, Richard Hart y pena cortar al Danton, Wade Crosby.
John
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1 de agosto de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película ambientada en la Revolución Francesa. No tiene pretensiones de exactitud historiográfica, si bien en los trazos generales el contexto es correcto, varios personajes mentados en el film existieron, como Robespierre, Fouché, Danton, Saint Just...En pocos días, ante la Convención, Robespierre presentará su plan de convertirse en dictador, lo que políticos moderados como Barras quieren eludir. Como el candidato a la dictadura tiene un libro (lista, pero libro por lo voluminoso) negro de potenciales guitllotinados, aún dentro de los revolucionarios, todo gira en torno a este precioso documento, que podría esgrimirse con el objetivo de disuadir a los convencionales de que apoyen la dictadura que se avecina...En un prodigioso blanco y negro, con una fotografía excelente, la película se desenvuelve en una atmósfera sombría, con amenazas de traiciones recíprocas, puñales que destellan en horas nocturnas, saturadas de malignidad, con notorio dinamismo y sensibles actuaciones, tanto de los personajes principales como de quienes interpretan roles secundarios, con una nota de humor sobre el final. Recomendable
elneon
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10 de diciembre de 2023
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Un Robespierre, interpretado por Richard Basehart, es el antagonista de “El reinado del terror”, un film en el que Anthony Mann no pretende la reconstrucción de un periodo negro en la Historia, prefiere o se decanta por una intriga en las sombras, en cuartos oscuros y en locales que no desentonarían en un film ambientado en el Chicago de la “prohibición”, salvo la persecución diurna, los decorados callejeros también apuntan hacia esa intención que agudiza la negrura que se respira durante esos días en los que Robespierre, que domina con su libro negro a la Asamblea, apunta a dictador de Francia. “El reinado del terror” toma la Historia y crea su propia historia para ofrecer un thriller intenso, en el que no importa demasiado caer en los tópicos del género: infiltrados, suplantación de identidad, sed de poder, luces y sombras, más de estas que de aquellas, persecuciones y claro, un romance, pero lo mejor del film es su estética noir y el uso que Mann hace de los decorados, de las sombras antes referidas, de los espejos y de las situaciones que ubica (en su mayor parte) en el París de 1794, una especie de bajos fondos donde los políticos no difieren demasiado de los gánsteres tratados en el cine negro.

El título original de “El reinado del terror” es “The black book” (El libro negro), el libro negro de Robespierre es aquel que contiene el listado de aquellos que él considera que deben ser eliminados por ser enemigos de la República, aunque más bien por ser obstáculos para que establezca su dictadura, lo que invita a que la película pueda ser contemplada como una corrosiva y punzante alegoría sobre la solapada atmósfera de “terror” y la convulsa situación que se vivía en la industria hollywoodiense en aquellos años, con la inclemente persecución de “La caza de brujas” realizada, o más bien ejecutada, por el Comité de actividades antinorteamericanas (HUAC), que tuvo como resultado que los que eran considerados como simpatizantes del ideario comunista fueron estigmatizados en una lista negra, un año después se acuñaría el término 'McCarthysmo', por la intensa cruzada en busca del comunista camuflado que promovería el senador Joseph McCarthy (aunque no hubiera participado en el citado comité, aunque sí inspirado), la correspondencia entre Robespierre y McCarthy es manifiesta: el propósito de McCarthy era establecer una dictadura del pensamiento, un cerco que restringiera la libre expresión, o cuando menos que interfiriera en la expresión de valores o ideas que se consideraran divergentes.

La obra es un dechado de inventiva visual, parangonable a las otras obras de film noir que Mann realizó en esos años, como “Justa venganza” (1948), “La brigada sucida” (1947), “Orden: Caza sin cuartel” (1948), “Incidente en la frontera” (1949), o “Calle lateral (Side street)” (1950), un prodigio de elaborados encuadres y de fascinante orfebrería de los claroscuros, en el que fue capital la colaboración del director de fotografía, John Alton, a lo que añadir aquí, para acentuar la opresiva y tortuosa atmósfera, los decorados creados por William Cameron Menzies (también a cargo de la producción). En esta obra la tensión no decrece, y en buena medida esa atmósfera opresiva se debe a la planificación y la composición de los encuadres, en muchas secuencias no se recurre a los planos generales, escuetamente, se concentran en planos cerrados, sostenidos por la tensión entre las figuras en los diferentes términos del encuadre, hay secuencias que se planifican como si cercaran a los personajes, y los oprimieran los contornos de los encuadres.

Francamente entretenida, cine de altura, de esas sesiones de tarde inolvidables donde aprendimos a soñar.
Juan Marey
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