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Sé a dónde voy

Drama. Romance Joan siempre supo lo que quería desde que era una niña. Ahora está a punto de casarse con un millonario, pero las fuerzas de la naturaleza parecerán conspirar para que cambie de idea. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
6 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una "pequeña" delicatessen de "los arqueros" (Powell y Pressburger) en plena efervescencia creativa de su carrera que queda injustamente ensombrecida entre títulos como "Vida y muerte del Coronel Blimp" (1943) o "Las zapatillas rojas" (1948). El cine de este tandem británico-húngaro con una veintena de películas fue casi siempre más que gratificante con altos estándares de calidad y creatividad, tanto en la narración visual como en los guiones. El guión de esta que nos ocupa fue puesto como ejemplo en Paramount para los nuevos guionistas.

Aquí dan todo un recital de buen hacer con un ritmo envidiable y un repertorio de recursos al servicio de una sencilla historia de amor que no deja fisuras. La fotografía de Georges Perinal en blanco y negro se luce tanto en interiores como exteriores aportando una atmósfera tan bella como inquietante de las islas escocesas y su entorno, en el que es imposible no enamorarse por muchos planes que uno tenga preconcebidos. Castillos con sus fantasmas incorporados, clanes y lugareños entrañables, folclore local siempre evocador y por supuesto kilts (falda escocesa) al lado de un mar que te da la vida y te la arrebata en menos que sopla una galerna engulléndote en el famoso remolino de Corryvreckan. Y a pesar de tanto tópico no hay ni una pizca de sensiblería con momentos casi documentales. Dejaron el molde desde "Whisky Galore" (1949) a "Local Hero" (1983) entre otras muchas de similar temática.

La "maldición" se impone a la razón y a los elementos en la ficticia isla de Kiloran para que todos hayamos disfrutado con la movida travesía y lleguemos a buen puerto. Una delicia tan clásica como su protagonista Wendy Hiller (1912-2003) una gran dama del  teatro y el cine británico,

cineziete.wordpress.com 
ELZIETE
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12 de febrero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puedes saber a dónde vas, pero no sabes qué puede deparar el trayecto, con qué otros transeúntes te puedes encontrar, o qué imprevistos pueden acontecer, qué puede modificar la dirección de tus elecciones y propósitos. También puedes llegar a comprender que lo que considerabas tu centro gravitatorio era más bien el vórtice de un remolino. Sé a dónde voy (I know where I'm going!, 1945), de Michael Powell y Emric Pressburger, cuyo título ya delata, en su mismo título, en el declarativo signo de admiración que expresa una afirmación sin temblores de duda, la jubilosa ironía de esta fábula romántica que transita los senderos de la comedia excéntrica, y que transcurre en las escocesas islas de las Hébridas (islas, fragmentos, emociones que buscan la sinapsis de la conexión): no hay que empecinarse en urdir predeterminados planes sino estar abierto a lo imprevisible. No sabes las mareas de la vida hacia dónde te pueden dirigir por muy férreamente que creas dominar el timón. Es a lo que se enfrentará Joan (Wendy Hiller, en un papel ofrecido primero a Deborah Kerr, que no pudo aceptar por su contrato con la MGM, quien, por otra parte, había conseguido el papel en Vida y muerte del Coronel Blimp, 1943, porque Hiller lo rechazó debido a su embarazo), cuando se traslada a la isla de Mull con idea de acceder a la isla de Kiloran (basada en la de Colonsay, en la que hay una bahía con ese nombre), donde vive el hombre con el que quiere casarse, Sir Robert Bellinger, un rico empresario. Joan nos es definida con ingeniosa brillantez, entre los títulos de crédito, en breves planos o viñetas, desde que era bebé, y sabía que siempre iría con determinación hacia delante (un delante que parece también implicar hacia arriba), hasta sus 18, en los que queda claro que es mujer de férrea voluntad que no se pliega a la de los demás y que aprovecha cualquier circunstancia que le favorezca. Ahora en el presente de la acción dramática, ya con 25, tiene claro su objetivo, o cuál es el mapa de su vida (cuyo emblema o centro gravitatorio es ese vestido de novia, sobre el que, en el tren, mientras duerme, se superponen sus fantasías, sus imágenes de deseo; está claro que para ella la realidad tiene que plegarse a sus deseos).´

La tierra a la que llega parece un mundo aparte (impresión apuntalada por la cerrada niebla), con leyendas de remolinos que pretendientes del pasado tuvieron que resistir con tres tipos de cuerda durante varios días para que su barco no fuera absorbido por su vórtice, o castillos en ruinas con maldiciones que caerían sobre sus descendientes si estos cruzaran su umbral. Como, al fin y al cabo, un umbral es el mar que hay que cruzar de una isla a otra, ese que empecinadamente desea atravesar Joan aunque las condiciones meteorológicas no sean las adecuadas. Pero su deseo se superpone sobre los cabales consejos de los lugareños, o el capricho sobre el discernimiento, por lo que la voluntad prefiere ignorar las circunstancias. Joan se confronta con la demora o suspensión de la materialización de su deseo cuando se encuentra al llegar con el impedimento de una amenaza de galerna que determina que aplace su deseo, permaneciendo en la otra isla (de espera). Irónicamente cuando invoca que se cumpla su deseo, según indica una leyenda, mirando las losetas de su techo, la tormenta arrecia. Se encuentra, por tanto, con que el recorrido predeterminado (con etapas y duración precisa de llegada a cada una de ellas marcadas en su mapa) se trunca. Y queda atascada en un pueblo cuya única cabina de teléfono, paradojas, está junto a una cascada (para perturbación de los que intentan realizar llamadas; irónico detalle en una narración sostenida sobre ciertos disturbios de la comunicación amorosa, como es el caso de Joan). Se encuentra, sin saberlo, en un laberinto que parece desvío pero no es sino encuentro consigo misma
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
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18 de agosto de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lejos de sus coloristas producciones musicales, 'Sé a dónde voy' es también una de las mejores películas del dúo de arqueros Powell y Pressburger. Un cuento escocés encantador poblado de excelentes secundarios y bendecidos por la sabiduría cinematográfica del dúo, capaz de emocionar tanto con un montaje espectacular como con los bellísimos paisajes de las Highlands.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ojka
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25 de abril de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando lo leí, no me extrañó....

Igualmente, la percepción que tengo de la película, lo más seguro es por culpa del doblaje, no la encontré en versión original subtitulada, y así que, la vi en versión doblada. Y realmente, pierde encanto, porque el doblaje en este tipo de películas, suele ser malillo.

Igualmente, la película, a los 10 minutos ya sabes como va a acabar, no tiene misterio... y ahí se nota que le guion se hiciera en 4 días, porque tampoco da para mucho más. El tema de la comedia, se lo han dejado en el tintero, porque no veo nada de comedia... no sé... repito que quizás sea el doblaje, pero no tiene mucha alma.
edugrn
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