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Norman, el hombre que lo conseguía todo

Drama. Thriller Un hombre de negocios de poca monta llamado Norman Oppenheimer se hace amigo de un joven político en un momento bajo y solitario de su vida. Tres años más tarde, cuando ese político se convierte en un líder mundial influyente, la vida de Norman cambia dramáticamente. Para bien. Y para mal. (FILMAFFINITY)
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
2 de junio de 2017
12 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película, Norman, el Hombre que lo conseguía Todo, tras su presentación en septiembre del pasado año, en los Festivales de Cine de Telluride y Toronto, inauguró recientemente el Festival Internacional de Cine de Barcelona-Sant Jordi con la presencia tanto de su director Joseph Cedar como de su actor protagonista, Richard Gere. El actor americano presentó también, el miércoles 31 de diciembre, la premiere benéfica en Madrid a favor de las fundaciones Juegaterapia y Save Tibet. Se trata de una espléndida sátira política ambientada en Nueva York cuyo estreno en las salas de cine españolas será el 2 de Junio.

Norman es como una personificación moderna del judío de la Corte, una figura esencial de las monarquías de antaño y que la literatura ha retratado magníficamente en numerosas obras a lo largo de la historia. Personajes como Shylock en el Mercader de Venecia de William Shakespeare, Fagin en Oliver Twist de Charles Dickens o Leopoldo Bloom en Ulysses de James Joyce son solo algunos ejemplos. Se tratan de personas muy cercanas al Rey que consiguen la confianza del monarca en gran parte por su experiencia en el mundo financiero y por su gran capacidad y habilidad para mover grandes sumas de dinero. En realidad, la banca era la única profesión posible que les quedaba a los judíos en siglos pasados para subsistir. Sin embargo, este trato especial de los Reyes hacía la población judía desencadenó mucha desconfianza y resentimiento del resto de la comunidad que unido al fuerte antisemitismo existente provocó irremediablemente su caída.

El director Joseph Cedar basándose en la figura del judío de la Corte crea el oficio de “arreglador” para el personaje de Richard Gere. Se trata de alguien que realiza encargos y ayudas normalmente a personas poderosas, para que éstas consigan aquellas cosas que desean y que no se atreven a hacerlas por ellas mismas, es decir el trabajo sucio. En el caso de Norman Oppenheimer, sería organizar reuniones y encuentros entre él que necesita algo y él que puede ofrecer favores. Para Norman la gente es su mercancía y el trabajo en red es su profesión y, además, todas las personas que interactúan a través de él se utilizan entre sí.

La estrella y el centro de la película es indiscutíblemente Richard Gere, que ha sabido retratar de manera magistral a un personaje solitario, vulnerable y, a veces patético. Pasa los días y las noches recorriendo la ciudad de Nueva York estrechando manos, repartiendo tarjetas de visita, siempre omnipresente persiguiendo, como si de una sombra se tratara, a algún posible cliente a quien poder ayudar. Utiliza siempre a su exmujer e hija como argumento inicial y una forma de ofrecer algo para empatizar con su presa y empezar a ganarse la confianza, pero en realidad no conocemos nada de él, no sabemos si realmente tiene familia. En definitiva, considera que la única manera de tener amigos consiste en canjear algo, en ofrecer siempre algo más que una simple compañía. Sin embargo, aunque la mayoría de las veces no tiene nada que ofrecer consigue ganarse cierto respeto de la comunidad judía.

El aspecto físico de Richard Gere no es para nada el de macho alfa, maduro interesante y ni mucho menos de conquistador al que nos tiene acostumbrados, sino más bien, todo lo contrario, estamos ante un personaje timorato, aparentemente descuidado, encorbado, torpe y asustadizo que Gere se encarga de caracterizar de forma magistral. En esa deformidad de su cuerpo el propio actor aporta su granito de arena, como reconoce en una entrevista, haciendo algo en sus orejas para que sobresalgan más de la cuenta. Vemos a Norman siempre a lo largo de toda la película con un móvil y un maletín en sus manos, y provisto de un mismo vestuario formado por un abrigo, bufanda, sombrero y auriculares.

No es muy normal que más de la mitad de una crítica lo dedique a hablar de un actor pero es que, Norman, el hombre que lo conseguía Todo, es lo mismo que pronunciar el nombre de Richard Gere. Aunque, también es importante y justo resaltar al plantel de lujo que acompaña al veterano actor, cuyas espléndidas interpretaciones han contribuido decisívamente a aupar a Gere, a una de sus mejores, por no decir la mejor actuación de toda su carrera. Hay que resaltar la fantástica interpretación de Lior Ashkenazi en el papel del agradable y carismático primer ministro israelí, que hará cualquier cosa para mantenerse en la cima, además de contar con la participación de Michael Sheen, Charlotte Gainsbourg, Dan Stevens, Steve Buscemi y Harris Yulin.

Norman, el hombre que lo conseguía Todo ayuda a reflexionar sobre la atracción y el encanto suscitado por el poder, al tiempo que nos muestra toda su crueldad cuando te enfrentas a él. Joseph Cedar da un toque teatral, hacía el tramo final de la película, al utilizar hábilmente el recurso cinematográfico de invisibles pantallas, para separar y dividir a Norman del resto de personajes, a los que acecha y con los que habla enérgicamente a través de su teléfono móvil. Todos están en diferentes partes de la ciudad o del mundo, en cambio, parecen ocupar el mismo espacio.

Richard Gere ha pasado la mayor parte de su carrera artística realizando papeles románticos y de galán, cuyo éxito tras la pantallas ha sido más por su sonrisa seductora que por sus dotes interpretativos, siempre me ha parecido muy limitado como artista por su poca variedad de gestos, sin embargo, ahora con un personaje tan atípico para él, debo confesar que me ha seducido como actor. El dicho de que el vino cuanto más viejo mejor, viene como anillo al dedo para su papel en Norman. Resulta estimulante ver a Richard Gere con casi 68 años dispuesto a desafiarse a si mismo, en un papel tan diferente al que nos tiene acostumbrados y, además, hacerlo tan magníficamente bien y sobre todo, con una sorprendente facilidad. Con esta película me rindo a sus pies.

Cinemagavia http://cinemagavia.es/critica-pelicula-norman/
Eduargil
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30 de mayo de 2017
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joseph Ceddar, director y guionista de ‘Norman, el hombre que lo conseguía todo’, cuenta que se inspiró en una fábula judía que habla sobre las consecuencias de nuestros actos, y como hacer un favor a una persona puede acabar dándonos frutos más adelante. Una moraleja que parece cobrar más relevancia que nunca en un mundo como el actual. En el que los contactos lo son todo, y cada vez es más común encontrar a gente que valora a las personas en función de lo que puedan aportarles.

Nos encontramos ante una tragicomedia que refleja fielmente ese modelo de sociedad. Adaptando la antigua fábula judía a un estilo mucho más actual, con un Richard Gere como protagonista absoluto de la historia en el papel del entrañable Norman. Un hombre que intenta introducirse en los círculos más influyente de Nueva York, a base de grandes favores y pequeñas manipulaciones.

La brillante interpretación de Richard Gere es vital a la hora de lograr que la película funcione. Un papel alejado de su estereotipo y tremendamente difícil de realizar. Conseguir que nos encariñemos con Norman será de gran importancia para el desarrollo de la trama. Algo de gran dificultad,al tratarse de un personaje cargado de aspectos negativos; un embaucador, un mentiroso y un charlatán.

Pero, pese a todos sus defectos, Norman logra agradarnos desde el primer momento. Y es que con su forma de ser nos deja claro que, ante todo, se trata de una buena persona. Por eso el papel de Gere tiene tanto mérito. Porque solo con sus gestos, y sin mediar una palabra, es capaz de dibujarnos a la perfección todos los entresijos de su personaje. Y sostener toda la cinta con su carismática interpretación.

En torno a él gira esta historia de intrigas políticas. Una trama compleja en la que multitud de historias se entrelazan, movidas por los favores de su protagonista. Vemos desfilar ante la pantalla a un variopinto elenco de secundarios, del cual se sirve para criticar el funcionamiento de las altas esferas políticas y empresariales.

Sin embargo, si algo se le puede achacar a ‘Norman, el hombre que lo conseguía todo’ es que, en ocasiones, su historia posee algunas moralejas que parecen demasiado forzadas. Momentos en los que la trama abandona sus toques más realistas, para ofrecernos desarrollos menos naturales y más grandilocuentes.

A pesar de ello, el resultado global de la cinta nos deja con muy buen sabor de boca. Con un tono de comedia ligera bien entremezclado con algunas dosis de drama. Dando lugar a una película que, al igual que su protagonista, encuentra la manera de resultar entrañable, y lograr que se le perdonen sus defectos.

Más en: www.laclaquetametalica.com
La Claqueta Metálica
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29 de mayo de 2017
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Norman, el hombre que lo conseguía todo es el debut en Hollywood del director israelí Joseph Cedar. Cedar nos trae una interesante película que refleja el complejo mundillo de las relaciones de poder políticas/económicas/financieras y los círculos personales que se mueven en torno a ellas. Y lo hace a través de un singular personaje -Norman Oppenheimer- un perdedor, un embustero que no tiene maldad y lo único que quiere es sentirse útil y aceptado por los que le rodean.

Un ingenioso argumento apoyado en unas magníficas interpretaciones son las principales armas del filme. El brillante guión escrito por el propio director, explora y disecciona los detalles del mundo político y empresarial en torno a una convención que se produce en New York. En ella se dan cita políticos del estado israelí con importantes empresarios judíos que residen en EEUU. Componentes del lobby judío estadounidense -ese conjunto de organizaciones e individuos que intentan influir en la política norteamericana- son parte esencial de la historia.

Para adentrarnos en esas dos estructuras gigantes -la política y empresarial junto a la sociedad judía en EEUU- el director crea el personaje de Norman. Y para dar vida a este señor, se eligió a Richard Gere. Un acierto absoluto, ya que el veterano actor da una lección de actuación sobresaliendo entre el famoso elenco que le acompaña y que incluye a Steve Buscemi o Michael Sheen, entre otros.

Norman es un outsider, un hombre con aura de perdedor al que todos los que rodean rehuyen. Su propio sobrino, un prestigioso abogado; el rabino de la sinagoga a la que acude; todos aquellos hombres de negocios a los que aborda con sus estrafalarias ideas para conseguir dinero...No obstante, cuando el primer ministro israelí le señala como su amigo y consejero en EEUU, su suerte cambia.

Es en ese momento donde se ve la verdadera personalidad u objetivos personales del protagonista. Su popularidad aumenta y con ello la posibilidad de crecimiento profesional y económico. Lo único que tenía que hacer era esperar a que su amistad con un personaje tan importante diera sus frutos. Sin embargo, sus deseos de ser admitido y considerado como un miembro importante dentro de la comunidad judía norteamericana le llevarán a convertirse en el eje por el que pasen todos los tejemanejes dentro de esta colectividad.

a en el centro de la tormenta, Norman vive entre mentiras y verdades, ilusiones y realidades que le van envolviendo en una vorágine estresante muy bien plasmada en la pantalla. Esas conversaciones telefónicas que parecen sacadas de un guión de Aaron Sorkin -ver Moneyball o La guerra de Charlie Wilson- nos van conduciendo a un final tan imprevisible como fantástico.

Un cierre perfecto para una película que sorprenderá por la historia que cuenta, pero sobre todo por como la cuenta. Un filme que nos devuelve al mejor Richard Gere. Aquel alejado de sus papeles de galán, más en la línea de Los amos de Brooklyn que de Novia a la fuga, por poner dos ejemplos. Un actor serio y solvente que, como Norman Oppenhaimer, sigue esperando una oportunidad para convencer a los espectadores y analistas más críticos que rodean al séptimo arte.

Más sobre esta y otras películas en el blog de cine: argoderse.blogspot.com.es y en la página de Facebook: argoderse.
Daverunner
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5 de junio de 2017
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco que añadir a la magnífica crítica de Eduargil "Un judio en la corte de Nueva York".
Quizás resaltar la música de Juan Miyake, la buena fotografía, el buen sonido y el magnífico doblaje (se entienden perfectamente los diálogos, perfectamente vocalizados) y el montaje, además por supuesto de las interpretaciones...
Lo mejor resuelto de esta obra teatral en cinco actos, es, en mi opinión:

E L F I N A L

Cualquier interpretación que se haga de las últimas escenas, son válidas.
¿Consiguió algo Norman?
¿Lo sueña, antes de despedirse del mundo?

Creo que la veremos en teatro alguna vez, cuando vendan los derechos dentro de un par de años, claro.
torregalo
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6 de septiembre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realmente si bien coincido con las criticas que ponderan el trabajo de Richard Gere, que realmente es muy bueno, la pelicula no es gran cosa y se desarrolla dentro de un ritmo cansino y a veces con demasiadas vueltas. La historia cuenta como un pequeño hombre de negocios que se ocupa de una especie de relaciones publicas, del cual no se conoce nada ni siquiera de que vive, tiene un encuentro con una persona que años mas tarde se convertirá en el Primer Ministro de Israel lo que le permitirá tener conexiones que le serán de utilidad tanto positiva como negativa en su vida. En medio de todo esto comienzan a tejerse una serie de subtramas relacionadas, que con una pequeña vuelta de tuerca desembocara al final. El film es distinto, lo que no significa bueno y en muchos casos no logra mantener la atención del espectador.
gustavof42
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