La maldición de las brujas

Recuerdo que en segundo de Primaria, por el año 1995, me pusieron esta película como consecuencia de una continua lectura del libro de Dahl.

Me acuerdo de que a la gran mayoría de mis compañeros les resultó fea, repugnante e incluso algunos llegaron a sentir miedo.

En cambio, para mí fue una película muy adorable.

Teniendo en cuenta que, ni de lejos, será la octava maravilla del celuloide, sí que ilustra de manera brillante el cuento de Roald Dahl. Cosa que, a la postre, también se hará con "Charlie y la Fábrica de Chocolate" de Tim Burton.

Por ello y por lo que nostálgicamente me produce, esta película de colegio tiene una más que aceptable crítica por mi parte.

No ha envejecido del todo mal, los efectos están bastantes bien realizados. El maquillaje de las brujas, sobre todo el de la gran bruja está bien realizado. Es verdad que tiene alguna escena bastante malilla, como por ejemplo la primera vez que se reúnen las brujas, parece que hay mas hombres que mujeres ¡Es que no habían mas mujeres!. Después, la persecución del niño da un poco el cante. Por lo demás, entretenida y disfrutable en familia. Un placer.

Tremenda película de terror infantil. La mano de Jim Henson hace que podamos disfrutar de un maquillaje y unos efectos visuales extraordinarios, mágicos y también "aterradores". Me encanta el trabajo de Henson por el cual parece que no pasan los años.

Respecto al reparto tenemos a Anjelica Huston como la gran protagonista, poco antes de interpretar su emblemático papel en 'La familia Addams' como Morticia. Rowan Atkitson también tiene su hueco en esta película como personaje secundario, no obstante siempre es un placer ver a este hombre en pantalla.

Por último hay que destacar que la dirección de fotografía así como alguno de sus efectos especiales recuerda a las películas de serie B de Peter Jackson o San Raimi. Muchos planos picados y contrapicado, subjetivos, primeros planos y movimientos de cámara típicos de las mejores producciones de serie B de los 80 y principios de los 90. Respecto a los efectos especiales, además de ver algunas de las escenas más desagradables dentro del cine infantil, veremos al hermano gemelo del mono-rata de Sumatra.

Clasicazo del cine y uno de los últimos trabajo de Henson (puede que el último). Autentico terror para niños y muy entretenida para los amantes del cine de brujas y fantasía.

Hoy por hoy, el cine de fantasía infantil de los 80's y principios de los 90's sigue siendo imbatible: cintas que por aquella época se estrenaban sin mayores ataduras moralistas que las estrictamente presupuestarias, gozan hoy de una entente intergeneracional rotunda:

¿Qué importancia tenía que David Bowie marcara paquete toda la película en "Dentro del Laberinto, (1986, Jim Henson)? O que si quiera rozara el estupro al intentar seducir a una Jennffer Connely en plena preadolescencia...

¿Acaso importa que Lili, personaje femenino, encarnara el pecado original al incitar protagonista masculino, Jack, a tocar el unicornio? (Ridley Scott, Legend, 1985)

Que cintas como "Conan", (John Milius, 1982) o "Superman" (Richard Donner, 1979) encarnaran sendos estereotipos supremacistas, (el propio Milius se autoproclamaba ultra per se)

Lo que si es cierto es que ninguna de estas cintas sería posible hoy en día y a cambio tenemos el "nonsense" literario haciendo estragos con cientos de series de televisión absurdas e inconclusas, ( Código Lyoko, Bob Esponja) perdidas en el absurdo laissez faire: que el niño sólo imagine y no razone. El resultado: bodrios literarios y fílmicos que no enganchan a nuevas generaciones a la lectura.

Por eso hoy día Roald Dalh ha de ser reivindicado: nadie como él, (con permiso de Angela Carter) encarnaron en suma la esencia de la literatura infantil: terrorífica, amable, encantadora, sardónica, ingenua, diabólica, inocente...

Esa doble vertiente esquizoide es la que aquí nos ocupa con "La Maldición de las brujas": una obra plenamente disfrutable tanto por niños como por adultos: Anjelica Huston interpreta a una bruja terrorífica y espantosa pero que a la vez resulta torpe y divertida, logrando el perfecto equilibrio entre relato de terror light con una historia de aventuras infantil, donde el bien siempre se impone, no por torticeros malabarismos del moralismo adulto, si no adaptados a la propia imaginería egocéntrica del niño: es a través del ensayo y del error, como van construyendo su propio mapa conceptual del mundo que les rodea, del bien y del mal y lo divertido y lo aburrido.

Y aunque hoy día “La Maldición de las Brujas” sea un clásico menor, (revivido recientemente por Robert Zemeckis) en comparación con “Dentro del Laberinto”, “Legend”, “El Cristal Oscuro” y otras tantas cintas ochenteras. La cinta goza de un toque lo suficientemente mórbido y a la vez amable que la hace siempre fresca y disfrutable, tanto para niños como para adultos.

Excelente película de un grandísimo director, Nicolas Roeg, quien años atrás ya demostró un gran talento en el cine de terror con la excelente "Amenaza en la Sombra", aunque esta vez opta por una historia infantil adecuada a un público mas joven. Lo bueno de Roeg es que, si tiene que hacer unas brujas, las hace realmente terroríficas, sin tener en cuenta el público al que va dirigido, y todo gracias a otro genial maestro del cine como es Jim Henson, el creador de los Muppets, quien transforma a una genial Angelica Huston en un monstruo muy parecido a Skekses de Cristal Oscuro (para mí, su mejor obra). Tras la historia, un libro de uno de los mejores talentos de la literatura infantil, Roald Dahl. Una combinación perfecta para una gran película al que sólo he echado de menos un final igual al del libro y, viéndola de nuevo, parece que la intención de Roeg era acabarla siendo fiel a la novela (En la novela, el niño que se convierte en ratón, no logra volver a ser humano, sinó que se queda convertido en ratón. Junto con su abuela, quien está muy enferma, calculan la edad en que ella morirá y descubre que, con su edad de ratón, morirán los dos al mismo tiempo). Un final excelente que, supongo, la productora les hizo modificar a un típico final feliz, pero que muy hábilmente Roeg consigue plasmar la idea en los diálogos de la escena final (seguramente, la película se debería rodar siendo fiel al libro, pero en montaje se censuró este final y se improvisó el rodaje del final feliz).
Una obra maestra de un cine infantil adaptado a todo tipo de público, como suelen ser las novelas de Dahl.