Salida francesa

Bajo el rótulo del surrealismo se han intentado colar decenas de películas, unas mejores que otras. Esta es sencillamente mediocre.
Siempre hace falta una trama y la de esta película es absurda, donde te dan gato por liebre. Y nunca mejor dicho porque aquí el gato es el principal protagonista.
Larga, muy aburrida a trozos, insustancial. Todo el tiempo esperando que pase algo importante, un giro de guión que te atrape, aunque sea un poco.
Como no soy fan de la Pfeiffer me parece que no porque ella aparezca la película ya sea interesante. No es el primer caso en el que una buena actriz hace una película mala.

Si buscan una película seductora, esta es una experiencia extrañamente seductora. Michelle Pfeiffer se roba toda la película, Lucas Hedge es un gran compañero de aventuras. Extraña, estéticamente seductora, te hace sentir incómodo, perdido. Llegas a un punto en donde no sabes donde te metiste pero aún así, es fascinante. La narración te lleva a lugares caóticos, no sabes de qué se trata pero te encanta.

Que Michelle Pfeiffer, en esa espléndida madurez actoral que está teniendo, es capaz de salvar cualquier cosa con su carisma y talento está claro. Sin embargo, esta vez, ni siquiera la presencia de la estrella de Los fabulosos Baker Boys es capaz de mantener a flote un barco que se hunde básicamente porque Salida francesa es un despropósito. Tiene cosas curiosas, e incluso graciosas, y se deja ver sin demasiado problema como simple entretenimiento, pero sencillamente no cuenta una historia que interese demasiado al espectador y porque sus decisiones de guion, tan estrambóticas y fantásticas, no casan con nada. Una pena por Lucas Hedges y Tracy Letts, que también, como Pfeiffer, son unos actores de lo más solvente.
Bastante decepcionante y poco atractiva en todo.

Lo acepto: Michelle actúa muy bien y los años no marchitaron su belleza y elegancia.
¿Y además de eso? Nada, la película fluye por una combinación de laberintos del sinsentido, con invocaciones al más acá y al más allá totalmente absurdas.
Tal vez se trate de una serie (larga) de metáforas tan encriptadas que no alcanzo a comprender y, por lo tanto, todo el filme a mí me ha resultado un verdadero bodrio.
Más que "salida" sería "huida" (del cine).

Historia de un trio familiar: una sofisticada viuda de New York, su hijo el príncipe sin corona Malcolm, y su mágico gato negro, Small Black.

Fiel al sentido de la historia que quieren contar, el de los sentimientos extraños e inesperados de una mujer que siempre ha sido rica y que ve como su fortuna se esfuma junto a un hijo que saca de un internado y conoce con 10 años por primera vez.

Su gato será su mejor amigo. Michelle Pfeiffer es la principal razón para ver esta película de ritmo lento que si bien deja una sensación de vacío universal tal vez es porque realmente es lo que plantea.
Una crisis existencia para una familia que realmente no saben qué hacer o hacia donde ir.
Lucas Hedges parece realmente hijo de Pfeiffer, es el actor que mejor hace de su hijo, otro no lo hubiera hecho igual.
El dejarse ir, la actitud estática, el saberse cómodo de una clase social alta y ver como tu vida corre paralela a la de tu madre, sin abandono, sin pasión, tan solo deber y tranquilidad.

El dinero es un problema. pero estamos tranquilos.

Los secundarios hacen un buen trabajo, pero el ritmo es en ocasiones demasiado lento, no es una película rodada para eso, ahí se han equivocado. No se retrata el detalle, sí la sofisticación y la anécdota, así que un ritmo más jugoso y rápido hubiera hecho un deleite de algunas escenas, como aquellas en la que la maga aparece, o cuando el mendigo interactúa con Frances.

Michelle Pfeiffer es una belleza, viste como una reina, y se cree una con este personaje, porque lo es.

El resto no importa. Especialmente para fans de Pfeiffer, yo la vi por ella.

Hermosos escenarios de la alta clase y vestuario.