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Fortunata y Jacinta (Miniserie de TV)

Serie de TV. Drama Miniserie de TV de 10 episodios. Adaptación de la conocida novela de Benito Pérez Galdós. La acción se desarrolla entre 1865 y 1876. Juan, hijo único de los Santa Cruz, una rica familia de comerciantes, conoce a Fortunata, una muchacha de origen humilde, y entre ambos surge un amor apasionado. Sin embargo, la madre de Juan decide casar a su hijo con su sobrina Jacinta. Después del viaje de novios, Jacinta, cuya principal ocupación son ... [+]
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
2 de noviembre de 2021
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie como Galdós supo retratar de forma tan veraz la sociedad decimonónica de la España del siglo XIX. Un viaje estremecedor por la naturaleza humana y la pasión femenina a través de la ilustrada alta burguesía y el pueblo llano ignorante. Todo ello bajo la humilde apariencia de un relato costumbrista que encierra muchas diatribas como rechazo a aquella forma de vida: Las abismales diferencias de clase, la hipocresía social más obscena, la caridad como bálsamo para las conciencias de una aristocracia inane. Las corralas míseras (Patios comunitarios de vecinos) del Madrid castizo que albergaban la degradación y el abandono, las mansiones aristócratas de los barrios nobles, criados serviles a señoras ociosas, los resultones nidos de amor para mantenidas complacientes, la rigidez moral y las apariencias más cínicas y falaces.

Escrita en 1887, la novela Fortunata y Jacinta se nos recrea (con un casting inmejorable) en una excelente serie de T.V. (la revisión me ha resultado una sorpresa agradable) con una brillante y conmovedora adaptación del recientemente fallecido Mario Camus, el cual merece una revisión de su extensa obra llena de talento y maestría. Se trata de dos antagónicas mujeres que pertenecen a dos mundos opuestos, cuyo relato paralelo fluye bajo el hilo conductor del amor por el mismo hombre. Es la crónica de una época social y política, el Madrid Galdosiano refleja un trasfondo revolucionario y el preámbulo de la Restauración. Tiempos convulsos donde la galantería en las formas y el trato eran, inversamente proporcional al respeto verdadero y leal por la mujer. Su cuidada trama expone con incisiva crudeza el realismo social que comenzaba a proliferar entre los escritores europeos como Flaubert, Zolá, Dostoyevsky o Tolstoi. Donde la vida y la muerte se muestran de forma lógica y natural, todo es normalidad por las circunstancias que prescriben.

Su cuidada puesta en escena, el detalle costumbrista en su ambientación, la religión como garante de la buena moral, tampoco falta el irónico librepensador, sus personajes tienen vida y evolucionan condicionados por las experiencias. Caballeros, intelectuales, políticos oportunistas, señoritos vividores, pícaros malvados, avaros usureros, nacen, crecen, sufren y viven toda clase de experiencias, desde el amor a la locura pasando por el dolor. La magistral música del maestro García Abril, unido a la calidad literaria que sirve de argumento, se postula pasados más de 40 años, como una de las mejores series españolas para TVE, más aún si tenemos en cuenta el talento del equipo artístico que se impone a su humilde presupuesto. La serie que se puede recuperar en la web de TVE, me ha trasladado a un tiempo en el que la televisión era un vehículo cultural sin dejar de ser entretenida, con solo dos canales de emisión cubrían una programación envidiable, ahora tenemos muchos canales repletos de estupideces.
EL ALBATROS
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2 de diciembre de 2008
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Benito Pérez Galdós vino a este mundo en 1843 en Las Palmas de Gran Canaria, de dónde yo soy también, y fue el décimo hijo de un coronel del Ejército. Fue un niño reservado, y sus aficiones eran la música, la pintura y los libros. Tanto cuando vi esta fantástica adaptación, a los 16 años, como ahora me siento orgulloso de este personaje tan excepcional. La serie toca las diferentes clases sociales de la españa del siglo XIX y transmite de una forma sublime la trama de una de las mejores novelas de la literatura española.
olimpo
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24 de abril de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie refleja muy bien la vida cotidiana en el Madrid de la Primera República y la marcada diferencia de clases que se apreciaba hasta en el más mínimo detalle.

El elenco de actores no puede ser mejor y soberbia la interpretación de todos ellos.

Por otro lado, es de destacar que el retrato que hace de la sociedad de la época no es incompatible con una trama que atrapa, que nos hace meternos en la vida de los personajes y estar pendientes del desenlace de las diferentes tramas.

Finalmente, mi enhorabuena a las personas que se encargaran del vestuario y la ambientación interior y exterior.
galesa
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17 de septiembre de 2023
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vergüenza. La historia del siglo. Divinidades.
Érase una vez un extraño no tan lejano país en el que se hacían esmeradas enjundiosas versiones de las máximas expresiones de su cultura para que sus gentes disfrutaran/aprendieran de ello, todo lo cual quedó ya muy lejos, obvio, ahora sería innecesario, vivimos tiempos mejores, estamos a otras cosas mucho más importantes, por ejemplo, a marchas forzadas asimilando (tragando) la nueva religión que viene con fuerzas renovadas de fuera extranjera y que todo lo abrillanta como la plata, doctrina, homilía, catequesis, traga, devora, no deja títere con cabeza, cree, reza, ora, obedece, coma.
Banda sonora por momentos espantosa. Frases castizas como pura gloria.
Plencia. Ad hoc. Caridad y estómago. Luteranos. Cría cuervos. Embusteros y tontos. Zascandiles y zopencos.
Los días felices.
Obra cumbre melodramática crítica llena de sublime poesía popular y preñada de personajes más grandes que la vida y la muerte es trasladada a la tele con magnificencia discreta modesta, rica en texturas pulcras, y gran fidelidad al texto original.
Galdós no juzga, compadece, se ríe, satiriza, se apiada, pero sobre todo lo que hace es recrear la lengua coloquial abismal hablada de las clases bajas (y medias) en su argot o jerga con prodigiosa habilidad y jocunda humanidad y tremenda inteligencia.
Obra llena de humor, sarcasmo, visión crítica, empaquetada/embutida en el artefacto/artificio narrativo convencional del folletín colosal, la letra sin sangre entra.
Nadie es culpable ni inocente (del todo), todos son desastrosamente humanos demasiado humanos, aunque, claro, los hay más sinvergüenzas o candorosos.
Fortunata es la gran protagonista, la fuerza brava pura de la naturaleza del pueblo, tan honrada y sincera como despiadada y egoísta, de buen corazón y arpía, tan generosa como terca, tan espabilada como completamente idiota, no ha lugar a la filosofía práctica, se deja llevar por lo que más brilla.
Jacinta es la mosquita muerta, la pasiva agresiva, la buena lista, la santa bendita, la Winona Ryder de La edad de la inocencia.
Juan es el zángano, el tábano, el mosquito, el cerdo, el caradura, el jeta, el inútil, el vago, el simpático, el parásito, el juguete diabólico, el instrumento de las pasiones femeninas, el consolador o satisfyer, vademécum, se aprovecha tanto de ellas como ellas disfrutan de él, de su simpleza egocéntrica masculina que tanto les gusta, de su insustancialidad y vacío, se tragan sus infinitas mentiras a posta, a sabiendas, con ganas, van a lo que más pinta o pita, a lo gordo, grosso modo, no les importa el fondo, su alma eviscerada, no la miran, su nada, la ignoran, en su pecado (disfrute) de cuerpo presente está/llevan su penitencia, que él las toree a su antojo como a vacas de tan golosas mansas, ya que esta obra, en verdad, se trata, muy sobre todo, de eso, de las mujeres y sus manejos, de sus penas y alegrías o derroteros, ellas son las que en las sombras o como mar de fondo aquí más mandan y discurren, se dan gusto, juegan, ofrecen y padecen, sufren y gozan, ordenan, se dan pisto, o solo hay que ver a Doña Lupe o a la rata eclesiástica Guillermina para comprobarlo, tías pasteleras (muy bien la López, exagerada), esas dos titanas mueven los hilos, hacen de su capa un sayo, dirigen o moldean con mano de hierro los destinos de todos, el mundo a su antojo, hacen su santa, tiene todo el poder omnímodo que les otorga su inteligencia práctica y su tremenda voluntad, su privilegiada clarividencia y capacidad de tormento.
Realismo histérico por momentos (se entrevera sabiamente con la ironía y la chanza, la psicología con el chascarrillo, el pensamiento con la calaverada, bagatelas para una exhibición verbal como pocas) en el que se cruzan la política y los sucesos históricos, pero solo como contexto, no es lo importante ni mucho menos, sí la intrahistoria, el retrato de un tiempo y un pueblo, de un sentimiento y un modo, de una forma de decir sobre todo.
Camus es un humilde y hábil eficaz artesano que es terriblemente fiel al material original, nada arriesga, se pliega, cede, deja, es un canal de trasmisión de la materia prima excelsa, no se toca.
De acuerdo, solo un pero, a veces la música chirría, melosa y almibarada y recurrente y sensiblera, más en los primeros capítulos, aturde, pesa, trivializa, amansa las fieras y, claro, el tono es medio, manso, no se alza la voz ni se la juegan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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10 de julio de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fabulosa serie dentro de todas las que podéis encontrar en la opción "A la carta" de la web de RTVE, todas gratuítas, y que es un ejemplo de la época dorada de la televisión en España, a mi parecer los años 80.
Esta serie reúne a tal número de grandes actrices y actores, algunos de ellos ya fallecidos, pero que tenemos la oportunidad de ver en su máximo esplendor entre los que quiero destacar a Berta Collado, Manuel Alexandre, Charo López, Luis Ciges o María Luisa Ponte, esta última con una actuación brillante. Y, por qué no, destacar también a Cristina Torres, en el papel de Papitos, con una notable actuación, ejemplo de que la actriz no debería haber abandonado la interpretación.
Podréis ver cómo se vivía en otra época, el Madrid de mediados del S. XIX con sus convulsiones políticas, las diferencias de clase, unos exteriores magníficos y una historia de amor y desamor llena de momentos de tensión y personajes nuevos que van surgiendo en cada capítulo.
GUTIERRE
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