Che: Guerrilla

Segundo segmento de la odisea fílmica de Steven Soderbergh alrededor de la figura de Ernesto “Che” Guevara (Benicio Del Toro), en este apartado se centra en su campaña en Bolivia tras el éxito cubano que deseaba replicar, en su afán por liberar los pueblos oprimidos latinoamericanos, bajo el lema de la Revolución de la mayor isla del Caribe: Patria o muerte.

En esta película el realizador opta por un desarrollo lineal de las acciones, recurre en menor medida a tomas de archivo, que en realidad se reducen al discurso de Fidel Castro cuando el Che renuncia para seguir la lucha en otras latitudes. De una forma simple y concisa logra contextualizar al espectador del camino a seguir en esta mal llamada segunda parte, se debe recordar que el Che es en realidad una magna obra de más de cuatro horas.

Así el filme recorre su llegada a Bolivia, camuflado como un diplomático de la OEA, en un momento contextual donde los controles de seguridad migratorios eran en realidad risibles. Rápidamente inicia su internación en la selva boliviana para iniciar la campaña, buscando entrenar a sus hombres, adoctrinar a los campesinos locales en favor de esta incipiente revolución, reclutar más soldados y luchar.

Paralelamente se comienzan a observar los movimientos de las autoridades oficialistas del gobierno y los militares, en su búsqueda por contrastar el accionar de la guerrilla, así como por supuesto, la intervención estadounidense que simplemente no podía permitir que otra nación de la región cayera en las manos del marxismo, en un contexto como el de la Guerra Fría donde esto sencillamente no se puede obviar.

El largometraje resulta ser un tanto pesado, ni que decir si se piensan ambos filmes como uno solo, se vuelve un tanto reiterativo en su intención por acercarnos a la guerrilla y su andar por la selva. Donde gana en emotividad es en el enfrentamiento final donde el Che es apresado, la angustia de un hombre fiel a sus ideales luchando hasta el último instante está muy bien retratado, así como su destino final, ejecutado, por cierto, de forma interesante por el propio Soderbergh que también funge como director de fotografía.

A pesar de que se da lo mismo que en El argentino, donde las acciones se observan desde un tercer punto de vista que no busca tomar partida por ningún sector, el filme logra generar empatía por el protagonista, y el grupo que le acompañó hasta el último momento, independientemente de la validez que se le otorgue a su discurso por parte del espectador. La obra de Soderbergh sobre el Che concluye siendo un buen trabajo, que busca fidelidad y no tomar parte por ningún sector, una obra que es muestra clara de la multitud temática de su filmografía.

Vana, fútil... una película de las que no van a ningún sitio y a duras pena pasará a la historia por su reparto. Tenue contenido. Buenos planos pero falta de fuerza moral. No sé si comercial. Pero lenta, o más bien adormecida.

Le falta chispa a este Che de guerrillas, pero está impecable Benecio...
Me atrevo a decir que es una lástima, comenzaba sin ares de grandeza pero firme, y a final así se queda.

Como cambiar un argumento para convertir a uno de los mayores asesinos en serie de la historia en un maldito héroe. Triste. Muy triste. Cualquier dia alguien reclama el Nobel de la Paz a titulo póstumo a Stalin, Hitler y Pol Pot.
Lamentable.

La pelicula como documental del canal Historia está bien, pero solo eso, un documental con un gran actor y nada más.

La película es aburrida a más no poder, lo que cuenta con 30 minutos sobra, el resto es solo paja.

Se saltan gran parte de la vida del Che que para mi es la más importante e interesante.

No tiene continuidad con la 1ª parte hasta tal punto de que tardé media hora en saber que estaba pasando.

En fin, que podían haber contado toda la historia en una sola película y habernos ahorrado una entrada de cine... ¿o era eso lo único que pretendian?

Película muy aburrida. Soderbergh más perdido que Guevara, que ya es decir. Un reducido grupo de revolucionarios profesionales, mayoritariamente extranjeros, en mitad de una zona selvática de población indígena americana en Sudamérica, totalmente extraviados. Un país tan extraño para ellos como Marte, a pesar de compartir con él lengua y continente. Al frente, un líder fracasado y desahuciado, enviado a la muerte por sus antiguos compañeros de cúpula, deseosos éstos de que se convierta en el cadáver exquisito que hará de él un mito para la causa. Carnicero represor en la Cabaña y Guanahacabides, dogmático e ineficaz gobernante, promotor de guerrillas patéticamente fracasadas por todo el continente americano, frustrado hombre de Mao en China durante la guerra fría soviético-china, que el Gran Timonel acabó descartando por su insignificancia. Incómodo, letal y despistado paquete encasquetado a la guerrilla congoleña de Kabila. Al final, la chapuza boliviana.