Haz click aquí para copiar la URL

Euphoria

Drama. Romance Pavel no puede aguantar más: decide contarle a Vera que no puede vivir sin mirarla como lo hizo cuando la conoció en una boda reciente. Ella le confiesa que también lo miró, aunque no sabe por qué. Entre ellos ocurre entonces algo inesperado, algo que nunca antes habían conocido, algo que ni siquiera pueden entender. Vera vive con Valery, su marido, y con su hija pequeña Masha, en un pueblo remoto y ruinoso en las inmensas estepas a ... [+]
1 2 >>
Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
6 de agosto de 2007
37 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para su primera incursión en el cine, el debutante Ivan Vyrypaev (prestigioso dramaturgo ruso) ha elegido como escenario la impresionante estepa rusa. Pero el paisaje se convierte en mucho más que un simple marco donde desarrollar la acción. Los personajes actúan profundamente marcados por la vastedad que los rodea, y por el aislamiento al que se ven abocados. Entre ellos, Vera (arrebatadora Polina Agureyeva), una mujer atrapada en la inmensidad, y que notamos minúscula e insignificante. Casada, con una niña, y sin más compañía que su familia, y una pareja de ancianos vecinos. Alrededor sólo una enorme extensión de tierra. Pero surge la pequeña chispa que hará cambiar su vida. Una chispa encendida por Pavel, al que conoció en una boda (sólo mediante miradas), y que se aferra a Vera como su única oportunidad para escapar de su (intuimos) opresiva vida.

La historia de amor que se desencadena es apasionante y apasionada. Algo incontrolable, espontáneo, irracional... Dos personas que no han sentido en su vida nada remotamente parecido a lo que están viviendo. Por supuesto, no tienen ni idea de cómo enfrentarse a ello. La única opción es seguir sus instintos, moverse por impulsos, empujados hacia el abismo por la perentoria necesidad de escapar, de amar, de sentir, de estar vivos. Arrastrados a una huida hacia delante, mágica y trágica, a la vez.

(sigue abajo, sin spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
kikujiro
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
23 de septiembre de 2008
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni una sola conversa, ni caricias, ni gestos, nada de ello es necesario para que se inicie uno de esos románticos viajes que se te clavan, que comprendes desde la declaración inicial, con el que te identificas rápidamente y que te cautiva y embelesa como si nada, casi sin quererlo, pese a sólo haber recitado unas palabras, pese a ser tan secas y directas.

A partir de ese instante, cada paso es una duda, un temor, una confesión que te abre las entrañas de los protagonistas: Ella, de la que te enamoras con una sencilla mirada, él, con el que te fundes con facilidad, con ligereza, entendiendo todos los motivos que llevan a ese tipo a tomar una decisión tan extrema, tan arriesgada.

De ahora en adelante, ya nada será lo mismo, y tras la impresionante, magnífica y deslumbrante introducción de Vyrypaev, que te mece entre sinuosos planos secuencia envueltos por una banda sonora soberbia, todo se retorcerá irradiando un frescor y un vigor increíbles. Dándote un resquicio de esperanza, una última gota de romanticismo, al que aferrarte durante poco menos de una hora para creer que aun no quedó enterrado del todo en esta sociedad artificial.
Y qué mejor que esos bellos parajes, esos hipnóticos contorneos del aire, ese fastuoso movimiento de cámara, para que el amor y el desgarro surjan dentro de ti una vez más, y te vuelvan a demoler como hacía tiempo que ningún otro sentimiento lo lograba.
Grandine
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
23 de marzo de 2008
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los elementos del paisaje, inmenso, son protagonistas y dominadores: la vasta llanura pajiza del Don, el ilimitado cielo, poblado de nubes brillantes que no pueden taparlo, y un gran río (el ancho Don), en lento camino al Mar Negro.
El sol y la luna marcan con sus trayectorias fijas un ritmo ancestral.
Muchas secuencias comienzan en el azul del cielo; alguna otra consiste en el mero movimiento de las nubes.
Lo humano aquí es destartalado y precario: las aisladas casas de tablas, los dos o tres coches, la moto con sidecar, las ropas desabrochadas...
A vista de pájaro (perspectiva que la película asume frecuentemente), sobrevolando los caminos de arena polvorienta, la impresión de insignificancia es aplastante.
Dos de estas vidas humanas quedan imantadas por una atracción que las trastorna. Se han visto una vez y han perdido el sueño. No pueden resistirse a la fuerza pasional que empuja al uno hacia el otro. Son jóvenes y la vida hierve en sus cuerpos, los inflama en los espacios abiertos, al sol y a la luz plateada del plenilunio; también bajo las estrellas que se reflejan por millones en las aguas.
Casi no hay siquiera una aldea, apenas se puede hablar de sociedad.
Pero sí hay psicología, psicología rústica: hay un marido, algo envejecido, que sentado a la mesa en camiseta de tirantes ordena con voz bronca le sirvan la comida, mientras bebe; un marido expeditivo, con vodka en las venas y fusil de caza...
La música, un persistente acordeón, entre inquietante y melancólico, recuerda al tango y va acumulando un difuso clima de fatalidad.
La baza paisajística, jugada con énfasis, consigue bastante belleza plástica, un escenario grandioso y un lirismo visual muy apreciable, pero a la hora de ahondar en la tragedia humana llega sólo hasta cierto punto: hay una tensión propia de lo trágico que no termina de aparecer, y se queda en lo tremendo.
Archilupo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
11 de septiembre de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cielo. El cielo no entiende de razones, no atiende a impulsos, no arremete de rabia. No responde ante nada, ahí permanece, cubriéndolo todo, como si nada dependiera de él. Te sobrecoge y empequeñece. Se muestra de un azul peremne, a veces, manchado por motas blancas, otras, de capas grises y negras. El viento mueve sus nubes, al azar, realizando nuevas formas y a la vez destruyendo otras, a su antojo.
Senderos. Trazan caminos bifurcados, opciones previamente establecidas sobre las que no te preguntaron. Nadie opta por el camino de la maleza, por lo intratable; camino cargado de incertidumbre...el inicial "¿Estaré haciendo lo correcto?" sustituido por la indiferencia a los demás, la Euforia.

Pavel y Vera no saben si es correcto lo que hacen, pero hacen lo que quieren. Tras una relación de miradas Pavel se declara a Vera, la relación entre ellos fluye de manera natural y parecen mimetizarse con el río que comunica sus casas, con las inmensas estepas que los aislan, con los atardeceres de un lugar único...que sirve de cómplice a esta relación furtiva a espaldas del marido de Vera. El amor como único remo de esta barca abocada a la tragedia, ¿Qué podría hacer, sino el amor, estremecer de esta manera? Su embriaguez no nos permite dislumbrar la tragedia...cómo si en el momento importase. Amor como frenesí, como Euforia.

Vyrypayev, en su ópera prima, nos introduce en una ambientación única, que hipnotiza. Con un posterior montaje preciosista, donde la excelente música (usada con tremenda inteligencia) introduce las escenas, que acaban en varios fundidos negros. Utiliza los giros y movimientos de cámara para impregnarnos más de los paisajes y su simbolismo. En conjunto, con los recursos a su alcanze, consigue encadilarnos con una historia dura, pero esperanzadora. Cine ruso de categoría, poesía en movimiento.
JLZM
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
14 de marzo de 2008
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pavel, un hombre casado, lleva una semana pensando constantemente en Vera. Decide ir a visitarla, porque desde que se miraron, nada ha vuelto a ser igual. Ella tiene marido e hija, y está igual de desconcertada que él en relación a sus sentimientos. Ambos viven en la inhóspita estepa siberiana y tienen pocos recursos económicos. Su historia de amor es un reto a la vida que han llevado hasta ahora.
Eurphoria es una de esas películas que pasan desapercibidas en cartelera, e inevitable cita para los amantes del gafapastismo. Y sin embargo, Euphoria, debut del realizador ruso Ivan Vyrypayev, es una interesantísima película, difícil de definir, y de olvidar. Contemplativa, romántica, pasional, apacible y violenta. Las contradicciones se agrupan en este pequeño filme, que compitió en el Festival de Venecia 2006 que consiguió el Pequeño León de Oro, y, más importante incluso, el apoyo de la crítica.
De argumento corriente, Euphoria comienza con una sinceridad demoledora. Dos protagonistas, sin preocupaciones, con vidas normales. Pero el sentimiento brota entre ellos. Sentimientos inesperados, trágicos, crueles, tremendamente poderosos. Te podría pasar a ti.
Pavel ya no puede esconder sus emociones. Decide encararse a Vera con lo que siente. Le explica que ya no puede vivir sin mirarla, tal y como lo había hecho desde su primer encuentro en ocasión de una boda. Ella le confiesa que también le miraba a él sin saber el porqué. Algo inexplicable se ha producido. Algo que ellos no habían conocido hasta el momento. Algo que ellos no comprenden.
Actores sin experiencia, paisajes desolados y diálogos mínimos. Ivan Vyrypayev compone una ambientación fría en la que reina la tranquilidad, pero con un “pequeño” río, el Don, metáfora de la violencia que puede llegar a desarrollar el ser humano. El fotógrafo Andrey Naidenov convierte a la estepa en un personaje más: hay infinidad de planos centrados únicamente en el paisaje. Frío, desangelado.
Quizá se te pase desapercibidas, pero si la ves, no la olvidarás. Llévate la coraza y no dejes aflorar la ternura. La Euphoria es peligrosa. Crea adicción, pero es una amante temporal. Cuando se desvanece, ¿qué queda? La dura realidad. Y ésta no volverá a ser como antes.
Naran
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow