Los bucaneros

La presencia de Charlton Heston, Yul Brynner - sin uno de sus rasgos característicos, la bola de billar - y la dirección de Anthony Quinn, son, a priori, los rasgos más atractivos de esta película de piratas que chamarilean con el botín de sus saqueos y que, cual top manta que se precie, siempre están dispuestos a tirar del cordel, cerrar la saca y levantar el vuelo, ante la llegada de las fuerzas “del orden”.

Este es el panorama que nos encontramos recién iniciada la película. Poco prometedor, debo reconocerlo. Menos mal que la cosa parece tocar fondo y va en una “in-crescendo” mejoría a medida que el metraje avanza, entre conflictos interpirateriles (demasiados capitanes en el mismo gallinero) y sentimientos patrióticos (no hay que olvidar la realidad histórica de la colaboración del pirata Laffitte en la llamada batalla de Nueva Orleans contra las tropas inglesas), así como gotas de humor:

- “Capitán, he perdido la oreja”
- “Para lo que hay que oír”
- “No. Si no es por eso. Es por el pendiente de plata…”

Al acabar, el film deja un buen sabor de boca. Esto si son piratas caballerosos y los demás son Barbanegras del tres al cuarto. Asumiendo sus responsabilidades. “ Noblesse oblige” a la francesa. Por cierto, la presencia de Charles Boyer sigue en paralelo el ritmo “vital” de la película, ridículo al principio y comprometido al final. Buen actor este Boyer, con muchas de cal y algunas de arena. Claire Bloom como chica de la película, hija del gobernador, un tanto anodina, muy al contrario de E.G.Marshall en el papel de su padre y que es siempre un actor de garantías.

Charlton Heston en su papel de General Andrew Jackson, personaje crucial en la historia americana y en la lucha por su independencia nos regala un papel demasiado breve para quienes admiramos su manera de hacer las cosas. Aunque, bien mirado, lo bueno si breve dos veces bueno.

Anthony Quinn, como director de cine era un buen actor. Primera frase matadora, como decía un cómico argentino. El bucanero -Laffitte-, un pirata mercenario -figura histórica famoso por su crueldad, conocido como El Olonés- que se ve enfrascado en las luchas en territorio norteamericano y ofrece sus servicios a cambio de oro y una amnistía general para sus hombres, enfrenta a los británicos. La película tiene un ritmo narrativo regular -en el sentido de no tan bueno- tiene altibajos y, reconozco que por momentos miré hacia otro lado, me costó mantener la atención totalmente indemne. Incluso esta película que es parcialmente de acción, muestra fallas en este aspecto; puede mencionarse el encuentro con un batallón escocés y el largo prolegómeno hasta que se despliega el combate. Es una película que puede verse con algo de paciencia, que tiene algunas notas de humor, con un Yul Brynner con cara de malo/cruel/sádico que no afloja en ningún momento. Hay algunos toque musicales acertados y lo mejor de todo, la escena del mar acerado -al comienzo de la película acompañando los créditos-. 5,6 puntos.

Antes de ser estudioso del cine y sus técnicas, soy espectador; del mismo modo en que, antes de ser escritor de novelas, soy lector. Filmaffinitty es un punto de referencia para todo aficionado al cine, que desea saber si una película merece o no la pena, a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena a mala, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de: PASABLE.
No es uno de los mejores filmes de Heston. No lo fue en su día, y ahora todavía menos. Anthony Quinn, por aquel entonces yerno de Cecil B. de Mille, dirige una película que su suegro echó por los suelos, arrepintiéndose de haber puesto este trabajo en las manos de su yerno. Heston cometió un error garrafal con su personaje, su querido Andrew Jackson, quien en la época que se retrata no tenía el pelo blanco. Esto fue mucho tiempo más tarde, cuando alcanzó la presidencia de los EE.UU. Cuando Heston se dio cuenta del error, quiso cambiar las escenas, pero ya era demasidado tarde, pues la película estaba ya en fase de posproducción. Es una cinta colorista, que vuelve a reunir a los protagonistas de Los Diez Mandamientos, dentro de la consabida trama de piratas, envueltos en un tufillo político pro americano, tan inocente como trasnochado. Ideal para la sobremesa.

Primera y única experiencia de Anthony Quinn en la realización en esta nueva versión de "Corsarios de Florida", en la que había participado como actor. Tanto el guión como la realización fueron sumamente fieles con su referente, hasta el punto de repetir planos idénticos.

Pese a evidenciar una notable solidez, sus resultados no tienen la inspiración del viejo film de Cecil B. de Mille. La acción se sitúa en 1812, cuando Estados Unidos y Gran Bretaña luchan por el control del territorio de Nueva Orleans. En medio está el último pirata, Laffitte, -Yul Brynner con pelo en un excelente papel-, que controla una pequeña isla de gran importancia estratégica y que duda entre apoyar a los americanos, que es lo que le pide su corazón, o tomar partido por los ingleses, la opción respaldada por sus hombres que tienen muy claro que la lucha se promete desigual, muy a favor de los ingleses.

El film se basa en hechos históricos, y cuenta con un reparto muy atractivo, además del citado Charlon Heston como el general Jackson. La música de Elmer Bernstein da al conjunto la adecuada atmósfera épica y patriota. Un 6,5.