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La necesidad desnuda

Comedia. Romance Dos individuos solitarios se encuentran y entablan una relación en un pueblo rural francés. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
21 de enero de 2020
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si te gusta Wes Anderson (piensa en The Tenenbaums o en Isle of Dogs) o Aki Kaurismäki (Le Havre), pues probablemente te guste Perdrix. Es ese tipo de cine independiente, íntimo, con un ridículo humor absurdo y una gran ternura en el desenvolvimiento del drama. Quizá por el entorno rural y la historia entre los dos protagonistas a mí me evocó un poco a la encantadora Blue Jay de Duplass, pero solo en tanto que son un hombre y una mujer jugando a descubrirse con naturalidad. A veces tanta naturalidad que parece una película mumblecore. Pero no lo es ni tiene nada que ver con Blue Jay.
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Ahora vamos con mis movidas personales. Porque todo esto para mí es personal y lo que te cuento aquí no dista mucho de lo que contaría tomando un café en una terraza. Vuelve cuando hayas visto la peli, ¿vale? Espero.
¡HABRÁ SPOILERS!:

Esta película me apareció de repente por Filmin. Me llamó la atención el cartel: un hombre, una mujer, solos, de pie, junto a un lago y con una palabra francesa que se asemeja a Grand Prix e incluso tiene esa misma tipografía clásica de carreras con un fuerte rojo en cursiva. Bien. Leo la extensísima sinopsis de Filmin por encima para no spoilearme mucho: no me llama nada la atención. Me lo pienso. Voy a FilmAffinity y leo su microsinopsis de una sola frase y...: «Antes tenía mi curiosidad; ahora tiene mi atención».

Empieza con un viaje en coche. Me gusta cuando una peli empieza así. Me gustó en Negociador, de Cobeaga, y me gustó en Locke (aunque ahí se abusara, pero ok). Es un buen comienzo. Es como una metáfora de ir a alguna parte. También sucedía en Ten Items or Less (otra historia de un hombre y una mujer que se conocen a lo largo de un viaje). Es algo típico de las road movies. Este es uno de mis géneros favoritos, si no el que más, porque es la mejor forma de contar una historia. ¿Qué forma mejor de que un hombre y una mujer se conozcan, si no es a través de un viaje? ¿De qué otra manera Quijano y Sancho se habrían podido hacer grandes amigos? ¡La aventura! (No me entiendas mal: tampoco es una road movie, como habrás podido ver).

En la historia nos encontramos con una trama principal: a una chica le roban el coche una tribu de nudistas y, con este, todos sus diarios. Esos diarios son lo único a lo que ella ha decidido atarse en la vida. En el pueblo cercano donde sucede el robo conoce a un gendarme tranquilo y conformista que vive con una familia muy peculiar en la que él parece ser el cabeza. Es Pierre un hombre que quizá en el pasado tuvo sueños de correr aventuras, pero que acabó resignándose a la vida de funcionario. Ella, Juliette, es esa clase de mujer con la que quizá Pierre podría vivir un «amour fou» y salir de eso que tan de moda se ha puesto y que tienden a llamar «la zona de confort». Juliette es una persona natural e impulsiva que, como Pierre —y como todos— también tiene alguna astilla clavada en la pata que le impide caminar como es debido.

Paralelamente se suceden una serie de subtramas que resultan bastante orgánicas en la narración, pues cada una se vincula a un personaje, los relaciona entre ellos sumando un todo y, finalmente, no necesariamente se cierran de forma hermética. Eso da madurez al relato y le aporta verosimilitud a la construcción de unos personajes secundarios con conflictos, sueños, etc, que contribuyen a enriquecer el total de la historia. Fetén.

Por mí, yo me habría quedado solo con la historia de Pierre y Juliette. Me fascina verlos interactuar entre sí. Pero ya se sabe: lo poco gusta y lo mucho cansa. Es necesario un punto y un contrapunto para facilitar el equilibrio; y no me parecen malos los recursos del guion para crear conflictos y situaciones cómicas con el resto de personajes. Por ahí todo correcto.

En general hay muchas cosas que me gustaron y sobre las que me pasaría la noche charlando, pero centrémonos en estas dos:

1— La banda sonora. Es sencillamente genial. Se introduce cuando es necesaria y de una forma muy natural. Encaja perfectamente con la narración y acierta, tanto la banda sonora original como los temas añadidos. Hay dos temas de la BSO que me gustan especialmente. Uno es «Gendarmerie». Los acordes iniciales me recuerdan muchísimo a la banda sonora de The Last Man on Earth (la serie de Will Forte). Le aporta un tono de comicidad asociado a la cutrez y a la monotonía; es decir, le da cercanía al relato. La otra pieza que me encanta es «Le lac des corbeaux». Casi todos los temas comienzan girando en torno a una línea melódica que recuerda MUCHÍSIMO al Nocturno 20 de Chopin, por eso también se hacen muy familiares al oído rápidamente.

2— Las localizaciones. Es un pequeño pueblo francés, amigable, sin pretensiones, rodeado de vegetación y con una fotografía notable. La realización, en general, es muy buena. Los planos están bien elegidos para apoyar con ellos escenas de comedia u otras más dramáticas, ¡pese a que es una ópera prima! Realmente es una delicia que no parezca algo grabado por unos estudiantes de FP, como esa bazofia de Iborra de The Leftovers (la empecé a ver un día antes y solo aguanté diez minutos; prometo acabarla un día para poder darle su uno con razón).

**Como anécdota: Hay una secuencia similar a la que protagoniza Ed Harris en un pantano, dando clase de Biología a unos muchachos en Un regalo para papá (1994). Pero aquí el biólogo es el colmo del patetismo, no se le dan bien los niños y la escena es un estandarte soberbio de ese humor patético —en el buen sentido— del que hace gala la peli.**
(Sigo en el spoiler con más ideas aún más desordenadas).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Silvio de Arabia
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10 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia romántica rozando el absurdo, que recuerda claramente a las películas de Wes Anderson, con guion original y dirigida por Erwan Le Duc al que auguro un futuro prometedor.

Juliette Webb, (Maud Wyler) es una chica inquieta que aparece por el pequeño pueblo y donde en un descuido le roba el coche con sus pertenencias una chica desnuda que pertenece a un club nudista. Al poner la denuncia en la gendarmería conoce a Pierre Perdrix, un tipo totalmente solitario y diferente a ella. Por la noche Juliette se autoinvita a su casa para dormir y conoce a su familia con los que convive. Entre ellos su madre Thérèse (Fanny Ardant) que lleva un programa de radio desde el garaje, su hermano Julien, especialista en lombrices de tierra y su sobrina. 

La acción esta ubicada en el corazón de un pequeño pueblo en la cordillera de los Vosgos (Alsacia) con un encanto precioso, rodeado de hermosos paisajes montañosos donde apenas ocurre nunca nada, Este amor improbable se alimentara del lirismo del lugar donde la originalidad de su historia y su sentido del humor tan peculiar hará que la película se disfrute bastante.
Destino Arrakis.com
videorecord
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8 de octubre de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Una pareja singular

El debut cinematográfico de Erwan Le Duc llega como una vorágine de peculiaridad y singularidad. Por lo cual, Perdrix es una carta de presentación que tiene las ideas claras y es realizar una comedia fuera de lo normal. De esta forma, se presentan unos personajes rocambolescos, que se encumbran en una secuencia de relaciones extravagantes y cuanto menos curiosas. Gracias al torbellino que se forma con la llegada de Juliette Webb, se ponen sobre la mesa ciertos temas de mayor complejidad como la resignación, la libertad y, como no, el romanticismo. También sería importante destacar una buena ejecución de la vis cómica, dado que, aunque toca los límites de lo irrisorio, siempre sabe mantenerse en una coherencia narrativa estupenda. Por ello, se ven algunas secuencias hilarantes, como la reconstrucción de una guerra histórica entre franceses y alemanes.

Sin embargo, lo que comienza como un relato innovador, acaba cayendo en una resolución algo más pastelosa. Con lo cual, todo ese influjo personal, culmina de una manera que no es tan original como el desarrollo que ha ido construyéndose a lo largo de todo el largometraje. No obstante, no sucede lo mismo con la evolución del resto de personajes, en concreto, los miembros de la familia Perdrix. Para ser más exactos, la resolución de la matriarca, Thérèse, deja esa reflexión poética de la superación, la liberación y de lo que significa para aquellos que se encuentran a su alrededor. Lo mismo sucede con Julien y Marion, que, además, en su caso, es más sencillo, pero encaja sin problemas en la concepción del film. En resumen, el guion tiene un potencial notable, que no termina por brillar por caer en algún punto más cercano a la comedia romántica clásica.

*La familia extraña

Ninguno de los actores que participa en Perdrix pasa desapercibido, por lo que puede estar satisfecho por la buena elección del pintoresco reparto. Para comenzar, Swann Arlaud utiliza su físico característico, para ir engañando al espectador con las primeras impresiones y fascinar por esa metamorfosis que se produce en pantalla. Además, tiene una energía muy vivaz, que sabe templarla para dar el efecto que se busca en su personaje. Lo mismo sucede con Maud Wyler, la cual da vida a Juliette Webb. Por un lado, tiene esa actitud lenguaraz y extraña, que sabe conjugarla con una personalidad llamativa y entender la necesidad de una buena ejecución de la expresividad facial para un trabajo tan visual. Además, los dos terminan por crear una sinergia entre ambos, que derrochan química por todos lados, dando una pareja actoral estupenda.

Después, Fanny Ardant es una profesional de la industria cinematográfica. Prueba de ello, es ese halo de divinismo, que, en este film, viene como anillo al dedo. Sin necesidad de aparecer durante un lapso prologando en el film, consigue obtener un efecto hipnótico, siendo uno de los personajes que transmite ese pesar. Por esta razón, Ardant se proclama como una de las actrices que más emociona durante la cinta. Luego, Nicolas Maury realiza un gran trabajo. La razón no es otra que obtiene esa animadversión, que se conjuga bien con las intenciones que hay detrás de esta actuación. Para terminar, Patience Munchenbach tiene duende ante la pantalla, con una sencillez excelente y una diversidad de registro que son una muestra de su buen hacer. Lo mismo ocurre con Alexandre Steiger, que, además, da ese equilibrio energético entre tanta excentricidad.

*Vivos, revueltos y extraños

Al tratarse de una película que hace esa alegoría a la locura, al disparate y a la incongruencia más coherente, la imagen que se busca es una fábula visual que esté en constante movimiento. Por este motivo, Perdrix en ningún momento ofrece unas tonalidades oscuras, sino que hay un contraste muy luminoso en torno a los colores escogidos. Gracias a ello, da una sensación de energía y vivacidad que lo transporta fácilmente hacia el espectador. Igualmente, la dirección de fotografía capta esos parajes casi de cuento, con una utilización de los exteriores exquisita. Mientras que aprovecha esos bosques frondosos, con una magia a su alrededor, luego también saca partido a los edificios tan característicos, dando una sensación de animación. Aun así, no hay que perder de vista aquellos encuadres que son una preciosidad.

Prueba de este buen hacer con lo visual son la delicadeza y belleza de escenas como la secuencia del lago, en el final de la película, o más rocambolescos como la que se produce en el baile. En todo caso, ambas encajan sin problemas. Por otra parte, la banda sonora es uno de los aspectos más relevantes de la película. De ahí que la mayor parte de escenas tengan una composición cautivadora, que sabe controlar los tiempos y dibuja un hilo relajado, disfrutable y, sin duda, envolvente. No podría haber una mejor forma de subrayar la experiencia cinematográfica. Por consiguiente, todos estos elementos se combinan en un montaje lleno de dinamismo y una agilidad muy apropiada para el tipo de film que se requiere. En consecuencia, es una cinta que deja un buen rollo dentro, desmarcándose en varios puntos de otras producciones de una índole parecida.

*Conclusión

Perdrix es una película distinta, con un aspecto más caricaturesco y extravagante. De esta forma, aborda el amor, la familia, la resignación y la búsqueda de la experiencia vital, con esos toques de irreverencia e histrionismo estupendo. Aun así, en su resolución, cae un tanto en el romanticismo cómico clásico. Por otro lado, el reparto es estupendo, llevando perfectamente en sus trabajos actorales esa locura coherente y con personalidad. Después, la construcción de la imagen se equilibra con la fábula visual y la hilarante acción. Junto con ello, una composición sonora exquisita, que encumbra la película en su experiencia ante el espectador. La locura del amor que se mantiene en una viveza impetuosa, reflejo de romper con la resignación del existir banal.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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18 de noviembre de 2019
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aporta la frescura de la vitalidad, del nacimiento diario de la primera vez, de esa gestión de los sentimientos que aún buscan ser felices. Una fuerza que engancha al espectador ya que mezcla unas bellas e intensas interpretaciones con una historia llena de irónica realidad, punzante discurso de crítica a la moralidad y un impulso al pensamiento libre y con fuerza capaz de renovarse y luchar por lo que de verdad nos llena. El guion es capaz de infiltrarnos en la inocencia perdida, en el blanco lienzo que aún tenemos por pintar, sin brochas de antemano impuestas. Así que cada matiz o color debe ser el elegido por los protagonistas y no los que les impone la sociedad. El guion es sensible y vivaz. Divertido e intenso. Original y fresco. Gana peso con su voraz y casi siempre burlona interpretación de la realidad cotidiana. El buen gusto llena la exposición de unos protagonistas dolidos y heridos por la vida, pero no por ello desfallecidos. A partir de ahí las tramas buscan encontrar su sitio a través de la aceptación de sus problemas, ayudando a que no decaiga la tensión narrativa y buscando un desenlace adecuado a una realidad cotidiana. Todo un acierto.
Bolseiro
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