La lección (Serie de TV)

Le pongo un 9 porque el 10 lo reservo para lo imposible. Magnífica serie israelí que nos permite conocer otra realidad pero con problemas y situaciones que son universales. Genial interpretación del Maya Landsman, en un reparto muy creíble y sólido. Toca diversos temas desde un arranque soberbio en que nos presenta un conflicto que los es todo: generacional, laboral, social, político...Esta serie es una buena manera de huir de americanadas que muy a menudo no hacen más que retorcer la imaginación.

Lo primero que hay que hacer es reconocer la valentía que derrocha Deakla Keydar con la serie “La lección”. Hay que ser incluso temerario para crear una producción televisiva en Israel denunciando el odio profundo y enquistado de la población judía contra el pueblo palestino, las posiciones fascistas de sus alas más ultraderechistas que han logrado inculcar a la juventud un odio heredado contra Palestina y un racismo intolerable e irracional en un pueblo que de por sí siempre fue el perseguido y que ahora se ha convertido en el perseguidor.

Y, lo más meritorio de todo, es que lo hace a través de una historia que se desarrolla alrededor de un instituto, a partir de un conflicto entre un profesor de Educación Cívica progresista y activista por la convivencia entre judíos y árabes y una chica ultraderechista radicalizada que propugna la expulsión de los árabes de la piscina municipal.

A partir de ahí, el conflicto se desarrolla y va creciendo, pasando del instituto a la ciudad, de ésta a los medios de comunicación y de aquí a convertirse en un problema político. El problema de la serie es que, en ese periplo, va de más a menos y todo lo que resultaba apasionante como conflicto en el aula se va disolviendo un tanto en algunos lugares comunes de la cinematografía sobre el tema. A pesar de ello, no deja de ser un honesto acercamiento al punto conflictivo más caliente del planeta y un grito contra la política que Israel está perpetrando contra el pueblo palestino.

Casi es un acto subversivo ver un producto audiovisual israelí en estos días. Y más si entra en el conflicto con los árabes y se atreve a tomar postura. Un profesor de instituto se tiene que enfrentar a la intolerancia y al odio de sus alumnos hacia el pueblo árabe, por mucho que les intente abrir la mente para huir de la visión maniquea que, desde pequeños, se les mete en su cabeza.

No podemos decir que se meta de lleno en el conflicto palestino - israelí, aunque sí se sirve de él para mostrarnos problemáticas sociales tanto universales como locales de Israel. La lectura que más me interesa es la condición en la que esos jóvenes, apenas llegados a la mayoría de edad, inician su formación militar al terminar el instituto. Los problemas irresueltos de la adolescencia, la ira, la rabia y la frustración propios de esa edad son llevados a un mundo adulto en el que te dan un arma y te dicen que el enemigo lo es al margen de cualquier matiz. Para ello, las fuerzas armadas deben ser veneradas como un ente casi divino, ajeno a la critica y el escrutinio. Suena bastante distópico.

Como decía, aunque al principio el conflicto árabe-israelí parece centrar la atención, reconocemos problemáticas adolescentes comunes en gran parte del mundo. También se nos muestra que, en Israel, el conflicto no ocupa siempre el primer lugar de las preocupaciones de las familias. Ayuda a entender que, en un momento en el que la polarización es extrema en lo tocante a ese país, también hay personas normales viviendo situaciones corrientes. No se trata de un país de psicópatas, aunque las acciones de su ejército a veces nos trasladen esa impresión.

Es cierto que esta dirección se acentúa a medida que los capítulos avanzan, perdiendo peso el tema político. Por ello, poco a poco, se va estandarizando, sin perder un mínimo de calidad, pero es cierto que pierde fuelle hacia el final. Un final abrupto y poco satisfactorio, como si se hubieran quedado sin tiempo para rodar o sin presupuesto. Ignoro si era con la intención de darle continuidad en otra temporada. Con todo, es una serie que merece verse, potente en su inicio y con notables actuaciones.