El gladiador más fuerte del mundo

Este género tan denostado y poco valorado como es el “peplum” a mí, en la mayoría de los casos, no sé si debería decir que me entretiene o me divierte, pero el caso es que lo disfruto bastante. Muchos de estos títulos no llegaron en su día a estrenarse en España, ya que la censura no lo veía lo más correcto, sobre todo cuando iban destinados a un público juvenil. Ay, esa censura...

A veces los Maciste, Ursus o Hércules, entre otros, eran films dirigidos por directores muy eficaces de la industria italiana, encontrándose títulos tan atractivos, al menos para mí, como “ Hércules en el centro de la Tierra”, uno de los mejores del género.

“La furia de Maciste”, también conocida como “Maciste, el gladiador más fuerte del mundo”, cuenta con el incombustible actor americano Mark Forrest como protagonista, uno de los más célebres que lo encarnaron y que sigue vivo con casi noventa años, con una vida de lo más movida y habiendo sabido renovarse laboralmente, pero, a la contra, está dirigida por uno de los directores menos dotados para el género de aventuras como Michele Lupo. Cabe recordar que antes de esta producción, Mark Forrest, ya había triunfado en taquilla con Campogalliani en “Maciste: El gigante del Valle de los Reyes”, con Cottafavi en “La venganza de Hércules” y con Leonviola, un año antes, con la amena “Maciste, el invencible”, películas que pudieron ser exportadas al mercado norteamericano, siendo “La furia de Maciste” una de las más flojas.

Michele Lupo, fallecido en 1989 a la temprana edad de cincuenta y seis años, tuvo más suerte, a nivel de taquilla, (ya que fueron muy escasos los aciertos con la crítica como con “Un hombre para respetar”), con los “spaghetti westerns” y con la casi media docena de películas que rodó con el poco versátil Bud Spencer.

Lupo se recrea en la peleas de cantina de manera bastante “naif”, perdiéndose en las de batallas y en las más importantes, las escenas dramáticas. En las mencionadas recurre a gracietas que repetiría hasta la saciedad durante casi toda su carrera, en las que un forzudo chocaría las cabezas de dos hombres que pretenden pegarle y estos, a cámara, bizquean hasta caer al suelo. Potenciándolo todo, hay una chimpancé, Cleopatra, que hace sus “monadas” y es quizás la que mejor entendió las intenciones del producto. Que yo recuerde, también Lupo recurriría a una chimpancé llamada Biba para que alegrara algo la función a los más pequeños en “Africa express”, donde la mayoría de los padres se entretenían más mirando a su protagonista, Ursula Andress y otros a su compañero, Giuliano Gemma.

Aquí, Lupo convierte la primera parte de la película en un festín de idioteces, y en la segunda parte, como si lo destinara a otro público, intenta remediarlo al ponerse serio e intentar volverse algo “gore”, siendo demasiado tarde. Algo parecido, aunque con más fallos y tedio, le ocurría en la olvidable “Los esclavos más fuertes del mundo”, de 1964.

Y es una pena que “La furia de Maciste” se quede en un vano intento de lo que pudo haber sido, ya que, técnicamente, está cuidada y rodada en Totalscope, pare darle un intento de espectacularidad dentro de su modesto presupuesto.

Eso sí. Tirón de orejas no tanto a su doblaje como a sus efectos de sonido. Comprendo que muchos la prefieran ver doblada, ya que su público así lo prefiere, pero su doblaje no ha cuidado los efectos de sonido, cutres a más no poder, donde el choque de espadas parece una llave que cae en un yunque o un río se oye como cuando alguien orina en un váter. Suele ocurrir muy a menudo este tipo de dejadez en ciertos doblajes, así como repetir temas de su banda sonora cuando les place en su versión doblada, o insertar música inventada por el estudio que no la incluye la película originalmente.

Magnífica película de aventuras. Sí, tiene un bajo presupuesto y puede considerarse serie B pero la básica trama argumental (la clásica conspiración seguida de venganza) transcurre con gran eficacia y entretenimiento.
Mark Forest es uno de los mejores Maciste de todas las películas basadas en el mítico personaje, sus rivales son otros viejos conocidos del resto de la serie o del peplum popular de los sesenta, el propio Dan Vadis encarnó a Maciste en alguna ocasión posteriormente.
Esta película además no está exenta de elementos descaradamente cómicos con personajes paródicos, dando cierto colorido y gracia aparte de las luchas que están bastante bien coreografiadas.

Estamos sin duda ante una película "de Maciste" con una calidad superior a la media.

Sin ser nada del otro mundo, se distingue de otras pelis de Maciste por aunar la habitual trama de la serie (consistente casi siempre en la restauración en el trono del buen soberano, preocupado por su pueblo, frente a los pérfidos usurpadores que solo quieren explotarlo) con cierto sentido del humor muy beneficioso.

Ambientada en un escenario, el del mundo romano clásico y los gladiadores, menos excéntrico que el de otras entregas de la serie, incluso pretende tener, en lo que cabe, cierto tono costumbrista, alejado del colosalismo y las batallas multitudinarias con miles de extras de otras entregas de la serie Maciste. Lo cual no quiere decir que las peleas individuales no abunden y estén, además, por eso mismo, muchísimo mejor curradas, con más abundancia de primeros planos y cuidado de los detalles.

En definitiva, una peli sin pretensiones y bastante disfrutable, que posiblemente sea de las más salvables por su calidad de la larga serie del musculoso héroe, junto a “Maciste, el coloso”, “Puños de Hierro” o “Maciste contra el jeque”

Nos encontramos ante una ajustada y entretenida producción histórica de aventuras, con honores mancillados y sangrientas venganzas entre gladiadores en la arena del circo, para el disfrute de la plebe.

Michele Lupo, con la colaboración estelar del musculoso intérprete, Mark Forest, consiguen dar forma y sentido a un enigmático e insólito juego de rivalidades y sospechas, que mantienen la atención y la emoción hasta su plausible y épico desenlace.

Mantiene el interés suscitado inicialmente, ofreciendo un entretenimiento con el que disfrutar y dejarse llevar por la osadía y descaro de sus protagonistas.

Producción italiana de corte televisivo, en la que hay espacio para la intriga y los enfrentamientos armados, con espacio para el humor en momentos de tensión.

La furia de Maciste, queda como un Peplum, digno de recomendación.