Beta Test

Otra y no la mejor, de un género demasiado explotado, y sobre el que tampoco aporta nada. Lo único que se puede rescatar son sus últimos 20 minutos, cuando el personaje de Bennet se lía a hostias con los malos.
Un joven (Larenz Tate) es elegido para probar un nuevo videojuego, pero no sabe que a otra persona (Manu Bennet) le han implantado un chip y cuando mueve los mandos del videojuego, está obligando al otro a actuar. Matar, robar etc.
Lo peor es que la película nunca despega ni es interesante. Manu Bennet es un excelente secundario y lo ha demostrado siendo Crixo en "Spartacus" o en varias temporadas de "Arrow", pero le falta mucho carisma para poder sostener por si sólo una película si el resto no acompaña. Con diálogos entre ampulosos y ridículos, del tipo:

-"Juegas a ser Dios" - No, Yo soy Dios" o
" Para empezar de cero primero hay que destruir"

Tampoco se entiende mucho ni las motivaciones de los malos, ni las de el "Jugador" que maneja los mandos ni nada. Demasiado poco para darle un aprobado a la película.

Sabes que una película es una «netflixada» cuando tiene un argumento medianamente interesante, pequeños toques de ciencia ficción y algún actor medianamente conocido. Vale, ¿se acuerdan de «Gamer»? Pues igual pero; con el muchísimo más buenorro que el madurito interesante Gerard Butler —que no me lo oiga decir— Manu Bennett, mucho más centrada en el juego en sí aunque tampoco es que todo sea dentro del juego, esta parte es mejor descubrirla por ustedes mismos, unos efectos especiales, muy especiales y unas escenas finales de lucha de película de risa. Se me olvidaba, tampoco sale el gran Michael C. Hall.

Total, que yo le pongo reguleras aunque reconozco que puede gustarle a un cierto tipo de público, a mí personalmente la media hora final me resultó extremadamente aburrida así que no la puedo aprobar. Lo siento Manu Bennett te prefiero en «Spartacus» aunque si pudiera manejarlo a mi antojo como en esta película, bueno lo cogería y (censurado).

Si tuviera que comparar esta película con la música lo haría con el álbum de Amparanoia «El poder de Machín» del cual solo la mitad vale la pena oir.