Matías, juez de línea

Me gustan muchas cosas del cine español... muchas no, bastantes. Que aporten personajes raros, tarados e incluso ambientes cutres me divierte y veo arte en ello. Pero este no es el caso de esta cinta.
Guión que toca lo absurdo, lo incoherente, lo antinatural... un juez de linea de la misma nacionalidad que uno de los equipos ¿no se mosquean los otros? Un alcalde bajo la lluvia y el frió de la noche sujetando una antena en el tejado del bar, para que tres desgraciados del pueblo vean el fútbol... unos guardias civiles que no saben ni donde tienen la polla (perdón). Y un tal pellejo viviendo en una chavola acuática con unas paredes que dan asco mirarlas... no, definitivamente le doy un no. Y no porque sea absurda, ya que por ejemplo "El milagro de P. Tinto" lo es y me divirtió. Simplemente porque no me hizo ni puñetera gracia le película.

PD. Carlos de Gabriel, pese a todo, si me gustó.

Supongo que cuando el director ecuchó la historia le pareció una idea buena. Pero de eso a llevarla a la pantalla y que funcione, hay un mundo.

La historia hace aguas por todas partes y los personajes está pillados por pinzas.

El guión, que pretende ser realista y verosimil, intenta no caerse por el precipicio de lo absurdo cuando lo que realmente necesita la cinta es saltar al vacío.

Hubiera sido mejor un corto, el tema no da para más.

PD: "-Rafa no me jodas. ¿Penalty y expulsión?. -Sí ha sido el 4."

En primer lugar yo la veo como una clara crítica social hacia esos pueblos rurales semi abandonados que hay en España.

La película está hecha al más puro estilo berlanguiano, así que hay que verla desde esa perspectiva y valorarla como tal, en las que hay escenas que me han arrancado unas carcajadas, que me han recordado a algunas otras de Charlot o Totò.

Por cierto, lo del famoso "Penalty y expulsión" fue el 29 de septiembre de 1996, y esta película se estrenó el 12 de abril, así que si los directores no eran Nostradamus, poco podían saber (ni hacer la película a raíz de eso) que 5 meses después ocurriría lo del famoso linier.

Si confías, malo, si no, mucho peor.
Quiere ser tierna y sarcástica y encantadora y costumbrista y simpática y divertida y... nada, está muy mal hecha, como sin acabar, amateurizada, en crudo, plato frío, vaciado, tiritando, desangelado, mostrenco, moribundo, mortecino.
Realmente no tiene mucho en concreto criticable, pero le falta todo, vida, alma, fuste, talento, ese no sé qué que te quedas balbuciendo y también lo de más allá y de lo otro, de todo un poco y del poco, todo entero, aquello que convierte una película o lo que sea en algo más que en unos actores repitiendo malamente los pobres un flojo texto, calvatrueno.
Te da la sensación de que la última hora completa nada aporta, al basurero con ella, que llega cansada sin ganas a un final de compromiso que no viene a cuento, a cumplir el expediente, que te da igual ya todo, acabáramos, llévame pronto.
Le falta mala leche, pan y huevos, y le sobra tontería, pereza, desaguisado, pero bueno, ya pasó, ya está hecho, ya no tiene remedio, de nada sirve quejarse al maestro armero.

Da la sensación de que La Cuadrilla quería hacer con Matías, juez de línea, un filme rápido. Tenían una idea rompedora (sobre todo con ese pueblo) y una interesante manera de hacer una fábula sobre salir adelante en la vida.

Desgraciadamente, el tiro sale por detrás.

Cuenta con dos actores atinados (Carlos de Gabriel se defiende de manera perfecta y Ramón Barea está inmenso) y una idea original de partida interesante. Unos primeros diez o veinte minutos decentes que desgraciadamente no proceden al resto del filme.

Acaba siendo una película insulsa (clásicos errores, EXCESO DE PERSONAJES, una trama que se acaba desmoronando) que desmerece su premisa.

Los personajes del pueblo apenas tienen ningún tipo de matiz, la idea original no les lleva a ningún lado y algunos personajes (como el interés romántico) llevan escrito en la frente su intención.

Que no es que uno esperase Berlanga, pero cree que había talento para mucho más. Y los últimos 30-40 minutos son demenciales. Desmerecen el buen inicio.

Y el nivel de las bromas, que comienza alto, acaba quedándose en bromas bastante baratejas que a uno no le consiguen hacer gracia.