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Un cuchillo en la oscuridad (TV)

Western Marshal Crown se encuentra en la caza de un asesino en una noche nublada. Francis decide contarle que la policía londinense tuvo que hacer frente a los mismos asesinatos el año pasado por alguien que se llamaba Jack el Destripador.
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
16 de febrero de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una propuesta que pasa inadvertida por su formato televisivo, ya que es uno de los 23 episodios de una serie del Oeste llamada Cimarrón pero se emiten como películas independientes. Encontraremos oscuras imágenes para un oscuro misterio de lo más curioso. Y la propuesta de este episodio es la siguiente: Jack The Ripper, en 1888 estaba en el Oeste de Estados Unidos, concretamente en la localidad de Cimarrón. En realidad, se tienen noticias que el verdadero Jack provenía de Francia, por lo visto fue un comerciante francés, que por cierto, se asegura que se trasladó a España cuanto vio que en Londres se intensificaba su búsqueda, ya que en un barrio humilde de Madrid aparecieron mujeres asesinadas de igual forma. El caso es que aquí aprovechan su fama para situarlo en Cimarrón y presentar los asesinatos de dos muchachas trabajadoras del Saloon. Incluso se nombra a Conan Doyle como el famoso investigador que se ocupó de esos crímenes, y Withechapel, el lugar de referencia de Jack.

El Western por tanto se convierte en un policiaco sin mucha tensión narrativa pero como curiosidad resulta aceptable, aunque en ningún momento abandona su cariz de episodio televisivo sin más valor. Para otros también puede verse por el trabajo de Stuart Whitman, el protagonista de la serie, un actor que se gana mi simpatía, igual que la tiene Rod Taylor, un coetáneo suyo. Ambos, sin ser grandes actores, supieron ganarse a pulso un puesto en ese difícil mundo e igual merecieron mayor prestigio por su total entrega.
floïd blue
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18 de febrero de 2021
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Ya pintaba mal desde el principio. Hablar en el título de oscuridad en una serie de televisión caracterizada por las pésimas imágenes nocturnas, era como mentar la soga en casa del ahorcado. Las previsiones, efectivamente, se cumplen de forma inexorable y la cinta transcurre íntegramente en una noche oscura como la boca del lobo que solo deja a ver, o entrever, los cuellos y los puños blancos de las camisas de los caballeros.
El caso es que cuando la cinta empieza estamos de fiesta bailando todos con desenfreno. Aparece por allí un cuchillo, se acaba el jolgorio y, ¡zas!, ya tenemos a una señorita de saloon acuchillada. Tan precisos son los cortes que le provocan la muerte que el primer sospechoso es el Dr. Casio. Las pesquisas pasan luego a un indio, a un jugador profesional, ¡a un afilador! y hasta a un inglés que lleva un maletín y un abrigo largo "como de enterrador". Inglés que ha llegado desde Londres siguiendo las huellas del famoso Jack el Destripador. Sí, el famoso asesino del barrio londinense de Whitechapel que este mismo año del Señor de 1888 ya se había llevado por delante allí a varias furcias y ahora "trabajaba" en América. Para más ambientación la niebla se extiende por toda la ciudad.
Si ya la serie es floja de por sí, en esta entrega las malas imágenes nocturnas nos dejan bastante in albis de lo que sucede en cada momento. Diálogos penosos y desenlace folletinesco para una intriga a la que se le podía haber sacado mucho más partido.
Lafuente Estefanía
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