Estación zombie: Seúl

No parece ningún secreto que vivimos en una sociedad caníbal.
Se falta el respeto a nuestros semejantes por el color de la piel, la riqueza social o la supuesta gravedad de los respectivos problemas, provocando que, cada vez más, los tiempos modernos sean un sinónimo de deshumanización progresiva, donde pierde el que más se preocupa.

'Seoul Station', como ya hiciera y desarrollaba su hermana mayor 'Train to Busan', aprovecha una infección incontrolable de muertos vivientes para hablar de todas nuestras pequeñas, malolientes fallas, que a la hora de la verdad favorecerían nuestra caída.
Una sociedad no se destruye sola: primero está destruida ya desde dentro, con la falta de comunicación como nota común entre sus miembros, eso sin hablar de la falta de interés por los problemas ajenos.
No es extraño que los zombies nos estén ganando la partida, porque al fin y al cabo ellos no se ponen la zancadilla cada vez que pueden, ni renuncian cobardemente a lo que quieren, y han conseguido un objetivo común en el que centrarse, por muy primario y salvaje que sea.

La gente de a pie, sin embargo, sigue preocupada por rencores pasados que les separan, a la vez que han desarrollado un instinto de supervivencia basado en el "primero yo y que les jodan a los demás".
Así sucede antes de ningún zombie, cuando Ki-woong promociona a su novia Hye-Sun por internet, vendiéndola para pagar un alquiler que no le da la gana currarse, enfadándose incluso porque ella quiera dejar atrás su pasado de prostitución.
Su historia personal, y la posterior búsqueda del padre de Hye-Sun para salvar a su propia hija, marcan el ritmo del brote infeccioso, siendo la única cruzada esperanzadora entre una población atemorizada y frívola, que a la mínima de cambio huye o traiciona sin reparo alguno.

Valga como ejemplo de la tesis social muchos momentos en el que una situación escalofriante... se convierte en una parodia monstruosa de la paranoia y la inutilidad, donde el espectador se ríe por no llorar.

Lo más terrible, pero a la larga tristemente coherente, es pensar que esta sociedad merecía el virus que la asola.
Sus pobres conceptos de solidaridad merecen un escarmiento, los cobardes deberían ganarse el derecho a seguir respirando si sobreviven, y las almas inocentes como Hye-Sun prueban su tolerancia al sufrimiento en el infierno de los convenidos.
Mirando el caos y la desolación, el mayor dolor no es lo que se ve, sino la sensación de que, por fin, nos llevaremos todos bien.
Aunque solo sea porque ya habremos exteriorizado nuestra horrenda naturaleza de saltarnos a la yugular unos a otros.

Esperaba más de esta película:

-Como cine coreano, del que soy bastante fan en general.
-Del director Yeon Sang-ho, que me encandiló con The King of Pigs.
- Pero sobre todo, esperaba algo más como complemento de Train to Busan, que desde luego dejó el listón por las nubes. Sabía que no la iba a alcanzar, pero esperaba que aportase algo como conjunto, ya no el origen de la infección que eso me da igual (no entiendo tanto obsesionado en películas del género por saber el porqué de todo), pero sí esperaba al menos algún personaje en común, en concreto dos de ellos*.

A todo ello hay que sumarle una animación bastante regulera para 2016, no por el estilo de dibujo, sino por las animaciones de personajes y sus movimientos.

Lo cierto es que no aporta nada, una pizca de critica social, escenas bastante "meh" y un ritmo algo lentillo. Quizá si hubiese visto esta antes que Train to Busan la nota final sería algo distinta.

En conclusión vean Train to Busan y no pierdan su tiempo con esta.


(mini SPOILER de Train to Busan - No lo consideraría spoiler, sólo menciono dos personajes, pero tampoco quiero fastidiar a nadie).

De acuerdo con otras críticas en que es otra película de zombies que toma demasiados elementos de otras películas/series de zombies. Pareja de enamorados que en medio del apocalipsis urbano intentan reencontrarse, incluso toma escenas que hemos visto en otras películas, como el momento en el que se tienen que encerrar en una celda para huir de la horda. Hasta estoy de acuerdo en que es bastante inferior a "Train to Busan" en ritmo y tensión narrativa, pero personalmente me ha gustado ese giro de guión a final de la película, por inesperado, o porque en una película de zombies no veía venir algo así, intentando dar algo de profundidad al relato y a los personajes. Algunos dirán que es un poco rebuscado, quizá lo sea, pero, solo por aguantar hasta ese final, creo que merece la pena ver la película. Hay muchas otras producciones del género con más nombre y fama y que son peores.

Parece razonable pensar que esta película es una prueba de Yeon Sang-ho para su gran obra "Train to Busan", se nos presentan elementos parecidos para conformar la historia, aunque quizá a menor escala. La historia comienza haciendo algo de hincapié en lo alienado e insolidario de la sociedad cuando un joven que encuentra a un anciano malherido al que pretende ayudar se encuentra sólo con vejaciones por parte de las autoridades y de otros transeúntes. Por supuesto, este va a ser el desencadenante de toda la trama, el virus se va transmitiendo principalmente entre los vagabundos, los más vulnerables debido a sus condiciones.

Como en tantas otras, los diferentes personajes presentados sólo van a ser una pequeña excusa para intentar contar lo que supondría una plaga zombi en una gran ciudad. Aquí surge un problema ya que los ambientes a los que se recurre son en general bastante abiertos, los alrededores de la estación, desaprovechándose la oportunidad de utilizar espacios más cerrados que hubieran sido muy verosímiles y que trasmiten mucho más en este tipo de historias.

Disfruta además de una animación bastante buena capaz de transmitir la urgencia y desesperación de los personajes, aunque quizá se quede un poco corta en temas de gore, que suelen ser bastante claves en el género zombi, Además la baza del terror tampoco está de su parte, siendo estos fallos los que peor le hacen al film.

Por supuesto, no es tan efectiva como su hermana mayor aunque quizás si que tenga más carga moral, mostrada a veces de una forma obvia pero muy patente. A parte de la crítica al rechazo a la gente que malvive en la calle destaca sobre las demás la mala visión que da sobre las autoridades, especialmente de policía, a la que, como ya es habitual en el cine surcoreano, se presenta como un colectivo ineficiente e incompetente. En definitiva, "Seoul Station" supone un entretenimiento muy estimable y efectivo.

"Seoul Station"
El cine de zombies más actual suele seguir unos esquemas establecidos en cuanto a narración, personajes, situaciones, etc. Y esta no se libra de él. 1/4 de la película son personajes corriendo por sus vidas sin darle demasiada importancia a la inteligencia de estos o variedad a sus escenarios. Intenta crear personalidades diferentes y realistas pero no termina de conseguirlo, ¿Por qué? Por su estilo de animación. Esa especie de 2D/3D al que tardas en acostumbrarte tampoco termina de crear un buen ambiente, los personajes no tienen unas expresiones marcadas ni unos movimientos fluidos que te hagan apreciarlo.
Pero no todo es malo. La peli tiene sus salvavidas. Trata situaciones polémicas como la indigencia o la prostitución mediante la historia de sus protagonistas, y lo hace bien. Critica a la sociedad que trata la pobreza como algo invisible y también a las fuerzas del orden que se sobrepasan con los ciudadanos de a pie. Y para rematar, tiene un desenlace que hace que te haya merecido más la pena pagar por verla.
EN RESÚMEN: Una película de zombies al uso, con una animación algo cargante pero con temas a tratar y desenlace mucho más aceptables.
NOTA: 6