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Ashkal, los crímenes de Túnez

Thriller. Intriga. Drama En los Jardines de Cartago, un barrio de Túnez creado por el antiguo Régimen y cuya construcción se detuvo al comienzo de la Revolución, dos policías encuentran un cuerpo calcinado en uno de los solares. A medida que la construcción de la zona se reanuda lentamente, comienzan también a investigar este misterioso caso. Cuando el evento se repite, el caso da un giro desconcertante.
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
9 de octubre de 2023
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una inquietante película policiaca tunecina que tiene como tema principal el fuego, al igual que otro film estrenado hace poco tiempo entre nosotros titulado "Harka" donde un joven de la región de Sidi Bouzid se prendió fuego para protestar por la sistemática corrupción de la policía. Este suicidio provocó una ola de protestas en todo el país, que que llevaron a la salida del presidente Ben Ali, en el poder desde hacía veintitrés años.

En Askal tenemos una serie de inmolaciones en un barrio algo sospechosas que hacen que la policía tome cartas en el asunto. La investigación la llevará la inspectora Fatma, junto a su compañero Batal.

Con una puesta en escena muy oscura (casi rodada de noche) el director Youssef Chebbi explora la sublevación popular ocurrida en Túnez, así como las inseguridades y características políticas y religiosas del país, mezclándolo en este thriller policiaco bastante conseguido.

Los Jardines de Cartago, un distrito abandonado de Túnez con enormes edificios a medio construir durante el régimen de Ben Ali sirven de un interesante plato improvisado que ayuda a darle al film una estética extraña e interesante a la vez.   

Podría parecer también una metáfora de esa historia política de Tunez aprovechando ese curioso entorno. Un thriller de suspense recomendable por la extrañeza que supone un film de este género procedente de ese país.
Destino Arrakis.com
videorecord
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2 de mayo de 2023
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ashkal (2022), de Youssef Chebbi, comienza con una sucesión de textos en pantalla donde se informa que la urbanización Jardines de Cartago era un ambicioso proyecto de construcción de viviendas para dignatarios en Túnez, que se vio interrumpida con el comienzo de la así denominada Primavera Árabe, cuando, en diciembre de 2010, el vendedor ambulante Mohamed Bouazizi se inmoló por fuego tras un abuso policial en la ciudad de Sidi Bouzid, lo cual, a la postre desembocaría en la dimisión de Ben Ali.
Pues bien, tras esa información inicial, la película en sentido estricto, arranca con lo que tiene todo el aspecto de un caso policial, pues en los despojos de esa urbanización inconclusa se halla el cadáver calcinado de uno de sus vigilantes. Pero ya está, porque no tardamos en comprender que ese entramado criminológico trasciende a cuestiones que alcanzan a la sociedad tunecina, en general.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fco Javier Rodríguez Barranco
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3 de octubre de 2023
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El jardinero de Cartago

Lo fácil para solucionar un caso es cerrarlo en falso. Un cuerpo calcinado sin signos de violencia es un suicidio. Ir más allá sería de metomentodo. Fatma y Batal son de ese tipo de policías, si todas las piezas no encajan es que no es un puzzle. Los cuerpos calcinados se van sucediendo sin explicación aparente en el barrio. Las estructuras de hormigón son el escondite de un mal que acecha. Víctimas sin relación aparente mueren bajo el fuego. Su persistencia en la investigación les llevará a una silueta en la oscuridad.

Ashkal, los crímenes de Túnez se adentra en las interioridades de la sociedad tunecina. No hay mejor análisis sociológico que el cine negro para radiografiar los mecanismos de una comunidad. Vemos la vertiente religiosa, los estamentos de orden, incluso nos quedamos con ganas de más en ese conocimiento de Túnez.

*Inmolar-se

No sólo se inmolan las personas, también los sistemas. El mundo árabe tras su primavera sufrió una serie de convulsiones que transformaron la zona. Los regímenes autoritarios daban lugar a sistemas populistas que tienen que luchar por mantenerse. La dualidad entre estado y religión es muy difusa en esos países por lo que su capacidad de ignición es altísima.

Otra película, superior en este caso a Ashkal, los crímenes de Túnez es el Cairo Confidencial (2017). Contiene un hilo argumental más potente y desarrollado. Sin embargo ambas beben de los mismos lugares, sociedades con lugares oscuros, con disputas de poderes, donde siempre hay un inocente que paga los platos rotos. Ese no levantar la voz por lo que pueda pasar, está muy vivo en ambos films.

*Levantar las alfombras

Una de las tramas secundarias dentro de Ashkal, los crímenes de Túnez, injustamente cerrada es la corrupción policial. Cuando los sistemas autoritarios mueren quedan rescoldos en todos sus estamentos. Toda clase de abusos policiales eran las prácticas habituales hace unos años, y ahora se quiere y se necesita pasar página.

Todas las prácticas antidemocráticas son analizadas en una comisión en la que participa el padre de nuestra protagonista. Este parentesco le genera dificultades dentro del cuerpo. Este antagonismo entre el policía moderno y el antiguo, lo podemos ver en películas como La isla mínima (2014). Figuras que cambian de un régimen a otro sin apenas hacer ruido. Pasan de comunistas o fascistas a ejemplares demócratas sin decir esta boca es mía. Esas sombras que se vuelven lugares comunes del sistema, siempre han estado ahí y morirán estando ahí.

Por otro lado Batal, aunque policía poco ortodoxo quiere colaborar en la limpieza del sistema policial. Sus ideas se mueven entre la conciencia de los horrores cometidos y la necesidad de sobrevivir en un mundo complejo. Tiene una familia, algo por lo que merece la pena luchar y será el late motiv de su personaje durante toda la película.

Ambos Fatma y Batal desde la melancolía y la violencia tienen sus luchas particulares. La lucha de Fatma con el amor tampoco tiene un hilo claro, nos deja un personaje muy apetecible para desarrollar en una hipotética segunda parte.

*Un espíritu inflamable

Aunque Ashkal, los crímenes de Túnez se maneja a lo largo de su hora y media de metraje en un tono oscuro, sobrio, típico del cine negro, el final tiene más que ver con la radicalidad y la pirotecnia. Una película que sigue con los patrones de este tipo de cine de género, quizá demasiado al pie de la letra y que sin embargo cuenta con tramas muy interesantes (relación Fatma, crímenes policiales) quedan incomprensiblemente olvidadas o cerradas en falso.

Sin embargo su final destaca por encima del resto de la película. Te deja con ganas de saber más sobre ese barrio y su espíritu dispuesto a combustionar.

Escrito por Carlos Gómez Puebla
Cinemagavia
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