La nube

Cinta francesa que que intenta hacernos pasar un mal rato, unas veces con la travesuras de unos voraces insectos, otras con el comportamiento estúpido de sus personajes. Virginie es una viuda que saca a delante a sus dos hijos y a una granja de cría de saltamontes, cuyo destino es el consumo animal como pienso. El golpe de timón se produce cuando descubre accidentalmente que sus insectos lucen más grandes y mas fuertes si les da alimento de origen animal.

Terminé un tanto confundido al terminar de verla. No sabía si había visto una película de suspense y terror en la que unos bichos mutantes se postulan para invadir el planeta y devorar a toda criatura viviente o si todo era una especie de alegoría sobre las relaciones madre-hija. Para que no me peguen un toque me paso a la zona espoiler.

Pocas narraciones son tan acertadas como las de Victor y Genevray, pocas direcciones son tan atinadas como la de Philippot y pocas actuaciones son tan vulnerablemente exquisitas como la de Suliane Brahim.

Al "terror" de este filme se lo puede calificar de, quizás, terror inteligente o terror psicológico pero así y todo, yo prefiero catalogarlo como 'drama familiar in crescendo'.
Su personal cuota de suspenso no es más que un marco para un guión que detalla con rigor artístico la evolución de sus personajes en tan solo cien minutos.
A destacar las actuaciones en general ya que todas logran mimetizarse entre sí, amalgamando gradualmente la premisa con el conjunto sin desoír los tiempos, esenciales en el argumento.

Como toda producción, tiene sus puntos flacos aunque los mismos no condicionan en absoluto el desarrollo de la trama, con escenas que aparentan relleno debido al manejo errado del propósito de algunas de las mismas.

Lo mejor: su ambientación gris a plena luz del sol y cómo esta muta para solapar en sedas un realismo que sugiere la decantación de la locura por peldaños, todo cubierto con un tinte profundamente cortazariano.

Lo peor: lo precoz de su resolución, como queriendo aglutinar sin solucionar en pos de cubrir los tiempos para quedar en los límites de un film aceptable en su extensión horaria.

La producción es muy cortita. No se han partido la cabeza ni han gastado mucho dinero, Todo se ha reducido a comprar plásticos y tubos para montar unos invernaderos. Y unos pocos saltamontes. Casi parece un telefilm barato o una serie B.
La dirección es extremadamente torpe. Incapaz de contarnos la película con un mínimo de intriga y suspense. Todo resulta tópico y vulgar. Le dio por el perfil psicológico de los protagonistas y ¡vaya tela! de escenas irrelevantes, cutres y aburridas. También es verdad que con una historia tan mala poco puede hacer.
La historia es lo de siempre pero en peor. Esta vez han sido saltamontes mañana serán loritos. Desde el principio la abandonaron, no supieron qué hacer con ella y no fueron capaces de crear una trama medianamente interesante. Todo era perfectamente previsible. Y para hacerla aún más mala, a la insistencia fallida en los perfiles psicológicos, se une un concurso para ver quién se comporta de la forma más mema. Es sorprendente el bajo nivel del guion. Y de las Leyes de la Física ya ni hablo, la guinda del pastel, lo dejo para Newton.
Los protagonistas están todos exagerados y sobreactuados, con unos diálogos casi inexistentes y una ausencia de credibilidad que ni queriendo se consigue. Y es que es muy difícil hacer algo medianamente decente con unos papeles que requieren hacer el imbécil a todas horas.
Resumiendo: es vulgar, lenta y aburrida. Perfectamente olvidable.

Estamos ante un film que coquetea con el terror, tanto que después de haberla visto no dudamos en meterla en el saco de producciones que despiertan en el espectador, como mínimo, desasosiego. Esto como telón de fondo de un tema tan universal como la codicia y sus límites.

Como toda buena película de origen francés, el costumbrismo aparece desde el minuto uno. Y lo hace a través de unos diálogos que, sin duda, escucharíamos en cualquier hogar. Esta cercanía, muy de agradecer por cierto, hace que conforme avanzan los minutos no nos creamos lo que estamos viendo. Es un in crescendo que nos vas golpeando y que cuenta con la colaboración de un insecto tan pequeño como el saltamontes. Nótese que lo hemos escrito en singular.

Una mujer que vive con sus dos hijos, comienza el negocio de la cría de saltamontes comestibles. Poco a poco su obsesión por esos bichejos irá más allá de lo puramente económico.

Just Philippot se estrena en el mundo del largometraje con esta producción, la cual rueda con firmeza, apoyada en un buen guion a cargo de Jérôme Genevray y Franck Victor que no duda en profundizar en algo tan humano y lejano en el tiempo como es el ansia de poseer muchas cosas. Esta premisa que en principio aparece muy claramente, se va diluyendo conforme avanza la cinta por la obsesión de la protagonista en llevar a cabo una experimentación anti natura, que tiene la particularidad que la realiza por su cuenta y riesgo sin acabar de comprender el alcance de sus actos.

Visualmente muy atractiva, La Nuée va captando la atención del espectador con muy pocos alardes técnicos y con una importancia capital de las interpretaciones, que aportan mucha humanidad y sustentan el peso del film sin acudir a imágenes de apoyo que, creemos, en otras latitudes habrían tenido más protagonismo que el deseado. De todas maneras indicar que aparecen algunas escenas muy bien rodadas, con una pizca de sangre por cierto, que apoyan la historia sin necesidad de mucho más.

Vamos con el elenco. Encabeza el reparto la excelente Suliane Brahim, una especie de superwoman que no duda en hacer lo que haga falta para evitar el fracaso de sus originales negocios. La secundan una gran Marie Narbonne, como hija en edad adolescente y algo rebelde, Raphael Romand en el papel de hijo y Sofian Khammes como amigo, no sabemos si con derecho a roce o no, de la madre.

La grata impresión que nos ha causado su visionado hace que la recomendemos a los amantes de un cine no demasiado truculento. A los que no, decirles que tienen la oportunidad de ver una película que te deja un gran sabor de boca.

https://www.terrorweekend.com/2020/10/la-nuee-review.html

La Nuée (2020), en español La Nube, es una película francesa que combina un drama familiar con un relato de terror alrededor de una madre que además de criar a sus dos hijos lleva adelante un emprendimiento agrícola en el que cultiva saltamontes. Primera película de Just Philippot. Estreno en Netflix.

Por Nicolás Bianchi

Si bien por momentos luce algo dispersa en cuanto a los temas que desarrolla La Nuée es una película de terror que recorre uno de los grandes tropos del género: la maternidad. Virginie Hébrard (Suliane Brahim) es una madre viuda que vive en las afueras de un pueblo con sus dos hijos. Laura (Marie Narbonne) es una preadolescente que comienza a sufrir acoso de parte de sus pares por la actividad a la que se dedica su familia mientras que Gaston (Raphael Romand) es todavía un niño que lo único que desea es que lo dejen ir al campamento del equipo de fútbol del colegio.

Son tiempos duros para Virginie. Su emprendimiento agrario, que consiste en la cría de saltamontes para luego elaborar con ellos una harina que sirve para alimentar a animales más grandes, como por ejemplo patos, tambalea por los flojos rendimientos. Los domos en los que la mujer tiene sacos en los que los insectos se reproducen arrojan magros resultados.

Por accidente Virginie se desmaya en un domo luego de sufrir una herida cortante en el brazo. Cuando despierta se encuentra con que los saltamontes están alimentándose de su sangre y de su carne también. Rápidamente los ahuyenta y cura sus lastimaduras. A los pocos días descubre que los bichos están más grandes y fuertes que antes. El emprendimiento de Virginie necesita de más sangre para prosperar.

En cuanto a la trama vinculada al terror la película logra escenas incómodas que provocan cierto desagrado a partir de los primeros planos de los pequeños enjambres de insectos que se alimentan de lo que encuentran dónde sea que estén. Algo cada vez más hambriento y peligroso va creciendo dentro de los domos de Virginie, que expande su operación. El zumbido que proviene de allí es cada vez más fuerte.

Mientras tanto, la protagonista comienza a perder contacto con sus hijos. Laura atraviesa una fase de rebeldía porque desea irse a vivir a otro lado mientras que Gaston se obsesiona con la compañía de la cabra Huguette, única sobreviviente de un emprendimiento familiar anterior, del que también participó su ya fallecido padre. En la búsqueda de alimentos para sus criaturas Virginie va a incurrir en conductas riesgosas, incluso para su propio físico.

La Nuée logra construir tensión y expectativa alrededor de lo que puede pasar con el enjambre de Virginie, que siempre luce al borde del descontrol. En sus cien minutos de duración por momentos se dispersa. En algún momento la idea de la sustentabilidad de los emprendimientos agrarios parecer ser el eje central. También se presentan algunas escenas en las que Laura sufre bullying por redes sociales, sub trama que nunca se cierra del todo bien. Cuando la película abandona las vías subsidiarias de su relato principal logra sus mejores momentos, aunque pueda quedar cierto sinsabor por un final en el que el director elige un camino más fácil que otros posibles.

Está en Netflix y también online. Contacto: [email protected].