Haz click aquí para copiar la URL

¡Venga alegría!

Comedia. Aventuras. Romance Un joven millonario hipocondríaco viaja con su guapa enfermera y su servicial mayordomo a la imaginaria isla sudamericana de Paradiso. Pero, a pesar de su nombre, la isla no es lo que cabría esperar. (FILMAFFINITY)
1 2 >>
Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
13 de marzo de 2011
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
9 de cada 10 veces diría que el gag más fascinante de Harold LLoyd es el del final de Venga alegría. No cuando Harold Lloyd sabe que es padre y John Aasen policía para todos los coches para que pase. El que digo va más allá de la expresión con palabras. Es la culminación de la pantomima de un Lloyd que está por encima del bien y del mal. Cojan unos cocos, un puro, un cañón, un tambor y verán que en manos de Harold Lloyd la convertirá en la cima de su arte. Y el arte de Harold Lloyd es inigualable para los mortales. El que lo superó era un extraterrestre.
RONNIE JAMES DIO (CUENTA BLOQUEADA)
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9 de diciembre de 2008
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película recomendada por el señor Chaplin pasa a ser recomendable.
Cinta indispensable para conocer el cine desde los inicios: los argumentos de equívocos entre los personajes, persecuciones disparatadas (algunas al son de pasodobles españoles dirigidos por el señor Israel, incluyendo el famoso de Las bodas de Luis Alonso) y caídas aparatosas.
Los efectos especiales parecen fáciles pero tienen su laboriosidad, y su mérito por tanto. Hay que ver al gigante agradecido arrancar y posteriormente llevar en alto el balcón, con su amigo Harold el millonario en él, para acercarlo al otro donde estaba el malo de la peli con la asustada enfermera. Un logro.
Las escenas cómicas con las explosiones y las correrías de los revolucionarios de un lado para otro podrán igualarse en el tiempo pero no superarse porque son perfectas y logran, como digo, que parezcan sencillas y naturales pero se nota el arduo trabajo de la dirección.
Una curiosidad: En algunas imágenes, como en la presentación de los personajes malvados, he creído ver en ellas cierta similitud a las viñetas de los primeros álbumes de George Remi, como si se hubiera fijado en ellas a la hora de diseñar sus fabulosas creaciones, tanto las del Oeste americano como las que transcurren en Sudamérica: La oreja rota (serán imaginaciones).
floïd blue
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
22 de febrero de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor:
Alguna vez en mi vida la puse la segunda mejor película de Harold Lloyd, el gigante John Aasen, Jobyna Ralston y su caja de pastillas, la silla de ruedas y su bajada al mundo de la ocupación, las largas siestas de los parroquianos, pocas películas de Buster Keaton son mejores, incluso diría a lo sumo dos y no es precisamente El maquinista de la general.
Lo peor:
La nula repercusión de semejante obra maestra y la nula publicación de algún libro en nuestro país.
LAURADURMIENTE
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10 de agosto de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que se hacen para justificar las guerras… éstas son válidas cuando se trata de derrocar a un bárbaro o a un tirano, pero dan rabia y grima cuando justifican el arrasamiento de un pueblo, sólo para apropiarse de sus tierras y/o de sus riquezas. Hay películas que se hacen para demostrar las infamias de la guerra… éstas dignifican al hombre y traen luz a la humanidad porque promueven un mundo civilizado. Y hay películas que se hacen para reírse de la guerra… éstas traen esperanza para el hombre porque, se necesita grandeza y profunda sensibilidad, para ver el lado positivo o amable que puede haber en cualquier conflicto.

“¡VENGA ALEGRÍA!” es otra irradiación de magia, de enorme ingenio y de encanto a borbotones, que le debemos a ese maravilloso comediante que fuera Harold Lloyd. Ahora, él es un ricachón ocioso con un nombre de alcurnia, Harold van Pelham, y como terapia para una reciente enfermedad, se marcha con su enfermera (“la mujer que pone alma y corazón en su trabajo… sobre todo corazón”) y con su mayordomo Pipps, hacia una isla de Suramérica cuyo nombre promete las mayores satisfacciones. Se llama Paradiso y se encuentra situada en el mar de Chile. Pero allí la paz dura segundos porque, en ese preciso instante, un ejército de rebeldes se prepara para el derrocamiento del gobierno… y nuestro amigo Harold ha sido puesto en la mira, porque todo hace suponer que es un aliado del Estado. Lo curioso es que el líder (un renegado gringo), los rebeldes (malhechores de la isla) y las mujeres, visten todos como mexicanos. ¿Se le olvidó a Harold, y a sus directores, que la isla está ubicada en Suramérica?

Pero bueno, esto no es relevante. Boo-boos hemos visto hasta en “Titanic”. Lo que importa aquí, es la deliciosa alianza que establece nuestro Harold con el gigante Colosso y la manera pletórica de ingenio como juntos se enfrentan a sus enemigos. La sacada de la muela, la batalla con el cañón, la pelea con Jim Blake, la recreación de la guardia, el gigante buscando a la enfermera… son momentos hilarantes y de gran belleza por donde se miren. Aquí hay magia, plástica de gran altura y la presencia de un actor que se introduce para siempre en nuestros corazones.

Aplausos también para Johan Aasen, a quien siento ahora como el mejor gigante que ha dado la historia del cine. Tras este perfecto debut, sería invitado a aparecer en once filmes más, y le recuerdo también por “La parada de los monstruos”.

El amor es una gran fuerza, es el poder más grande del mundo. Si no me lo creen, vean lo que Harold von Pelham, un simple vividor adicto a los fármacos, es capaz de hacer cuando se meten con la chica de la que, ni siquiera se ha dado cuenta, está perdidamente enamorado.

Título para Latinoamérica: “¿POR QUÉ PREOCUPARSE?”
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un "enfermo" ricachón viaja a la isla Paraíso, donde supuestamente va a recuperarse de sus dolencias.
Lo que no sabe es que esa isla es precisamente una dictadura en donde las libertades están continuamente vedadas por el ejército, controlado por un hábil americano que quiere sacar su tajada de la situación.

'Why Worry?' se tradujo como '¡Venga, Alegría!', y ninguna de ambas frases deja de ser fiel a la realidad.
Porque es un festín de saltos al vacío, equívocos y comedia física, haciendo burla despreocupada a las repúblicas bananeras siempre gobernadas por los cuatro aprovechados de turno.
Solo Harold Lloyd podría, en esas circunstancias, volverse tan insoportable como para ganar una guerra civil contra las tropas que vigilan las calles, demostrando que a veces no hay arma más eficaz que una ignorancia brutal.

Por supuesto, algo tiene que ver su asociación con un gigantesco ermitaño que derriba soldados como si estuviera en una bolera, y los intentos continuos de salvar a su enfermera del peligro, la clásica "chica buena" que suspiraba por el hombre a su cuidado.
Es con ellos dos con los que convertirá un tema serio en un absoluto disparate, en donde ni los soldados son tan fieros ni los enfermos lo están tanto, y en dónde el ingenio le gana la partida a cualquier pelotón bien preparado.

Entramos en el terreno de lo imposible, cuándo el gigante arranca un balcón para transportar al ricachón al otro lado de la calle, donde le espera un general reteniendo a su querida.
Pero si imposible es que Harold Lloyd derrote una tiranía a base carcajadas, entremos con gusto en ese terreno.
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow