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A War: La otra guerra

Drama. Bélico El comandante Pedersen se debate entre el cumplimiento de los reglamentos militares, su responsabilidad ante sus hombres y los civiles afganos y su deseo de volver a casa con su esposa y sus tres hijos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
16 de enero de 2016
26 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Tobias Lindholm y el actor Pilou Asbæk colaboran por tercera vez en Krigen (A War), la película que ha vuelto a situar la cinematografía danesa en la restringida terna del Óscar. Lindholm divide el film en dos partes muy diferenciadas: en la primera mitad, somos testigos del trabajo del militar protagonista, la relación con sus soldados y su implicación con los civiles de la zona, a la vez que asistimos al duro día a día de su esposa en Dinamarca, sola y con tres hijos pequeños a su cargo; y en el segundo tramo, el relato se unifica en un extenso juicio en el que se dirime la implicación del personaje central en un crimen de guerra. Una ficción que contrapone dos realidades muy distintas, pero que nunca cae en el maniqueísmo: prefiere ofrecer más preguntas que respuestas, sugerir antes que juzgar.

En contra de lo podría pensarse, Krigen (A War) no es una película de guerra, sino una historia sobre los problemas que surgen cuando alguien, al asumir ciertas responsabilidades (como comandante, como padre, como ciudadano), se percata de las incompatibilidades que existen entre la ética personal y la oficial, entre la realidad vivida de primerísima mano y la ley escrita en tercera persona. Por ello, resulta especialmente recurrente cómo Lindholm hace coincidir la visita al hospital de la mujer tras un accidente doméstico con la fatídica pero inevitable decisión que toma su marido en mitad de una contienda, o cómo una asociación de fotogramas (el recuerdo de las extremidades inhertes de un pequeño afgano ante la visión de los pies descalzos del hijo del protagonista) le sirve al director para cerrar la película y simbolizar el futuro incierto que le espera a su personaje. Una película perfecta para preguntarse quiénes somos y dónde vivimos, para enfrentarlos a la frustración que nos produce sentirnos tan pequeños en un mundo tan grande.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
http://cachecine.blogspot.com.es/
Xavier Vidal
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29 de enero de 2016
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dejando a un lado mi fetiche por el país danés y su industria cinematográfica. Creo sinceramente que es una de las películas más admirables que ha parido dicho país en estos últimos años, y no han habido pocas joyitas precisamente.
Muchas son las películas y documentales que se han rodado abordando el tema del conflicto afgano, la inmensa mayoría, desde un punto de vista antibelicista. Pero ésta de aquí no es una más, decide ir más allá, nos plantea algo mucho más tangible, real y cercano, pero al mismo tiempo invisible para muchos de nosotros. El conflicto, y las medidas que toma Occidente no serán precisamente lo que la película viene a denunciar. Sino más bien pretenderá retratar la realidad que viven los soldados destinados en el país, situaciones que los civiles no conocemos y que injustamente en muchas ocasiones nos atrevemos a juzgar desde el sillón de nuestras casas... Sin desvelar nada importante de la trama, lo que sí diré es que estamos ante una película que nos hará sentir incómodos y logrará hacernos reflexionar. Es muy valiente por el mensaje que pretende transmitir, aún así creo, así lo interpreto yo, que nos deja mucho margen para sacar nuestras propias conclusiones. Esto me parece un acierto, pero habrá quién piense que esto tan solo demuestra que el director no se atrevió a mojarse hasta la cabeza...
Cuestión de la lente con la que se mire, como su historia.
Rives_
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30 de enero de 2016
22 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
No cabe duda que el cine Danés es de los más prometedores y valiosos desde antes de la existencia de dogma 95, las incoherencias y afectaciones del siglo XXI lo reafirman en ese panorama de empoderamiento cinematográfico.
Desde el incido de la guerra contra el terrorismo o incluso desde la políticas de Rooselvet o La doctrina Esienhower el miedo a la guerra a dejado de ser la continuación de la Política por otros medios a ser algo aún más fuerte que encierra valor económico y transformaciones culturales con argumentos cada vez más repudiables y problemas mentales o dramas propios creados (en un 90%) y juzgados por occidente.
Entre los elementos de cualquier guerra se destacan el odio, la violencia primitiva y el azar a las probabilidades desde el calculo y la inteligencia, es por lo cual que antes de los tratados en protección a los civiles las guerras no debían detenerse hasta desarmar y abatir al enemigo, justamente realizado por un acto de fuerza obligando a obedecer la voluntad del ganador de la contienda.
Pero qué nos dice esta película? Más allá de un breve aparición de Talibanes que controlaban todo el territorio Afgano en los 90s y la ofensiva norteamericana iniciada en octubre de 2001, los aliados (la Otan) proceden a destruir a los talibanes y ocupar el país para forzar el transito a la “Libre empresa” y la democracia. Lo que se pensó lograr en pocos años termino extendiéndose hasta nuestros días (en el 2009 Obama envía 30.000 soldados más) de allí Pilou Asbaek es uno de aquellos hombres que llegan al país, un soldado modelo de los que difícilmente deben contener el mundo, un líder nato de pensamiento rápido, pero con un conflicto personal “muy” fuerte según la película.
El comandante esta alejado de su familia, su mujer se intenta mostrar como alguien fuerte pero marcada por una división de genero; le falta el “Macho” el que le ayuda a equilibrar, controlar, crear respeto por medio de la autoridad (en este caso lograda por la figura paterna) originando la presión y guía que esta busca desempeñar en el hogar.
El Comandante que respeta a los habitantes de Afganistán termina por cometer un error que afecta a civiles para salvar su vida y la de sus compañeros, los dilemas morales no terminan ahí, de igual manera que una guerra, la supervivencia se confronta con el odio y la necesidad de doblegar al enemigo, acorralarlo aunque este enemigo no sea producto de disputas económica, ni territoriales, es producto de leyes y pensamientos éticos producto de la historia humana.
Este error lleva al protagonista a confrontar una de la leyes más violadas en palestina y el medio oriente gracias a esa estigmatización de los pueblos mal llamados terroristas pero que es trabajado a perfección en la película de tal manera que solo lo haría la "justa" y "santísima" sociedad occidental.
Adrián Cantor
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23 de septiembre de 2017
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que la guerra es mala lo pregonamos todos, que las víctimas son siempre inocentes lo aceptamos casi todos, que las así llamadas misiones de paz son el caldo de cultivo de conflictos lo barruntamos cualquiera, que los talibanes hacen la vida imposible a propios y extraños lo vislumbramos la mayoría, que el fragor de la batalla es el caos absoluto lo suscribimos muchos, que todas las decisiones que tomamos tienen consecuencias lo comprendemos también, algunos… pero son pocos los llamados a entender la importancia del respeto y cumplimiento de la legalidad como fundamento intrínseco para la convivencia pacífica y ordenada en una sociedad que aspire a regirse por unas normas que proporcionen una estructura armoniosa, madura y sin fracturas. El bandolerismo y los atropellos son heridas tenaces por las que se desangran el bienestar y la concordia.

Estamos ante una cinta adulta y severa, que se centra en abstracciones morales y éticas de calado, que nos presenta la complejidad de unos hechos que nos golpean y soliviantan, que nos azuzan y confrontan con la dificultad de ser justos y honestos en un mundo complejo y arbitrario, retorcido e irreversible, donde el presente se diluye y escapa sin poderlo retener, donde no hay marcha atrás ni segundas oportunidades, donde el remordimiento es sólo un acto íntimo que corroe las entrañas, destruye la autoestima y lapida el sosiego… pero de poco o nada sirve para deshacer entuertos o desandar el camino tomado. Estamos ante un perverso e irresoluble dilema que emponzoña el alma y ofusca el entendimiento. Queremos ser rectos, necesitamos ser dignos, aspiramos a ser nobles, nos ilusionamos con ser íntegros, pero al final lo único que cuenta es sobrevivir entre torrenteras de hiel, crueldad y desventura. Cuando las intenciones ya no cuentan, la realidad se vuelve en nuestra adversaria, nuestra ruina.

Original propuesta que desplaza la atención de los consabidos horrores de la guerra hacia derroteros menos trillados – pero igual de complejos e intrincados – donde la transparente puesta en escena revela los múltiples matices y capas del desengaño, del fracaso y de la impotencia. Pese a su precisión inequívoca, la ambigüedad lo impregna todo, nos abofetea a bocajarro con preguntas incómodas pero no se contenta con ofrecer respuestas confortables, sino que nos tortura hasta casi asfixiarnos, convirtiéndonos en cómplices de un error y copartícipes de una mentira, desmontado las falacias de nuestros deseos que quisiéramos convertidos en paradigma de ecuanimidad y sensatez. No existen soluciones fáciles ante problemas complejos. Sólo nos queda reconocer la imposibilidad de ser juiciosos ante el laberinto del universo.
antonalva
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28 de febrero de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se es parte de un conflicto armado, el hombre se conduce por rígidos códigos de conducta que respeta y cumple porque los acuerdos internacionales, sus propias leyes y reglamentaciones se lo exigen a cabalidad, principalmente para afrontar extremas situaciones y consecuencias en que estará inmerso y por las que deberá responder respectivamente. El liderazgo militar es parte medular de lo que se estila denominar "el arte de mandar", pero para su ejercicio verdadero no siempre la respuesta es coherente con un padrón conductual, sino que por el contrario las circunstancias obligarán al “comandante” a extraer de su interior las cualidades y firmeza del mando, así como las fortalezas o debilidades que le pertenecen en exclusiva ; precisamente allí se apreciará el producto de su instrucción y entrenamientos mediante su puesta en práctica en el terreno real. Esta trama discurre por esos terrenos y muestra al hombre con mando y responsabilidades en una circunstancia extrema y grave en que debe decidir instantáneamente sin tiempo para “acertadas” reflexiones, donde los códigos y leyes pueden hacerse añicos en un instante; luego, deberá también decidir qué actitud asumirá ante superiores y la justicia por la orden dada. Por último, su conciencia ètica deambulará entre su profesionalidad, su carisma y liderazgo, su responsabilidad y principalmente su familia! Es un film que enfoca con seriedad y severidad un tema eternamente presente en la vida del hombre: la guerra.
coa
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