Fuerte: el ojo del francotirador

Tenia curiosidad malsana de saber como de un bodrio tan infecto -"Fortress"- eran capaces de sacar una secuela, aún más infame que el original. Básicamente porque las rodaron en conjunto. De hecho, tienen la desfachatez de aprovechar secuencias de la original para refrescarnos la memoria y de paso recordarnos la porquería que fue.

Si ya en la primera, ese camping con bungalows era imposible que colase como "fortaleza" para agentes secretos retirados, en su secuela, aún es más improbable. Resulta que tras los eventos de la primera, el camping está siendo desmontado y no hay apenas seguridad y, ni mucho menos, equipos de vigilancia electrónica. Algo absurdo. Y entonces se les cuelan los malos de la primera para acabar el trabajo. Por cierto ¿cómo en una instalación secreta hay inmuebles pintarrajeados por grafiteros?

Escenas de acción para arrancarse los ojos, aunque peores son las escenas románticas, de esas de vomitar cual bulímica introduciéndote los dedos en la garganta. La protagonista, que debió aprovechar una oferta para operarse pómulos y pechos, parece tan artificial, que podría pasar por hermana de Leticia Sabater. Y esa ropa veinte tallas menos ... más que la líbido, levanta la compasión. No hay nada salvable en el film, como también ocurría con su precedente.

Pasemos al pobre Bruce Willis. La afasia que le ha llevado a retirarse le obligó a aceptar su participación en estos truños. Realmente da pena. Siempre con la misma cara impasible, le torturen, le amenacen, le disparen en un hombro o dando los buenos días. Nunca cambia de expresión. Es lo que tiene ir con un pinganillo y no saber antes que tú las frases que ha de declamar. Por cierto, unos diálogos realmente malos. Aunque su dicción también está afectada y en ocasiones parece borracho.

Vaya díptico más vomitivo. Y amenazan con una tercera parte, supongo que ya sin el bueno de Willis. Da repelús.

Aún me asombro y no puedo creer la facilidad con la que ven la luz verde esta serie de productos en los que se ha visto envuelto últimamente el veterano actor Bruce Willis.

Estos productores que han sido los artífices de los últimos papeles de Willis en el cine cuando aún no sabíamos que sufría esa terrible enfermedad como es la afasia, hacen películas como churros y, ésta en concreto, es la segunda parte de una anterior "Fortaleza", que ya dejaba mucho que desear. ¿Cómo es posible que tenga una película así una segunda parte y que, incluso, se haya firmado una tercera parte? ¿Cómo consiguen estos productores, Emmet y Furla, sacar adelante sus proyectos cuando hay tantos directores válidos sin productoras que les apoyen?

Si la primera parte era muy justita, ésta segunda es peor. Ahora se entienden los diálogos escasos que aporta Willis, sus pinganillos en la oreja soplándole lo que tiene que decir, sus monosílabos, sus cortas frases, su hieratismo, éste hombre ya no estaba bien.

Lo único rescatable de "La fortaleza 2" es lo en serio que se toman sus trabajos actores como Jesse Metcalfe, Natali Yura, Michael Sirow y, sobre todo, un muy buen actor como es Chad Michael Murray como el villano, el desequilibrado, actor que merece muchas mejores oportunidades de trabajar con buenos directores que estas bazofias en las que se ve envuelto.

También vemos aquí a la modelo Gabrielle Haugh sin desentonar demasiado y a la profesora de actuación Welker White. De la recauchutada Kelly Greyson no se puede decir más que tiene un cuerpo muy trabajado, un rostro muy operado y que es una Gina Carano de baratillo.
Una pena,
Un saludo,
Tess

La guerra no ha terminado, acaba de comenzar. O esa es la amenaza que vierte en el tagline de su poster la prolongación de la misma agónica exhibición de Willis sentado, maniatado, o empuñando un arma -de uvas a peras- y paseando por una nave industrial con Jesse Metcalfe y el superviviente Chad Michael Murray haciendo exactamente lo mismo pero con planos compartidos y diálogos de más de una línea no chivados por el pinganillo. Si cambias lo de diálogos por sudor y prendas ceñidas (o desprendiéndose) a medida que avanza la aventura, a la repetidora Kelly Greyson e, incorporándose, Natali Yura -joder, qué despliegue tan mareante de celebridades- podría adjudicárseles la misma función coprotagonizando el sarao de survival action entre quads, emboscadas o fugas de hangares infestados de hackers y terroristas secuestradores planeando movidas chungas de terroristas secuestradores.
Natalie Burn y Michael Sirow -asiduo a las últimas de Willis- rellenan demasiado metraje como alivio cómico y romántico, pero ni tienen la química necesaria para lo segundo ni disponen, en lo primero, de chistes más graciosos que el estrabismo de Sirow. Aunque éste sí tenga, junto a Yura, el más trepidante de todos los diálogos jamás escritos en una cinta de acción:
- Necesitamos un vehículo...
- ¡Allí veo uno!
- Me gusta cómo piensas.
Como buena secuela de un blockbuster de acción que potencia la misma fórmula al "más y mejor", 'Fortress 2: Sniper's eye' es muy superior a su predecesora. Por eso mismo me resulta tan contradictorio que la primera obtenga en Filmaffinity un 2'7 y ésta un 2'3.
El público es así de cruel.