Luca

No voy a negar que tenía muchas ganas de ver la cinta aunque supiera poco y nada sobre la trama y pocas críticas leí aparte de que solo vi el teaser tráiler por lo que he ido bastante a ciegas y he disfrutado muchísimo.

Antes de mencionar nada ya que voy a ser breve, decir que aunque esté en la zona media baja de la factoría Pixar sigue siendo una obra por encima de la media del cine de animación actual, en el que este año está dando gratas sorpresas desde Raya, Los Mitchells, Wish Dragon y ahora ésta.

Este año parece que a Disney le ha apetecido mostrar el poder del agua tanto en sentido simbólico como físico y trascendental ya que tanto Raya como su cortometraje preludio ‘Us Again’ y Luca dejan como el componente fundamental e identificativo para gran parte de la trama. Y es que el agua aparte de vitalidad, energía y alegría también refleja en este caso la verdadera cara de nuestros personajes a los que les vamos a coger muchísimo cariño.

Es cierto que muchos criticarán que es simple (yo a eso lo llamo más bien sencilla) ya que carece de cualquier tipo de complejidad psicológica y adulta que pueda tener Soul o Inside Out, pero esta vez Pixar es antiPixar y se va al homenaje, a la ternura, a la nostalgia, a ese lugar donde el ser humano se siente veraz, como uno debe ser, y donde nos traslada a la niñez, a esos veranos eternos que pasábamos en el pueblo, playa, montaña o donde sea, pero que las preocupaciones eran insignificantes con tal de estar con nuestros amigos.

Luca es eso y mucho más, abordando desde el paso a la madurez, el miedo a lo desconocido, el prejuicio (perfectamente podríamos sustituir al monstruo marino por un inmigrante y reflejaría un triste sentimiento abunda en muchos sitios), la emancipación y por supuesto la amistad y la familia, algo tan quemado en el cine familiar en general pero que tanta falta hace en un mundo donde cada vez evoca más por el egoísmo y el individualismo.

Luca es preciosa en todas sus vertientes porque no busca ser más que nadie, porque se acuerda de Italia y Morricone, ojo que la bso la iba a componer él en su momento (2011 empezó el proyecto) pero también de Ghibli, Aardman y sobre todo de los niños, porque aunque vaya más para un público infantil y reitere ciertos chistes (a mi todos y cada uno de los momentos del gato me han parecido desternillantes), combina el drama, el realismo, la cercanía a la perfección además de un ritmo vibrante y una música sorprendentemente conmovedora de un compositor que desconocía.

No estará en las listas favoritas de la legión exigente popular, pero llegará al corazón a muchas familias porque pese a ser AntiPixar en muchas cosas no pierde la magia, ese componente emocional que siempre saca la lágrima después de ese viaje y aventura que hemos vivido con unos personajes bien desarrollados sin perderse por las ramas pero con honestidad de por medio. Disfruten del verano comenzándolo con este buen pie porque hacían falta más feel good movies para levantar el ánimo al público aunque en cines hubiera sido una auténtica delicia.

Llevo meses contando los días para que se estrenará pues soy muy asiduo a la dupla Disney-Pixar y además soy un apasionado de la cultura italiana. Lástima que de nuevo repita esa misma fórmula de relato clásico que sin duda sigue entreteniendo y divirtiendo a pesar de que ya empiece a trillar. Así como también me ha decepcionado en cierta forma el que, si obviamos el tema “Vespas” sobre el que se sustenta parte del entramado, el hecho de que suceda en Italia es meramente anecdótico con afán de hacer un diseño diferente y tratar una cultura que hasta ahora no habían hecho. Lo que me sabe mal es que a pesar de estar bien ambientada y contar con guiños muy buenos a dicho pueblo, me sigue dando la impresión de que ese escenario está desaprovechado; un país tan rico culturalmente como Italia da más de sí que para una historia veraniega más. Eso sí, no se puede negar que es realmente fidedigna la recreación de ese pueblo pesquero italiano con sus persianas verdes, sus trattorias y sus fuentes de estilo romano.

Asimismo, vemos de nuevo, como en “Soul”, que la compañía empieza a tratar temas más adultos, como la emancipación, la madurez, la voz de la conciencia, los celos o la traición propias de esa alocada adolescencia a través de la divertida mirada casi de fábula de un grupo de amigos a quién el verano les hará aprender tanto a ganar, cómo a perder. Además, por primera vez en una película Disney/Pixar vemos resquicios de sangre y hasta algún que otro puñetazo, que, aunque parezcan casi imperceptibles y si parpadeas te los pierdes, gusta ver como la compañía se adapta a la dificultad de los tiempos actuales en los que todo vale y lo gráfico está a la orden del día, ningún niño se escandalizaría por esto ahora con todo lo que se ve ahí fuera a diario.

Por desgracia, a pesar de sus 100 minutos de metraje se me ha quedado corta, así como algo escasa de contenido con todos los elementos con los que cuenta. Pero no dejéis que eso os preocupe, si lo que buscáis es un rato distendido cuenta con el sello de calidad y valores a los que nos tienen acostumbrados, por ello el entretenimiento y la emoción están asegurados. Nota: 7,5.

Hace diez años, Enrico Casarosa dirigió el maravilloso corto La Luna, que acompañó a Brave en su estreno cinematográfico. Ya en esta pequeña y magistral pieza, Casarosa demostraba su cinefilia, sus influencias, y el marcado carácter italiano de su cine.
Luca es su primer largo, que ha tardado diez años en llegar, y tiene lo mejor de Pixar y lo mejor del estilo de Casarosa. Es un homenaje bellísimo a la Italia de la infancia del director, a esos pueblos pequeñitos y maravillosos de la Riviera, al verano como tiempo de diversión y descubrimiento, y por supuesto cuenta con una animación superlativa, un campo en el que Pixar siempre ha jugado en otra liga, y sigue siendo infinitamente superior a cualquier otra compañía. Las escenas marinas son de una belleza de museo, y el diseño de Portorosso es una maravilla.
Además, es sin duda una historia muy bella sobre la amistad (la de Luca y Alberto, sin duda, y también la que ambos monstruos marinos establecen con Giulia, o la relación que desarrolla Alberto con Massimo), sobre los sueños, sobre la curiosidad por la vida, y por supuesto un canto a la diversidad y a la tolerancia. Como siempre, Pixar dice más en pro de la inclusión, el feminismo o el racismo que otras ocho películas juntas, y además lo hace sin ningún dogmatismo.
El problema de Luca viene porque queda la sensación de que es un Pixar menor, por así llamarlo. Es injusto, pero es así. La casa del flexo nos ha dado tantas maravillas y obras maestras (la última, Soul) que el listón está muy, muy alto. Y Luca, con todo su encanto y puntos positivos, que los tiene y muchos, no deja de ser una película tierna y simpática, pero no es una maravilla. Y no se trata solo de que su argumento sea una suerte de conglomerado entre La Sirenita y Buscando a Nemo, sino de cosas como la algo boba excusa argumental de la carrera o el propio villano Ercole, uno de los peores "malos" de Pixar, bastante ridículo y sobreactuado.
Eso sí, hay que verla en versión original para disfrutar del cuidadísimo trabajo vocal de todos los actores y especialmente de Jacob Tremblay (Room) y Jack Dylan Grazer (It) como Luca y Alberto, esos dos amigos que son diferentes al resto del mundo, pero iguales de corazón, en un viaje de descubrimiento de sí mismos durante el verano de sus vidas.
Hermosísima fábula.

Lo mejor: La animación, de libro una vez más, y la ternura y belleza que desprende la historia.
Lo peor: La excusa argumental una vez los amigos llegan a Portorosso no es demasiado buena, y el villano Ercole es bastante ridículo.

Durante ya más de un cuarto de siglo, esa imprescindible productora de cine de animación que tiene un flexo por emblema (el de su simpático corto primerizo), nos ha regalado historias emocionantes, divertidas y maravillosas, tales como la del inolvidable conjunto de juguetes que disimulaban su condición de seres conscientes ante sus menudos dueños; la de un pez payaso que buscaba a su hijo por un océano gozoso e idealizado junto a un pez desmemoriado cuyo despiste intrínseco era descacharrante; la de una familia de superhéroes que tenía que ocultar sus poderes y talentos para encajar en la mediocre sociedad en que vivían/vivimos (ojo a esta tremenda y lúcida tesis de la película, que muchos parecieron no ver en su momento, quedándose tan sólo con la acción y la aventura...); la de una rata con gran talento culinario que se ocultaba y trabajaba en su pasión en un restaurante francés; o la de un sensible niño mexicano que sentía curiosidad por su ascendencia familiar... más allá de la vida. Todas ellas, y muchas más, nos han emocionado, divertido, maravillado y reconfortado cada verano o navidades en que nos han regalado cada entrega de ellas.

Ahora, en este aun vírico inicio del verano de 2021, y alejándose de la trascendencia de su inmediatamente anterior joya, 'Soul', pero apostando igualmente por el encanto y la frescura de siempre, nos ofrece una tan entrañable como entretenidísima historia más; esta vez la de la amistad de dos niños -ciertamente peculiares- a lo largo de un trepidante, gozoso e idílico verano italiano con mar, motocicletas, chavalería, pescadores, carreras en vespa, platos de pasta al pesto, un gato mosqueado y salidas del... océano.

'Luca' forma parte ya del grupo de las numerosas obras destacables de la -casi- siempre infalible compañía del flexo.

No estaba muy hypeado por este estreno (inicialmente para cines, pero el COVID hizo que fuera directamente a Disney+), igual la iba a ver. Claramente, este estudio de animación es sinónimo de belleza y preciosidad.

Enrico Casarosa debuta en el largometraje (tras su precioso corto La Luna, los diseños y el inicio me recordó mucho a ese trabajo), y hace destacar todos los escenarios, ya sea desde el agua e incluso el pueblito, se respira todo el aire de Italia. La animación es preciosa, colorida y detallada (hasta realista), como nos está acostumbrando el estudio.

La música de Dan Romer acompaña muy bien y el elenco está muy bien seleccionado, destacándose sobre todo Jacob Tremblay (Luca Paguro), Jack Dylan Grazer (Alberto Scorfano) y Emma Berman (Giulia Marcovaldo), en la que encariñas con los personajes y su química funciona muy bien, aparte son los mejores desarrollados.

Me encantó el final, aunque sabes cómo terminará, y me dió ganas de comprarme una Vespa.

Aunque el guión se basa libremente en antiguos mitos y folclores regionales, si se siente predecible, está en ese grupo junto con Cars, Monsters University y The Good Dinosaur, porque prácticamente la historia se vio en varias películas: Lo desconocido, la amistad y la aceptación.

Y está muy bien, claramente era su intención, porque -tras Soul- deciden darnos una historia bastante simple, sencilla, tierna y efectiva, pero que ya se vio. El cliché lo acepto si está bien hecho, salvó a los padres de Luca y el bravucon, que son lo más flojos.


La historia se desarrolla en un hermoso pueblo al lado del mar en la Riviera Italiana. Es la del crecimiento de un niño que experimenta un verano inolvidable con helado, pasta e interminables viajes en scooter. Luca comparte estas aventuras con su nuevo mejor amigo, pero toda la diversión se ve amenazada por un gran secreto: es un monstruo marino de otro mundo ubicado justo debajo de la superficie del agua.

La película está dedicada al músico italiano Ennio Morricone, quien originalmente se consideró para componer la banda sonora (el proyecto se inició en 2011), pero murió antes de que se le pidiera que lo hiciera.

Nota: 8/10
Verde, Pulgar Arriba