Caleta Palace

En un cine rebosante de público, el día de su estreno, vi Caleta Palace. Mi interés por el documental radica en la necesidad de saber lo que ocurrió en los días posteriores a la entrada de las tropas rebeldes en la Málaga republicana que, entre otras, produjo la no muy bien conocida Desbandá, que se saldó con entre 3000 y 5000 civiles asesinados. Si el bombardeo de Guernica tiene su cuadro que lo recuerda mundialmente, la Desbandá, que fue uno de las mayores matanzas perpetradas contra la población civil, fue forzosamente olvidada y tan solo reaparece en la memoria colectiva hacia el 1985. El documental es pobre en su realización, muy escaso de medios visuales, poniendo las voces del pasado en imágenes de calles, paseos y buses urbanos actuales; pero lo peor son las lindezas que la voz en off se permite decir y el ocultamiento de aquellos terribles hechos. Un documental que da voz a los ricos que veían los acontecimientos desde sus residencias palaciegas saboreando buen coñac; los pobres, las masas, no cuentan en él. Para este viaje no se necesitaban esas alforjas.

Me habían dicho que era un documental diferente pero no esperaba que fuera así. Me han emocionado los ocho actores y sus puntos de vista tan diferentes, sobre todo Casablanc, siempre genial, y también Rellán. Por supuesto también el que hace de malo, Miguel Hermoso, que está impresionante. La música me ha gustado mucho, acompaña a esa forma de mezclar pasado y presente que no había visto antes. Al principio cuesta entrar un poco pero luego te pone los pelos de punta. Muy recomendable

Nos transporta a Málaga en enero de 1937, durante la Guerra Civil Española. La joven fotógrafa noruega Gerda Grepp, se enfrenta a la cruda realidad de una ciudad y una revolución condenadas. La trama se despliega en medio de la angustia y el caos, capturando los momentos intensos de una época crucial en la historia de España.

La película adopta la forma de un falso documental, fusionando hábilmente elementos de la realidad y la ficción. Sin embargo, esta mixtura puede resultar en un enfoque enrevesado. La línea entre lo auténtico y lo dramatizado se difumina, creando una experiencia que desafía las convenciones del género.

Las actuaciones, especialmente las de Pedro Casablanc en el papel de Arthur Koestler y Miguel Rellán, son destacables. Casablanc encarna a Koestler con una intensidad que agrega profundidad al relato, mientras que Rellán ofrece una interpretación convincente. El elenco en su conjunto logra transmitir la desesperación y la urgencia del momento histórico.

La dirección de Hergueta se revela como un elemento problemático. Aunque la elección de un falso documental puede ser audaz, su ejecución parece tambalearse en momentos clave. La película se esfuerza por encontrar un equilibrio entre la autenticidad y la dramatización, lo que puede afectar la inmersión del espectador en la narrativa.

El guion, que mezcla intriga, historia y política, es intrigante y bien concebido. Sin embargo, los desafíos en la dirección a veces pueden eclipsar la potencia de la narrativa. La película busca explorar los entresijos de la guerra civil española y, aunque tiene momentos impactantes, la ejecución podría haber sido más cohesiva.

Uno de los aspectos más destacados de "Caleta Palace" es su banda sonora. La música no solo enriquece la experiencia visual, sino que también complementa la narrativa, sumergiendo al espectador en la atmósfera tensa y caótica de la guerra.