Guinea Pig 3: He Never Dies

Se acabó lo que se daba. La compañía “Orange Vídeo House” vendió los derechos de la serie a “Japan Video House” y éstos últimos decidieron continuar la grotesca idea con un tono ¿humorístico? y claramente ficticio. Así pues se alejan de la imagen de pseudo snuff dada en el comienzo de la serie para centrarse en mediometrajes con mayor número de diálogos y mayor trabajo en campos como la iluminación, la música o el montaje del film.

Se mantiene también la idea de dotar al mediometraje con un prólogo, pero en este caso la presentación de la película no es una advertencia sobre el contenido de la misma, sino un doctor occidental que recita un monólogo que no hay por dónde cogerlo y que deja bastante claro cuál va a ser la calidad del film.

“He Never Dies” comienza con la historia de un hombre descontento en un trabajo en el que se siente infravalorado. La sucesión de escenas, a cada cual más patética, se nos presenta con una canción que repite “Kill Me” de manera casi automática y que servirá de pista para lo que viene a continuación.

La película toma un esquema muy parecido al que se puede ver actualmente en muchos doramas (series japonesas no animadas) y un humor indescriptiblemente ridículo, alejado incluso del humor japonés que he visto hasta ahora. No me he reído ni una sola vez, pero reconozco que los ojos se me salieron de las órbitas al darme cuenta de lo que estaba viendo. Además en su afán por intentar crear diálogos, el ¿guionista? se va por derroteros de vergüenza ajena.

A pesar de su etiqueta de comedia grotesca, no tiene ni gracia ni demasiado gore, aunque el que tiene eso sí, es reiterativo y bien logrado (razón por la que se gana la segunda estrella). También incluye un par de tetas y primeros planos a unas bragas poco eróticas. Para darle un toque ¿sexual? supongo, que sigue la estela del film. Ridículo totalmente. Y para colmo, intentan alargar una idea sencillísima sin mérito alguno, pues el mediometraje (que ojo, no dura más de tres cuartos de hora) es un absoluto coñazo.

Los créditos finales son cómo para caerse de culo y no volver a levantarse.
Así en definitiva, es mala, mala, mala. Pero mala de cojones.

Si la primera parte de la saga era un falso vídeo "snuff" y la segunda una ida de olla que le buscaba la belleza estética a la mutilación y el desmembramiento, de esta tercera en adelante (con la excepción de la quinta, que es caso aparte) la serie mutó a una especie de versión cafre de "Humor amarillo" con chistes incomprensibles, escenas gore incoherentes, diálogos disparatados y jambos poniendo caras extrañas, que supongo que en Japón tendrá su punto de comicidad pero vista aquí no provoca más que estupor.

No te vas a traumatizar por verla, pero encontrarás formas mejores de perder el tiempo. Estoy seguro.

El toque de humor de la saga.
Un suicida se autolesiona de todas las formas imaginables para descubrir que hasta decapitado sigue dando el coñazo a los que le rodean. Cortes de muñecas, extirpaciones de estómago, decapitación y desangramiento.
Gore decente, ida de olla total e interpretación inaguantable.
Pero dentro de lo malo de la saga, hace gracia, lo cual ya es mucho...

Me esperaba yo algo más de esta película, pero la verdad es que no me ha resultado muy allá... Por lo pronto, al principio vuelven a intentar venderte que es un video real (claro, y quién está grabando??), y las actuaciones son muy muy reguleras tirando a malas.

No voy a hablar de la historia porque es una peli gore y poco más, es para que disfrutes si te gusta el rollo y hala, y es por eso que la apruebo, porque el gore está muy currado, aunque se hecha en falta más, hay demasiados ¨planos colocados¨ y saltos de planos para que no veas que todo es falso, una lástima.
Y la verdad, poco más que decir, puro humor negro.

Acabó la segunda parte de "Guinea Pig" en 1985 y un año después la saga se fue por otros derroteros, alejándose muchísimo del punto de partida, el pseudo-snuff.
En este tercer capítulo un hombre occidental con aspecto de presentador de televisión empieza diciendo un par de sandeces sin sentido y sin ninguna relación con el mediometraje, que narra el "drama" que vive un hombre repudiado en su trabajo que decide suicidarse, pero por más que lo intente, nunca muere y de ahí el título "He never dies".
Es como si estuviera dirigida a un público occidental, con fines más comerciales, y por eso la cinta conserva un tono jocoso. Prueba de ello es el nombre de uno de los personajes, llamado Elvis y las tres interrupciones del presentador norteamericano explicándonos todo como si no entendiéramos lo que le pasa al joven suicida y lo que le conduce a tomar esa decisión, que se entiende perfectamente cuando vemos que se siente ignorado. Esas aclaraciones parecieron pesadas e impertinentes.

Encontré dos escenas un poco graciosas, pero exceptuando esas, el resto del mediometraje presenta un sentido del humor ridículo con música chillona y la secuencia de la visita que se hace eterna. En contraste con las dos anteriores, que nada tienen que ver con esta, y no son comedias, este capítulo sí está sexualizado.

Como característica positiva tenemos que el gore no está tan descuidado como en la cuarta "Guinea Pig".