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Extraña confesión

Drama A casa del conde Volsky (Edward Everett Horton) llega su gran amigo, Fyodor Petroff (George Sanders), un juez de instrucción con quien pasará algunos días. Su estancia dará lugar a que ambos conozcan y queden prendados de Olga Kurzminichna, la adorable hija del guardabosque que desea escapar de su difícil situación. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
8 de marzo de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un film dirigido por Douglas Sirk presagia intensidades dramáticas y si encima cuenta con la participación de Linda Darnell podemos suponer sin posibilidad alguna de error que el conflicto sentimental está servido. Es el caso de Extraña confesión, película que se mueve entre la pre y la post revolución rusa, un tiempo donde las clases nobiliarias pasaron, aquellos que tuvieron muchísima suerte, del excelencia al camarada y de los palacios a las guarderías colectivas.

En ese entorno, de campesinados al poder, los poderes de la campesina Olga son más que evidentes por mucho que ella intente disimularlos enterrándolos en capas de inocencia. La Darnell, cinematográficamente hablando, está reñida con la inocencia. No le pega ni con cola. A ella le van esos papeles que llevan a los hombres al tajo pidiéndole a Dios que sea bajo. Si es que hasta George Sanders sabe que estando ella por allí, él no tiene redención posible y claro, pasa lo que pasa, problemas de conciencia incluidos y Pepitos Grillos dando la vara permanentemente.

Película pasional donde las haya. Figúrense si será pasional que hasta Everett Horton, habitual de la comedia Lubitsch y prototipo del despiste, pierde el oremus y hasta las joyas de la familia con la tal Olga y claro así se las ponían a Fernando VII y si a Olguita pies descalzos se le pone a tiro un título nobiliario pues ustedes me dirán. Corrían malos tiempos para la nobleza pero aun así era mucho caramelo.

La película destaca por el buen trabajo de George Sanders. Este es un actor que merece un punto y aparte por su carrera excelente llena de interpretaciones soberbias. El resto (Darnell, Horton) está en su línea como queda dicho, sin mayores estridencias. El trabajo de Sirk es digno aunque el panorama histórico en que se desenvuelve el film tal vez hubiese exigido un guión un tanto menos light y con menos moralinas. La banda sonora de Karl Hajos es otro aspecto destacable.

No defraudará a los amantes de esos melodramas donde se mezclan engaños, ambiciones, amores eternos, visceralidades, celos y otras perlas.
FATHER CAPRIO
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6 de agosto de 2018
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El atormentado relato de A. Chejov llega a la pantalla algo suavizado gracias a la mano de D. Sirk aunque la película no resta ni un ápice de la contundencia de una historia agobiante, áspera y amarga que se desarrolla en el contexto de la revolución rusa, pero sin implicaciones bélicas en el film.
El director establece su planteamiento con solidez y proporciona al espectador todos los elementos en los que la obra del escritor ruso cobra sentido.
En su desarrollo resalta la tensión psicológica, la actitud de los personajes, la naturalidad narrativa y siempre mantiene un alto nivel de fluidez.
El desenlace lo resuelve con celeridad y sin ambages innecesarios.
Estupenda aproximación a la novela.
ABSENTA
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28 de diciembre de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre marzo de 1884 y abril de 1885, en la revista ‘Noticias del Día’, se publicó la novela que, basada en un hecho real, Antón Chéjov, escribiera con el título: “Охотничья драма” (Un Drama de Caza). La firmó, entonces, como A. Chejonté… y fue, después de su partida, que se publicaría en libro con notable acogida comercial. En 1918 -cuando ya los productores de cine comenzaban a interesarse en los cuentos y obras de este gran escritor ruso-, se hizo la primera adaptación cinematográfica dirigida por Cheslav Sabinsky, pero, al igual que el resto de las películas que se hicieron con sus obras hasta 1940, tampoco ésta consiguió traspasar las fronteras.

Llegado el año 1944, el director alemán Detlef Sierck, recién instalado en Hollywood donde asumió el nombre de Douglas Sirk, se entusiasmó con la obra de Chéjov, y él mismo (en colaboración con Michael O’Hara) se encargó de adaptar, “Un Drama de caza”, trasladando la historia a 1910, con el intencionado propósito de poder referirse al rotundo cambio social que pocos años después se produjera en Rusia. En este orden de ideas, su versión asume algunas modificaciones (cambio de algunos nombres y/o apellidos, mutación e incorporación de ciertos personajes… y variación de unos cuantos incidentes y del desenlace, para que la película no fuera, puro Chéjov, sino que también llevara su sello personal.

Para el escritor ruso, el título original de su obra funciona más como una metáfora que alude a la cacería humana -de la que se ocupa muy astutamente el protagonista Kamishev- que a la caza de animales, la cual apenas menciona sin entrar en detalles característicos de estas “aventuras”, como sí lo hace, por su parte, Douglas Sirk. Por otro lado, en <<EXTRAÑA CONFESIÓN>>, el director alemán ignora las demás –y muy eficaces- metáforas que hay en la novela: La frecuente alusión a ‘La muchacha de rojo’, la reiterativa frase del loro… y su filme se torna más directo, sin “complicarle” la vida al espectador medio. Se le abona, además, que el firme alegato que hace, Chéjov, contra la ineficiencia de las autoridades zaristas y que remata con la frase de su protagonista Kamishev (“No es culpa mía que los encargados del orden sean tan estúpidos”), lo transforme en un acto de eficacia, mostrando primero la imagen de Lenin en la oficina de la (ahora) editora, Nadina Ivanova Kalenin, y dejando ver enseguida que, las autoridades del presente, son algo muy distinto.

Como Fyodor Petroff, George Sanders es el nuevo juez de instrucción que, de visita donde su amigo el conde Volsky (obsérvese aquí la alusión a Vodka), junto a él conocerá a esa adorable muchacha llamada Olga a quien, Linda Darnell, representa con sumo encanto y coquetería… y, Sirk, aprovecha para aumentar con ella el contraste entre los humildes y los aristócratas, quienes harán aquí uso de su particular arrogancia y discriminación.

En definitiva, un buen contraste entre la magnífica obra original y la versión más cercana de Douglas Sirk, con la cual, este director, comenzaría a afianzarse como otro de los honrosos europeos que enaltecerían el cine de mediados del siglo XX.

Habría que esperar, hasta 1978, para ver la versión rusa de esta novela, “Moy laskovyy i nezhnyy zver” (entre nosotros: “Accidente de Caza”) que, con mayor fidelidad y bastante acierto, dirigiera Emil Loteanu.
Luis Guillermo Cardona
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29 de abril de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Linda Darnell es una mujer guapísima, una actriz de su tiempo. No especialmente dotada, con gestos muy hieráticos, una mirada muy especial y una forma de moverse singular. Me gustó más en "Carta a Tres Esposas", por ejemplo.
George Sander hace su papel, que ya es, pero que siempre es más o menos el mismo.
Esta película no es una cinta de actores, sino de director. Sirk es un director muy suyo, muy reconocible. El absoluto rey del melodrama, con películas características. Busca un tipo de emoción singular, que otros directores no buscan o no quieren encontrar.
En esta, una de sus primeras, diserta sobre un cuento de Puskin, en una temática clásica del cine. Femme Fatalle que desarrolla sus encantos para intentar volver locos de amor a varios hombre a la vez con el propósito de escalar la escalera social.
Mujer guapa de familia campesina enamora a un juez, a un aristócrata y al que es su marido a la vez... Al final es asesinada, y condenado su marido. El móvil parecía sencillo, los celos le envenenaron el alma. Pero no. Después del advenimiento de la revolución rusa y el decaimiento de las clases medias y altas el juez confiesa su delito.
Tiene algo de Preminger, de obra clásica de Lubisch, de ese cine que parece teatro. Da gusto ver este tipo de cintas, aunque no las puntúe excesivamente bien.
ÁAD
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26 de agosto de 2022
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Adaptación del relato del ruso Anton Chekhov titulado "De caza", que narra las aventuras y amores extramaritales de la mujer de un sirviente ruso. La mujer maquinará sus conquistas según sus ambiciones, pero el riesgo es grande. Dirigido por el experto en dramas exacerbados, Douglas Sirk, el film está bien fraguado y está interpretado con enorme fuerza por la carismática Linda Darnell (¿Ángel o diablo?), a quien acompaña el tantas veces cínico George Sanders (Eva al desnudo).

La película nos habla de una gente que pasa de la Rusia imperial, Rusia zarina a la Rusia del pueblo, del proletariado, y vemos, muy someramente, ese cambio en las personas que intervienen, sin demasiadas distracciones por el medio. Asimismo es una historia de amor a 3 bandas de 3 varones de diferente posición social, antes y después, sobre una bellísima campesina con los ojos más grandes jamás conocidos. Un 6,5.
Mag61
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