El potro (TV)

Cinta centrada en un potrillo que pare la yegua del joven soldado de la caballería yanqui Jim Rabb (Merriman), precisamente en pleno ataque de la artillería sudista hacia el final de la Guerra de Secesión americana.
Repuestos de la sorpresa que no barruntaban y de las bromas sobre la conveniencia de apartar los caballos de las yeguas, la orden es inexorable: matar al potro por constituir un estorbo para todos, "Solo son caballos".
No va a ser posible cumplir la orden. Jim, que acaba de perder a su hermano, no está dispuesto a sacrificarlo, "Indefenso el potro, dispararle sería de cobardes". Tampoco van a poder hacerlo sus compañeros, la inocencia del animal cuando mama de la madre evoca recuerdos infantiles y domésticos en aquel ambiente donde espera la muerte en cualquier momento.
En su ingenuidad el animal fuerza algunas acciones victoriosas y acaba siendo la mascota de grupo. Se trata además de un mustang, uno de esos caballos salvajes de Texas, cimarrones que se escapan o se pierden, que se adaptan a vivir en libertad en la naturaleza ayudados por la falta de depredadores y que luego son muy apreciados por su resistencia y fortaleza.
Con el formato de telefilm, la obra tiene una bella presentación, lo mismo que los paisajes, ambientación, fotografía y acompañamiento musical. Buen envoltorio. La trama es sencilla, la relación del joven soldado con el potrillo en medio de la guerra. Es muy significativo la suciedad en los rostros de todos los soldados y de sus vestimentas. Allí, en un ambiente mugriento destaca más la limpieza del amor hacia el caballo.
Sobre todo nos ha llamado la atención el miedo del soldado a la soledad de la muerte. Cómo los moribundos buscan la compañía, incluso de sus propios enemigos, cuando saben que viven sus últimos instantes. La necesidad que sienten de transmitir su postrer recuerdo hacia su familia. Al menos que conozcan donde reposan sus restos. Hay unas cuantas escenas de este tipo muy emocionantes.
Por lo demás el ritmo es demasiado lento, con cierta tendencia en algunos momentos a la lágrima fácil. Tal vez esté de más alguna escena demasiado dulzona. Los personajes son bastante convencionales. La interpretación correcta.
En resumen, una película distraída y amable. Recomendable especialmente para los amantes de los animales, sobre todo si se trata de los caballos.