Crimes of the Future

"Crimes of the future" es el segundo mediometraje de Cronenberg. El canadiense demostró ya desde sus inicios que lo suyo no era el cine convencional y con "Crimes of the future" nos ofrece un avance de su siniestro, fetichista y sombrío cine.

La diferencia entre este mediometraje y sus primeros films de circuito comercial (Vinieron de dentro de..., Rabia o The Brood) es que su experimental "Crimes of the Future" carece del más mínimo interés y es pesada y aburrida.

El film carece de diálogos y es todo una voz en off sobre los pensamientos de una persona de una clínica donde se estudia una enfermedad venérea que acabó con casi todas las mujeres del mundo y que ahora también afecta a los hombres.

Deleznable segundo largometraje de David Cronenberg, protagonizado por Ronald Mlodzik.

El argumento se basa en las peripecias de un ex director de una clínica dermatológica, cuyo nombre es Adrian Tripod, quien sale a la búsqueda de un famoso médico que no ha sido localizado desde que ocurrió la plaga en la que se extinguieron las féminas adultas.

Si bien la cinta es corta, 63 minutos, con los primeros veinte alcanza y sobra para saber que se trata de una especie de borrador escabroso del maestro del body horror. Se delinean los temas que obsesionan a Cronenberg, los mismos empiezan a tomar forma. No obstante ello, la película carece de interés alguno. El cine experimental -con el que me siento forastero- no le sentaba para nada bien al ahora prestigioso director de cine. "Stereo" (1969), su primer largometraje, es otra prueba de lo que afirmo.

Mediometraje planteado a modo de estudio experimental alrededor de las labores que urde un científico demostrar que la humanidad (realmente carente de mujeres, a excepción de una niña que aparece en la escena final) ha enloquecido.

Como ocurría en otro mediometraje rodado anteriormente titulado “Stereo”, el futuro realizador de películas como “Inseparables” (Dead Ringers, 1988), “El Almuerzo Desnudo” (Naked Lunch, 1991) o “Spider” (2002) rodó en interiores semivacíos y exteriores cercanos a edificios arquitectónicamente modernos para darle tal vez un aire futurista. Pero la presencia de pocos actores, la sutileza de sus interpretaciones vagan en una rareza incomprensible de descifrar y determinar solamente inteligible si uno conoce las obsesiones mentales como carnales de su director.

El segundo largometraje de David Cronenberg es una pequeña mejora en comparación con Stereo y muestra un par de elementos que David empezaría a utilizar en sus películas de horror corporal. Crimes Of The Future usa el mismo método que se usó en Stereo. Un narrador que se encarga de narrar los sucesos, personajes que recurren a la mímica y los gestos y la ausencia de sonido. La única diferencia es que es la primera película de Cronenberg hecha a color y además la banda sonora consiste en sonidos bastante extraños. La película además actúa de una manera bastante random, haciendo que sea algo complicado seguir el argumento. La historia está contada de una manera tan ambigua que para poder entender de que se trata, hace falta leer la hipnosis después de verla que resume todo en pequeños renglones. Lo que se puede entender es que la historia transcurre en un futuro distópico, donde, por causa de una enfermedad provocada por un cosmético, muchas mujeres murieron, haciendo que estén casi en extinción. También se hace alusión a la evolución humana, la supervivencia y el sexo en una mezcla sobre qué posible futuro le depara a una sociedad donde ya casi no hay mujeres. Debido a que las mujeres son importantes para que la humanidad siga existiendo, un futuro sin ellas es bastante difícil de imaginar. Mucho de lo que pasa aquí es bizarro, pero teniendo en cuenta la temática principal, es claro que la población masculina sufre de una terrible desesperación. Lo más escabroso es el final que hace que toca la moral de las personas y plantea la cuestión de que tan lejos está dispuesto el ser humano a llegar para sobrevivir en una situación catastrófica. Se puede decir que Crimes Of The Future es una rareza que como película en sí es cuestionable, pero deja una tesis sobre uno de los muchos futuros que le pueden aguardar a la humanidad. Mi calificación final para esta película es un 6/10.

Con estas mismas imágenes, la cinta de los diálogos en off pudo haber sido otra. Un principio de la teoría del caos: toda superposición es válida siempre y cuando una de las bandas a superponer sea simbólicamente neutra. La neutralidad simbólica favorece a esta película, confiriéndole un aura de limpieza casi mística.

Sin duda las piezas están sueltas, pero Cronenberg sugiere un paisaje japonés, metafísicamente hablando. No es una construcción , sino tan solo una superposición cinematográfica, un juego delicado.

Cine en estado puro.