Delirious

La película tiene el aroma típico del cine independiente americano y es una crítica muy divertida, muy fresca y a la vez muy corrosiva de todo este mundo del famoseo. El guión tira por el lado del esperpento y te ríes un montón, aunque también tiene un poso triste que te toca el corazoncito, porque es sincero y porque los personajes resultan entrañables de lo patéticos que son.
Cuenta con la baza de Steve Buscemi, ese actor con ojos de pez y cara de estreñido, que es una maravilla. Solo por verle en acción merece la pena ir al cine. Por ponerle alguna pega a la película diré que a veces resulta un poco superficial a la hora de criticar todo este mundo de paparazzis y famosos de pega, pero es un film honesto y muy recomendable.

Graciosa, encantadora, emocionante, triste, melancólica... Este es uno de los estrenos que mejor sonarán en esta temporada por el trabajo soberbio del director (DiCillo) y de sus protagonistas. Una genial película, que todos deberíamos ver y divertirnos con ella. A pesar de no ser una obra maestra tiene algunos grandes toques de grandeza, y se agradece.

Pues sí, en todos lados cuecen habas, y parece que los paparazzis también persiguen a los famosos, incluso hasta en el water, al otro lado del charco. Claro está que evidentemente allí fotografos y estrellas no son esos seres casposos patrios sino que todo tiene glamour, estilo y brillantez.

A partir de estas premisas DiCillo articula un film donde podemos apreciar todos los tópicos sobre el género: ascenso de jovenes promesas, parasitismo entre amigos, envidias y celos, traiciones, estrellas agobiadas, asesores pesados y demás fauna del famoseo.

Con todos estos ingredientes se esperaba un retrato más descarnado de este mundillo, pero el director opta por ofrecer una versión edulcorada más propia de cualquier film producido por la Disney que de un presunto cineasta independiente. Lo que le falta a la película es sino mala baba al menos un poco de acidez, porque a lo que no se puede jugar es a dos bandas, a tratar de contentar a todo el mundo; hay que apostar por una visión concreta, cosa que DiCillo no quiere o no sabe hacer.

Finalmente el film cae en momentos de ridículo bochornoso y perpetra un desenlace cobarde e inaguantable donde todo parece más propio de un anuncio de perfume navideño que no de un retrato de la beautiful people neoyorquina.

En definitiva "Delirious" no es mala porque aburra o este mal rodada, simplemente defrauda porque promete algo que no ofrece, porque parece que vamos a ver una versión hardcore de "Aqui hay tomate" y finalmente ofrece la versión azucarada de "Corazón, corazón".

Lo mejor: Steve Buscemi.
Lo peor: El nivel de diabetes en sangre que produce.

La diferencia más clara entre “Celebrity” de Allen y “Delirious” de DiCillo va por los gramos de azúcar conglomerada. De una comedia repleta de gags y humor ácido sobre el mundo de la fama a un híbrido de “Pretty Woman” con efervescencias de cine independiente americano… Pura consecuencia lógica del director que “Una rubia auténtica” ya había explorado la artificialidad de famosos y su superficialidad.

Ese 'tiro que se oyó en el mundo entero' contiene una de las exploraciones más inteligentes de cara al cine independiente. Hollywood transformaría esta historia en un thriller oscuro sobre la envidia y la insatisfacción personal con el éxito; la mayoría de las veces se consigue con un buen braguetazo o encontrarse en el momento oportuno. Es cierto que DiCillo acaramela ha historia y la prostituye en su justa medida con “La dama y el vagabundo” o que el castillo de la princesa sea un hotel.

La bruja fue incapaz de disparar y apretar el gatillo. El retrato hubiese sido perfecto pero es que, como en todos los cuentos de hadas que se precien, el amor puede con todo… Y ese blanco final que se hace negro para los créditos finales

Tom Dicillo regresa con fuerza y renovado. El director nos expone una película trepidante y divertida; irónica y sincera; delirante y tierna. Delirious cuenta con dos grandes actores del cine independiente americano. Uno consagrado: Steve Bucemi, de quien quedan pocos elogios que decir (todos merecidos). El otro es Michael Pitt, iniciado en, al principio interesante y luego soporífera serie “Dawson Crece”, es un ejemplo de ser un tío listo y escoger muchos guiones cojonudos (deseando estoy de ver el “Funny Games” de Haneke a la americana… a pesar que posiblemente voy a detestarla).

Grades interpretaciones, estupenda fotografía y banda sonora para una cinta que como punto negativo diré que en determinados momentos parece un vídeo clip.