Ausente

Gran película la que me ha ofrecido la directora Kimberly Peirce, a la que, desde este momento, he considerado una de las más interesantes y a la que seguiré la pista. Por lo pronto, buscaré su anterior trabajo, "Boys don´t cry", a ver qué me encuentro. En ésta lo que he encontrado ha sido una dura crítica a la presión con la que viven muchos militares en el ejército norteamericano, teniendo que volver al campo de batalla si sus superiores lo creen conveniente, aunque acaben de volver de una misión de meses o años cumpliendo con su labor. La falta de reclutas es lo que provoca que un soldado sea "Stop-Loss". Si el militar decidiera no hacerlo, su única opción sería la cárcel. Eso es lo que nos cuenta este film, y la verdad es que me ha gustado su forma de hacerlo. Ha contado como protagonista principal a un Ryan Phillipes que, aparte de estar como un auténtico queso manchego, hace una impresionante actuación, cada vez me gusta más este actor, me ha sorprendido su fuerza dramática y he sentido empatía con el sufrimiento de su personaje. Junto a él, su pareja en la vida real y a la que conoció, precisamente, en el rodaje de la peli, la australiana Abbie Cornish, quién no me ha acabado de convencer, un Ciarán Hinds que apenas tiene peso en la historia y es una pena porque me parece un muy buen actor, un joven Joseph Gordon-Levitt que aquí no me ha convencido, aunque se agradece el esfuerzo del actor, una Mamie Grumer con muy poco metraje, una pena que la hija de la gran Meryl Strepp no tenga más presencia en la trama (impresionante el parecido físico entre ambas), un muy de moda Channing Tatum, al que también se puede ver en "Battle in Seattle" que no me gusta, no me lo creo, demasiado esteriotipado, un correcto Timothy Olyphant, una correcta Linda Emond y un más que convincente Victor Rasuk. Pero, repito, el peso de todo el film recae en el gran Phillipes. La parte bélica del comienzo de la película está realmente bien rodada, parece ser que utilizando localizaciones en Marruecos.
Es una película a tener en cuenta, la recomiendo.

Stop-Loss no es una película perfecta. Ni puñetera falta que le hace. Ya tendría mucho interés como film-denuncia. Personalmente desconocía el curioso y salvaje "Stop-Loss” del ejército USA. Tan salvaje como muchas otras letras pequeñas en muchos otros contratos indecentes. Tal vez falte un poco del punto de vista legitimista. Tal vez, tras el magníficamente bien rodado comienzo en combate, y una vez de regreso a casa, los conflictos de inadaptación se desencadenan demasiado pronto. El cliché puede resultar algo forzado, como si hubiese prisa en contar la historia. pero desde mi punto de vista, hasta ahí llegan los “peros”. ¡Si un "pero" es que la película podría haber aguantado bien un mayor metraje...!

Sumemos ahora las mejores interpretaciones hasta la fecha de cada uno de los protagonistas. Mención aparte para la pareja Ryan Phillippe & Abbie Cornish. Ambos habían llegado a alcanzar el nivel de eficaces comparsas en otras cintas. Aquí brillan por sí solos. Kimberly Peirce se enamora de ambos y filma con su complicidad los mejores planos de la película: en el apartamento de ella, mientras su novio duerme borracho en la trinchera que ha cavado en su jardín; en el bar, poniéndose de tequila hasta las trancas; en el motel, cuando su novio llega con uniforme de gala, recién casado con la guerra; en Nueva York; los planos finales de ambos. Son demasiado amigos para que haya tensión sexual entre ellos, pero la tensión llega a los que los vemos y alcanza a los que no ven. La secuencia con el soldado Rodriguez es el corazón de la película. En ella está todo.

Dura, feroz, descarnada, pero con tintes de cotidianidad en una sociedad que ha perdido el sistema de valores. La decisión final es cobarde y valiente a la vez. Tan controvertida como lo es el suicidio en sí mismo. Apetece mucho hablar de ese final. Es tan coherente con la historia. Es tan real. Tan creíble que da miedo. Deseas que la relación de la pareja fuera otra, para que la historia acabara en Canadá o en Méjico. Pero las cosas son lo que son, y todos sabemos que la vida no te da a elegir tantas cosas como nos dicen de pequeños.

¡Qué sociedad esta, la americana! ¿Mejor o peor tras el trágico 11S? Una sociedad tan jodidamente hipócrita como maravillosamente plural. ¿En qué país del mundo, cuyo ejército estuviera aplicando el stop-loss, se permitiría el rodaje y difusión de una película-denuncia como esta? Es lo que tienen estos yanquis.

La película hay que verla.

Anodino acercamiento a un tema manido, pero intrínsecamente interesante: la invasión estadounidense de Irak y las repercusiones de este conflicto en la soldadesca. La peli arranca con fuerza, con una secuencia bélica que nada tiene que envidiar a producciones mucho más ambiciosas, pero ahí se quedan los aspectos destacables. El énfasis que se hace en la visión paleta y patriótica de la guerra (perdón por la redundancia) que encierra la mente de los soldados no se hace con la suficiente habilidad como para que el conflicto ideológico que plantea el personaje de Phillippe remueva las conciencias. De hecho, la conclusión que yo obtengo es que la propia directora no tiene demasiado claro hasta qué punto el sentido del deber, detrás del cual hay casi siempre espurios intereses políticos, debe anteponerse a la libertad del individuo. Supongo que eso es muy americano, tanto patriotismo y tanto individualismo mezclados deben de producir migrañas de caballo. A ratos aburridilla y reiterativa, pero se le puede dar una oportunidad.

Ausente trata de ser la película sobre Irak más cercana a la población base, es decir a aquellos que realmente han sufrido en Estados Unidos el devastador efecto colateral de esta guerra (y de todas por extensión): la vuelta a casa de un grupo de jóvenes soldados del típico pueblo del medio oeste Norteamericano (y algo cazurros, para ser sinceros) y las cicatrices emocionales que arrastran con su vuelta a casa.

Kimberly Peirce vuelve a mostrar como en esa gran obra llamada Boys dont’t cry la América Profunda y dolorosa que envuelve a esas mentes dañadas por conflictos mucho más grandes que ellos pero que les corroen como metástasis en su propia carne. Como en aquella, disecciona perfectamente el entorno y sus gentes, pero en Ausente (o mejor, Stop – loos) al contrario, le falta la valentía necesaria para convertirse en un clásico como, por ejemplo, El cazador o El regreso.

El mensaje final de la cinta chirría con el resto del metraje ya que parece no aceptar la pérdida total de esos jóvenes y sus destinos, un pena porque el material prometía, ante todo por directora e intérpretes, en especial Gordon – Lewitt, dotado para personajes hundidos en el dolor y que aquí borda de nuevo su interpretación y se convierte en lo más valiente y honesto de la cinta.

Empieza la película con unas escenas de guerra bien realizadas. Una vez que terminan esas escenas, la película empieza a ser previsible y aburrida.
En cuanto a las actuaciones, Joseph Gordon-Levitt (sublime) es capaz de mostrar una personalidad al personaje con 4 o 5 escenas, cosa que no consigue el actor principal a pesar de captar el 90% de las escenas.
En definitiva, una película pasable que quiere transmitir un buen mensaje al espectador, pero que por culpa de malas actuaciones por parte de los personajes principales puede ser que veas la película y te olvides de ella a los cinco minutos.