CQ

Si nos sumergimos en "CQ", el primer largometraje de Roman Coppola, podemos identificar rápidamente dos fuentes de las que bebe con total claridad: La primera, ese pequeño tributo a la "nouvelle vague" francesa ergido gracias a su personaje principal, su pequeña cámara y ese blanco y negro que tanto nos recuerda a los trabajos de Truffaut, entre otros (incluso, si observamos algunas de las imágenes de "CQ", podemos ver directos homenajes a este realizador francés, como uno al cartel de "Domicilio conyugal"), la segunda, a toda esa ristra de cine setentero de lo más kitsch, minimalista y curioso que adornaba las propuestas de sci-fi más interesantes del momento, todo ello introducido en el material fílmico que rueda el protagonista de la cinta, dejando momentos para el recuerdo.

Puede que el trabajo de Roman Coppola no sea más que eso, una ofrenda a todo aquello que le marcó durante su juventud, pues tampoco posee un guión excesivamente rebuscado e, hilando fino, podría decirse que su trama base no tiene demasiado jugo, pero ahí reside quizá una de sus principales armas, ya que aprovechando esa misma situación que genera la idea inicial (un montador que pasa, casualmente, a ser realizador sin comerlo ni beberlo) decide homenajear de modo general todos esos ámbitos relacionados con la cinematografía que deberían considerarse más puramente importantes, y es donde logra la simpatía y, en parte, el calado.

Contar con un plantel donde hallamos actores como Gerard Depardieu o Giancarlo Giannini, y acompañarlo de promesas como Jeremy Davies (el protagonista) o Jason Schwartzmann (otro que proviene del clan Coppola) no es más que otro rotundo acierto, debido a que unos ofrecen la compostura y la experiencia y otros intentan desatar su carácter, empezar a buscar un camino por el que arrancar en esto de la interpretación, logrando así un contrapeso suficientemente inteligente como para que todo encaje a la perfección.

La lograda fotografía de la que hace uso en ocasiones, las peculiares piezas musicales que acompañan este ejercicio y el uso de unos decorados logradísimos, sólo vienen a reforzar esta sugestiva cinta que agradará a todos aquellos que sepan identificarse con este arte y a los más curiosos que gusten de nuevos retos.

Es una interesante película, bien independiente, producida por el Papá de Roman. Además de la pequeña Sinopsis que sale de la peli, habla también sobre la aparición del Cine Moderno.

Las actuaciones están bien, buenos personajes.

La historia es bastante buena pero hay partes donde decae el interés de la película desde mi punto de vista, me gustan más las partes, donde esta con su novia francesa en su departamento filmando su película, o cuando se encuentra con su padre, y otras más.

Es una película recomendable si te gusta el Cine Independiente, no es vacía, ósea hecha sin ganas se nota su amor por el cine pero en momentos medio que no sabes que pensar.

El film es el debut de Roman Coppola, hermano de la ganadora del Oscar, Sofía Coppola, “Lost in Translation” (2003) e hijo del reconocido escritor, director y productor de cine, y ganador de cinco Oscar, Francis Ford Coppola, “Patton” (1970), “The Godfather” (1972) y “The Godfather: Part II” (1974).

En el 1969, un equipo de cine está intentando rodar una versión de bajo presupuesto de la película, “Barbarella” (1968), en París, pero con el nombre de “Dragonfly”, un simple film que mezcla espionaje, ciencia ficción y las revolucionarias ideas de izquierda predominantes en esa época.

El director del film es Andrezej (Gérard Depardieu), sometido a los encantos de la estrella femenina, insiste en imponer sus ideas políticas en lo que debería ser una sencilla película de espías, pero Enzo (Giancarlo Giannini), el productor, no quiere manifiestos ideológicos, sino una película sexy que pueda vender fácilmente en los mercados internacionales

Cuando el director y el productor no se ponen de acuerdo, este último lo despide y decide contratar otro director para completar la película, Félix de Marco (Jason Schwartzman), pero Félix sufre un accidente, y Paul (Jeremy Davies) el editor de la película, termina como director de "Dragonfly".

Paul también cae bajo el hechizo de esta misteriosa estrella femenina, además entre más se acerca a encontrar un final apropiado, los eventos en "Dragonfly" empiezan a semejarse a su vida real.

La película tuvo un presupuesto $7 millones y generó por venta de taquillas la cantidad de $411,034 en EEUU solamente, además recibió una nominación a “Golden Satellite Award” por mejor dirección de arte.

Otro de los retoños Coppola se pasa al cine...

...y hace una película tan simpática como autocomplaciente.

Lo que cuenta es de escaso interés, aunque la ambientación sesentera y los personajes que son trasuntos de gente famosa del cine (como Polanski o cierto productor italiano aún en activo) tienen gracia.

Por otro lado, los homenajes a films como "Blow Up", "Barbarella", "Diabolik", "Dr. Strangelove" (y otras) divertirán a los más cinefilos.