Haz click aquí para copiar la URL

Tambores de guerra

Western En 1870, unos años después de la Guerra de Secesión (1861-1865), el presidente de los Estados Unidos, Ulysses Grant (Hayden Rorke), confía a Johnny McKay (Alan Ladd) la misión de llevar la paz al sur de Oregón, donde una tribu india dirigida por el capitán Jack (Bronson) ha abandonado la reserva arrasándolo todo a su paso. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
17 de julio de 2010
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tambores de guerra supone el regreso de Delmer Daves a la temática proindia que había abordado con éxito en su pionera Flecha rota en 1950.
Mientras en Flecha rota nos encontrábamos ante un cuento romántico de resonancias míticas, en Tambores de guerra observamos una minuciosa, realista y por momentos dura narración. En la primera se nos presentaba a un idealista protagonista que creía en la paz desde el principio, en cambio en la segunda el protagonista es un cazador de indios con ansias de venganza que va cambiando de parecer a medida que los hechos imponen la necesidad de buscar la paz.

Delmer Daves logra una narración matizada, sólida, de buena factura técnica tanto en las escenas de acción como en las intimistas. Se observa, fundamentalmente en sus instantes finales, cierta precipitación, falta de intensidad y esquematismo que son contrarrestados inmediatamente por elementos de interés que no permiten que la calidad general de la obra se resienta en demasía.

Con una correcta fotografía, una excelente (por momentos Wagneriana) partitura de Victor Young y unos actores que no acaban de dotar a sus personajes de la entidad necesaria, Tambores de guerra supone finalmente una muestra más del interés que reviste, aún en sus obras menores, la filmografía de Delmer Daves dentro del western.
opera 0
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6 de noviembre de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más, bajo la apariencia de una de tantas cintas de indios nos encontramos con un hecho importante en la historia americana.
En efecto, aunque se prometen tambores que luego apenas se escuchan, en realidad vamos a asistir a la llamada Primera batalla del Stronghold o de la Fortaleza, dentro de la guerra Modoc (1872-1873), que tuvo lugar el 17 de enero de 1873. Se enfrentaron en la misma las tropas de EEUU, unos 400 soldados, bajo el mando del teniente coronel Frank Wheaton, con un pequeño grupo de indios modoc, 53 según las crónicas, capitaneados por su jefe Kintpuash, también conocido como Capitán Jack (Bronson). Ya había fracasado antes el Ejército en su intento de expulsar a estos indios desde la fortaleza natural que a partir de entonces será conocida como Captain Jack's Stronghold, ubicada en una zona volcánica en la orilla del lago Tule (California). Los modoc lograron una victoria aplastante sobre las tropas estadounidenses que tuvieron que retirarse derrotadas, merced a su buena posición defensiva, a la táctica empleadas, al terreno favorable y a que supieron adaptarse muy bien a la densa niebla que había en el momento del combate.
La película recoge perfectamente el lance bélico, aunque se centra mucho más en las negociaciones de paz que auspiciaba el mismo presidente Grant, y en el papel que en las mismas jugaba el antiguo cazador de indios Johnny McKay (Ladd), ahora reconvertido en un hombre de paz. Aquí merece destacarse la honestidad de la dirección que no elude mostrar el lado más intolerante de los rancheros, con frases del tipo: "Los colonos solo quieren la paz de los rifles", "Sucio indio maldito", "Hay que exterminar a los modocs". Pero dejando a la vez una puerta abierta al entendimiento, pues al final veremos que "La Biblia y la caridad cristiana se mezclan con el odio a los indios".
Mucho mejor perfilado es el estudio que se hace de los modocs, donde se advierten dos claras tendencias. Por un lado los partidarios de llegar a un acuerdo, y de otro el Capitán Jack que pretende asentarse a lo largo de todo el valle del río Blanco. Actitudes y traiciones aparte, estos son pintados como valerosos soldados, bien adiestrados y mejor dirigidos en el combate.
La obra nos parece del mayor interés por el magnífico retrato que se hace del Capitán Jack que se erige como el gran protagonista, por la hondura de su personalidad y por la magnífica interpretación que hace Bronson. La mejor que le conocemos. Espectaculares paisajes muy bien fotografiados, buena música, excelentes movimientos de masas y continua acción.
Aunque la trama amorosa es bastante floja, pensamos que la figura de la india Toby podía haber dado mucho más juego, estamos ante una película muy interesante que nos retrotrae a las clásicas cintas de indios de nuestra infancia. Con el valor añadido de la condición histórica de los hechos que se narran, que constituyen un buen ejemplo del interés del western por difundir con acierto su pasado.
Lafuente Estefanía
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
12 de diciembre de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Por cada indio que matan ellos matan tres blancos; la tierra se cubrirá de sangre y odio. Paz...casi parece una broma".
Es la máxima de las cruentas Guerras Modoc; los orgullosos blancos, grandes colonos, no se imaginaban a qué clase de enemigos debían enfrentarse...

Llegados los años '50, el "western" estaba a punto de vivir una corriente muy renovadora, con muchas de sus más primitivas claves siendo tergiversadas u observadas desde otra óptica distinta; de hecho el papel del nativo americano, su cultura y su espíritu guerrero adquirió un especial protagonismo por encima de los típicos clichés. En ese sentido se puede decir que la impulsora fue "Flecha Rota", uno de los mejores y más aplaudidos films de Delmer Daves; en aquel mismo 1.950 Anthony Mann contribuyó con "La Puerta del Diablo", y a partir de ahí los indios pasarían a ganar mucha atención.
El sr. Daves retorna a esta temática a partir de un guión de su cosecha inspirándose en los sucesos de la histórica contienda contra los nativos Modoc allá por 1.872, modificando para su recreación ciertos papeles protagonistas y ubicando el inicio del relato en el punto álgido de dicha guerra, tras el rechazo del fiero Kintpuash (o Jack) a volver a la reserva de Klamath y combatir sin cuartel contra el ejército americano. A través de Jaguar Productions, la nueva compañía fundada por la estrella Alan Ladd tras su marcha de Paramount, Daves pudo llevar a buen puerto su epopeya sobre el terrible enfrentamiento.

La visita de John MacKay, trasunto ficticio del explorador, intérprete y portavoz del ejército para los Asuntos Indígenas Donald McKay (por supuesto éste, un mestizo de sangre Umatilla, debió ser "maquillado" debidamente para convertirse en el héroe de la película...), al presidente Ulysses Grant nos introduce en la guerra desde la visión de la sociedad blanca acomodada; la diferencia fundamental con "Flecha Rota" es que aquí el protagonista cree en la venganza y la fuerza como perfectas armas para combatir a los indios, pese a haber sido nombrado comisario de paz.
Pero la paz es algo que se halla muy lejos de la mente de Kintpuash, renegado, soberbio y terrible cabecilla de los modoc, quien desea conseguir a cualquier precio el territorio de Lost River sin preocuparle la sangre derramada; este profundo y corrosivo sentimiento de odio está muy presente en MacKay y sus compatriotas, y la relación entre él y el jefe presenta el reverso amargo de la de aquel Thomas Jeffords y K'uu-ch'ish (el comisario deshecha incluso la propuesta de unión con la pacífica india Toby (Winema en la realidad), al contrario que Jeffords). Así, Daves desata las primeras escaramuzas a lo largo de las fronteras de Oregón y Californa.

El director se expresa con dureza a través de sus personajes; no hay paz aunque se apele a su búsqueda, no se da pie a la confraternización pues la codicia y la muerte guían los actos de los modoc, y precisamente por ello los indios vuelven a ocupar el lugar de renegados diablos que el cine del Oeste siempre les dio. Lógico es que despierte en el espectador (sobre todo si es americano) la ira y las ganas de venganza al ver a los soldados de Kintpuash asesinando a sangre fría a hombres, mujeres y niños inocentes; Daves dota de gran fuerza a las escenas rodadas en escenarios exteriores y nos hace recorrerlos en esta encarnizada campaña junto a ambos bandos.
La sensación de melancolía, oscuridad y desesperanza llega a su cúspide tras el fallido negocio de paz entre el jefe indio y el general unionista Edward Richard Canby (una poderosa secuencia reproducida tal como sucedió históricamente donde el cineasta nos hace chirriar los dientes con la tensión y el inesperado estallido de violencia). Poco nos hace pensar en la paz y el perdón cuando el jefe se apodera de la casaca del general y amenaza con el exterminio autoproclamándose un dios sobre esas tierras; esto conducirá al tramo más excitante, una lucha cara a cara donde se nos hace tragar el polvo del desierto y escuchar las flechas silbando a nuestro lado.

Con mucho oficio y sentido del ritmo y la acción, Daves siempre supo dar un cariz de tremendo espectáculo a sus epopeyas al estilo de Hawks o Sturges; también, como es ingrediente obligatorio en todas las producciones de la época (y el mismo director era experto en ello, además), se añaden gotas aquí y allá de melodrama de libro en base a una relación trágico-amorosa donde tienen cabida los sentimientos puros, los celos y el temor (y más interesante para la audiencia, desde luego, si en dicha relación interviene el amor no correspondido de una india nativa).
Lejos de estos detalles que es mejor obviar (al igual que la típica y empachosa escena de Nancy y MacKay junto al lago), "Tambores de Guerra" ofrece un buen relato del Oeste en cuanto a narrativa, ritmo y entretenimiento. La italiana Marisa Pavan brinda su delicada presencia dando vida a Toby, y también disfrutamos de los correctos Hayden Rorke y Warner Anderson; por su parte Ladd, áspero y lacónico, encarna al perfecto héroe del género (¿o antihéroe teniendo en cuenta sus emociones?), aunque nadie puede hacer sombra a un fanfarrón y amenazante Charles Bronson como el jefe Kintpuash (siendo esta la primera vez en no usar su nombre real, Buchinsky).

Éste y Ladd protagonizan (ellos mismos, sin dobles) uno de los momentos más memorables: la pelea en la preciosa localización de Slide Rock, en Arizona. Mención especial merece la dramática música de Victor Young y la fotografía de J. Peverell Marley.
Si bien no llega a la categoría de mítico, y pese a una muy precipitada conclusión, el film se mantiene como un buen esfuerzo del género y su realizador, y brilla entre otros títulos de temática y enfoque similar lanzados aquel mismo 1.954 (como "Sitting Bull", "Raza de Violencia", "Tambores Fraternos" o la tremenda "Apache" de Robert Aldrich, con un magnífico Burt Lancaster de guerrero indio).
Chris Jiménez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7 de febrero de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una del Oeste con Daves y Ladd. No puede salir mal. Gran desarrollo, muy bien orquestada y con un resultado interesante, aunque algo plano en el género. Porque a esa altura de siglo ya había unas buenas decenas de obra magnífica del Oeste.
Acompañado de Charles Bronson, otro tipo duro del género y del propio sistema de Hollywood que servía para todo. Hoy bélica, mañana del Oeste, pasado de mafioso.
Aunque tiene un ritmo adecuado, la temática está tan vista y el planteamiento cinematográfico es tan canónico que se hace incluso pesada por momentos.
Me gusta Delmer Daves, tiene muy buenas cosas. No he visto todas sus cosas pero creo que sí las más importantes, más noticiables o más célebres. Y me gusta. Es un director muy canónico, muy organizado. No le aprecio nada singular por lo que caracterizar su cine. Me parece un director estandar, con calidad pero muy estandarizado.
ÁAD
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow