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Colette: Liberación y deseo

Drama Cuenta la historia de Sidonie-Gabrielle Colette (Keira Knightley), autora de las polémicas novelas que causaron gran revuelo en el París de los años 20 "Claudine" y "Gigi", desde su infancia en el campo hasta su consagración en la sociedad parisina junto a su marido, el también autor Henry Gautheir-Villas “Willy” (Dominic West), que en un principio actúa como mentor de Colette. (FILMAFFINITY)
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Críticas 24
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
19 de julio de 2023
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El director Wash Westmoreland realizó en 2018 su primer largo en solitario tras la muerte de su marido y co director (ambos con una carrera prolífica, que se inició en el cine X pero que luego nos ha dado cintas sólidas como "Siempre Alice" (2014) o "La última aventura de Robin Hood" (2013)); una película basada en la vida rompedora y liberal (para la época) de Sidonie-Gabrielle Colette (Keira Knightley), una mujer de gran talento (escritora, mimo y actriz. Todo ello desarrollado con un genio inigualable) y de firme carácter adelantada a su tiempo, que optó por vivir con total libertad su (bi)sexualidad a pesar de encontrarse en el siglo 19 (aunque ya querrían algunos países de la actualidad tener la tolerancia de la Francia de finales del 19), una vida marcada por el aprovechamiento que hizo su marido (Dominic West) de sus novelas (de las que se atribuyó todo el mérito) y por la relación estable que encontró con Mathilde de Morny (Denisa Gough).

Resulta curioso que una película con una premisa tan repleta y jugosa acabe siendo aburrida por momentos, algo que por desgracia "Colette" lo es. Y es que, si bien cuenta con unos mimbres argumentales que van interesando de tanto en cuanto (sobre todo si, como yo, se forma parte del colectivo LGTBI. Pues este personaje real es una de sus figuras históricas destacadas junto a Harvey Milk, Marsha P. Johnson, Billie Jean King y demás), lo cierto es que "Colette" apenas tiene pulso narrativo y se va perdiendo en nimiedades bastante frugales (entre la vida social francesa y los paseos por los parques y bosques... a la cinta parece que le sobra la mitad del metraje) mientras que vuelve a captar nuestra atención con escenas algo más relevantes (aunque nunca de forma honda y aguerrida).

A "Colette" le falta un toque de simbolismo artístico por parte de su director en la narración (una narración carente de una musicalidad que pedía a gritos. Aunque esto tampoco es sorprendente, ya nos olíamos que Westmoreland no iba a ser Spielberg, Kubrick o Scorsese) y también adolece de garra sentimental que podría haber elevado la experiencia cinematográfica (¡vamos!, que esto no es un biopic de una figura al nivel de "La vida en rosa" (2007), "Braveheart"(1995), "Invictus" (2009), "Lincoln" (2012) y demás). Aun así, lo que nos encontramos en "Colette" no es malo ni mucho menos, es un biopic honesto en todas sus situaciones (gracias a un guion cabal y transparente, que no brillante) y seductor por momentos (esto se debe en gran medida a un diseño artístico repleto de parajes bellos tanto exteriores como interiores (cuidados al detalle en todos sus elementos de suma elegancia), a una labor de maquillaje y vestuario de lo más primorosa, y unas actuaciones hábiles (pues estos personajes tampoco piden demasiado de sus actores, ya que el guion no ahonda en ellos con vehemencia. Así que Knightley, West, Gough y compañía los interpretan con comodidad y naturalidad)). La banda sonora por su parte es obviable, mientras que Westmoreland (aunque no se recree con singularidad y gusto por las escenas) mantiene la cámara de forma orgánica y confortable.

Así pues tenemos un conjunto digno, distraído en líneas generales en un primer visionado... pero al que en una revisión le pesan algo más sus puntos grises que sus instantes de progreso argumental despierto. Solo recomendable a los especialmente seguidores de los biopics, los dramas de época, las cintas con toques de romances dificultosos (por ser entre el mismo sexo dentro de una sociedad que no es capaz de respetarlo) o a los fans de sus intérpretes (aunque tanto Knightley como West tienen cintas mejores y roles superiores ("The Wire" (2002-08), "Orgullo y prejuicio" (2005), "Chicago" (2002), "Expiación" (2007) o "La sonrisa de Mona Lisa" (2003) sin ir más lejos)). Como cinta biográfica no se pone a la notable altura de largos como "En la cuerda floja" (2005), "La chica danesa" (2015), "El lobo de Wall Street" (2013), "The Queen" (2006) o "Dallas Buyers Club" (2013)... más bien es un biopic del nivel de "La Dama de hierro" (2011), "El gordo y el flaco" (2019), "Bohemian Rhapsody" (2018), "La dama de oro" (2015) o "Truman Capote" (2005) entre otros. Desde luego mejor que films como "Miss Potter" (2006), "Amelia" (2009), "Rebelde entre el centeno" (2017) o "Mientras estés conmigo" (2020) sí es.

Lo mejor: Su premisa. La sutil subtrama que envuelve al personaje de Knightley y Gough.
Lo peor: Cuando la cinta opta por alargar sin necesidad ciertas escenas de cantos, obras teatrales o tertulias festivas.
Spark
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17 de junio de 2023
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Película biográfica sobre la escritora francesa Sidonie-Gabrielle Colette, autora de novelas que causaron gran revuelo en París a ppios del siglo XX.
Rompió convencionalismos y se rebeló contra una sociedad opresora con la condición femenina.

La historia se centra en unos pocos años familiares, desde la campiña francesa, hasta su liberación y llegada a Paris, tras años escribiendo las novelas que su marido firmaba, siendo otra de tantas mujeres invisibles creadoras.

Rodada por un director británico y en inglés, es la versión más moderna tras una película alemana y una mini serie francesa sobre la historia de la escritora.

Autora de docenas de libros de ficción, memorias, periodismo y dramaturgia, es una de las escritoras francesas más importantes e innovadoras del siglo XX. Su escritura provocativa sacudió las restricciones sociales impuestas a las mujeres.

Adquirió celebridad internacional por su novela Gigi, de 1944, que fue llevada al cine por Vincente Minnelli en 1958.

Lo mejor: De los mejores papeles de Keira Knightley.
Lo peor: Demasiado mecánico como se desarrolla la historia.
Shevchenko
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6 de marzo de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tartarín de Tarascón.
Qué gran vergüenza siento en este triste y mismo momento. También asco, regurgita, arca(da). Estoy muy indignado, caliente. Bramo.
Borrado de la historia el pobre, ni en su casa ya lo conocen, este héroe colosal de su tiempo, hercúleo, quedó olvidado, postergado este potentado, Pigmalión, vividor, escribidor, editor, periodista, mecenas, filántropo, creador, artista, social animador, alma de la fiesta, vate/orate/tunante, laborioso negociante, bastardo arrogante, ladran, luego cabalgamos, amigo párroco, bondadoso asonante, inegenioso-irónico-sardónico-satírico, vigoroso, comprensivo, nada le es ajeno ni extraño, lo reconoce, propio, penetrador y penetrante, casi carioca, egocéntrico y concupiscente omnisciente, valiente, sandunguero, egregio regio, minucioso desparramado que derrocha todo lo que tiene también la simiente, miembro honorario del club de la serpiente, paupérrimo, no pírrico, desprendido, inteligente, generoso, ancho como el mundo, orondo y perteneciente, valioso al fin y al cabo, infinito como el entero universo, brillante como las estrellas de la constelación de Andrómeda, a su tiempo siempre adelantado, hombre de letras y armas incruentas, tan culto y exquisito, un rubí, potosí, dispendio, el último magnate, herbolario y ultramarinos, la receta de la abuela y la pipa de kif, Willy nada menos.
Y ella no existe hasta que él la crea/inventa, una sombra apenas que repta, de no ser así, sin la participación divina de él, todavía estaría allí la pobre plantando verduras y tragando lechugas en la huerta o jardín de las delicias, comiéndose los mocos con la mamaíta, en el campo con todos los jodidos bichos, esa naturaleza tan bruta, enterrada provinciana, cateta, palurda, de cuerpo presente, el pelo de la dehesa, menos que cero, ni una (a)postilla.
Gracias a él, a su mentor, fue alguien o algo, no una cagarruta al borde o recodo del camino, conoció/vivió/amó y, por llamarlo de alguna manera, triunfó. Gracias a su Hacedor. A su único Dios, el que al barro ominoso animó/dio vida o sacó de las tinieblas con toda la fuerza y amor de su gran corazón de melón.
Por eso estoy tan enfadado, suma y sigue el morrocotudo cabreo, porque esta película confirma lo peor, reincide en lo mismo de siempre, caen de bruces en el pecado más nefando, repite lo ya dicho, contagia la ignominia, continúa la mentira de la historia, esa gran ramera que se vende por nada, no le da a él tregua ni respiro, su merecido sitio, el reconocimiento debido, crédito ninguno, es la mar de desagradecida, y en cambio a ella todo lo que no se merece, trepa, parásita, tenia, injusticia. Esa obra suya, sin el apunte, las correcciones, consejo/aliento/apoyo/adorno, guía de su gran señor, jamás hubiera visto la luz del día ni por la noche zorreado tanto, lo que ella escribió fue apenas un barrunto murmullo, el llanto de un bebé, esbozo, engrudo, aborto, un informe barullo, torpes vislumbres pidiendo a gritos la intervención salvadora del indispensable masculino maestro que pueda esa papilla incomestible/infecta, ese grumo gummo, alzar del suelo, convertir en un plato de lentejas por lo menos, algo nutritivo, sano, vivo, con emoción o destino, sin su participación o mantenimiento, calor y fuego, sin su publicidad y dinero, sin su color o pintura, tanto entretenimiento, ella seguiría pelando la pava, viviendo del cuento, eternamente mantenida, ausente, en ascuas, entre sollozos y rumores o zurullos, un miasma, nonata, fecal materia.
Y lo que termina o terminó de hundirme en la puta miseria fue la abominable aparición a última hora y tumba abierta, arruina completamente la película, de la ricachona obscena, el dinero por castigo, duquesa degenerada decadente y malévola, tan manipuladora y maledicente, malmete, descendiente de los zares y de los bonaparte dicen, horror de horrores, clase pudiente explotadora, sin dar palo al agua, de las rentas, del oprobio y la vileza proviene toda su perversa riqueza, del sudor de la frente de los pobres, tanta poca nobleza, yo la vomito de mi boca, que a ella la rapta o secuestra y corrompe, camino de perdición, le quita la inocencia y la pervierte, le llena de pájaros absurdos la cabeza, a Lesbos en desviada excursión la lleva nada menos, cree que con el dinero se puede comprar a la gente, hacer de una mujer normal su concubina personal, su putita, y se la lleva de gira, para siempre, o eso quiere/pretende la ínclita elementa, apartarla así de la benéfica y purificadora influencia del que tanto la quiere, admira y pondera en su justo término, ese ser que a ella la sacó de su chistera, que amasó con sus manos, insufló vida desde la pantanosa niebla, arrebató al silencio y la nada, así como el doctor Frankenstein hizo con su querido monstruo, lo mismo que Oppenheimer con su amada bomba atómica que de un plumazo, visto y no visto, cerró una mala guerra y ya nadie se lo agradece.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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31 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, la escritora francesa de finales del XIX y principios del XX Colette daba para un biopic apasionante y a la altura de su figura, controvertida y cargada de aristas como pocas en la literatura europea de la época. Desde luego, el que firma Wash Westmoreland está muy lejos de ello y no deja de ser una cinta autobiográfica más con tendencia a la hagiografía y estructura manida y reiterada hasta la saciedad con aroma a palomitas en todo momento. Una pena, porque Colette hubiera merecido todo lo contrario.

Víctima de su tiempo, Colette era una chica con una capacidad literaria ilimitada que, por los avatares de una sociedad machista hasta la náusea, vio publicada su obra literaria bajo el nombre de su marido, un sinvergüenza integral mujeriego, fracasado, alcohólico, que vivía de su nombre y de lo que escribían otros bajo el mismo, que dirigía su vida en torno a las apariencias sociales conduciéndolos siempre a un estado de ruina absoluta por más dinero que ganase… Ante Colette apareció la encrucijada vital infalible: espabilar o morir.

Mientras tanto, conforme se emancipa de su “señor”, descubre el apasionante mundo sexual femenino y desarrolla una querencia por los dos mundos cada vez mayor, o quizás es que siempre le atrajeron las mujeres exclusivamente y lo demás fueron imposiciones sociales al uso.

Wash Westmoreland comienza la película con un estilo ampuloso de elegantes movimientos de cámara, poco montaje y mucho juego de reflejos en los espejos que, como todo lo demás en esta película, promete mucho más de lo que acaba entregando, abandonándose con posterioridad al consabido plano-contraplano, a la ortodoxia más absoluta para una película convencional y académica como pretende ser y es finalmente, por desgracia.

Lo mejor de la función, sin duda, su pareja protagonista, excelsa en su esfuerzo por hacer creíbles unos personajes que adolecen un poco de ser de cartón piedra: tanto Keira Knightley como Dominic West (The Wire, The Affair) se entregan en cuerpo y alma a sostener e insuflar vida a una cinta rutinaria que no llega a ninguna parte concreta que trascienda.
Sergio Berbel
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18 de diciembre de 2020
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Especie de biopic sobre la escritora y artista francesa Colette (Keira Knightley), pero centrada entre los años 1892 y 1906, nada de años veinte, la sinopsis está mal y hay gente que ha visto la película y ni siquiera se ha dado cuenta. Vaya por delante que no conozco demasiado al personaje pero por lo que sé, la suya no fue una existencia muy interesante, como muchos se empecinan en describir, y más aún en esta película en la que la vemos desarrollar una vida absolutamente aburrida, muy cómoda y burguesa, ajena a cualquier pasión exterior o interior, idea o preocupación, pero eso sí, agitada sexualmente hablando. Eso es lo que la masa progre desea ahora, tener pasta, hacer lo que a uno le da la gana y no encontrarte nunca con ningún problema. Y por eso les gusta esta "Colette". Eso sí, a cambio de renunciar a cualquier clase de emoción, amor, sentimiento o tensión. Un asco.

La obra cuenta con buenas interpretaciones, una ambientación pasable y una puesta en escena correcta, en un género histórico en el que los británicos se mueven como pez en el agua, pero por desgracia está vacía. Aquí la clave de "Colette" reside en qué me quiere contar su director y al final resulta que lo que pretende simplemente es servirnos el clásico combinando moderno de feminismo y homosexualidad, muy acorde con la condición de Wash Westmoreland, abiertamente gay. Es decir, reivindicar, normalizar, empoderar. Entonces, como la ideología es lo que importa, la vida de Colette es un mero pretexto para lavar nuestras mentes y por eso no sólo al acabar nos resulta absolutamente desconocida su biografía, por ejemplo, su abierto antifeminismo o su colaboracionismo con los nazis, sino que han suprimido pasajes para que el feminismo lésbico se imponga (SPOILER).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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