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Siempre vuelven de madrugada

Intriga. Cine negro. Thriller Luis, un joven inmerso en el mundo de los negocios fáciles, debe decidir entre su conciencia y el dinero. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
14 de marzo de 2017
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Digna película para el difícil periodo político y social en que se filmó. Una historia bastante atrevida para la época, cuando la censura se mostraba más férrea y era tan difícil mostrar determinados comportamientos y tipos de vida. Se trata de un thriller moral y de intriga que juega con la fatalidad y los caprichos del destino. La dualidad entre el campo y la gran ciudad como dicotomía entre el bien y el mal, el desarraigo familiar, un cierto tono neorrealista en la añoranza de la vuelta al medio rural como paradigma de la vida idílica. El pecado y la redención, la penitencia del remordimiento. Una velada diatriba hacia el dinero como paradigma de los vicios de una clase acomodada, de una vida libertina y disoluta. Donde se dan cita el lujo, el robo premeditado, el crimen, el chantaje, el prestamista usurero y las chicas mundanas de ciudad que representan el amor interesado y fácil, porque el amor desinteresado lo ofrecen las decentes que trabajan, se esfuerzan y vienen de provincias.

No tiene el prestigio ni la calidad de otros policíacos (no confundir con cine negro) de entonces, pero atesora valores tangibles e imperecederos que no prescriben. El excelente guión de Miguel Mihura, se desmarca de su estilo habitual de comedias de humor que lo convirtieron en uno de los grandes dramaturgos españoles del siglo XX, lógicamente beneficia considerablemente la puesta en imágenes por parte de Jerónimo, su hermano mayor, del que no conocía ninguna de sus películas, pero que me ha sorprendido agradablemente. Una macabra espiral de violencia y muerte, de vida nocturna y experiencias fuertes que deviene en una pesadilla llena de miedo y cobardía para enfrentarse a unos hechos, en una huida hacia el abismo. El montaje del film propicia que la trama siempre mantenga su intriga y misterio, los crímenes fuera de campo, las elipsis oportunas nos muestran a un cineasta capaz de llevar a buen puerto esta atractiva cinta.

Malas compañías son la que frecuenta nuestro protagonista Luis (Julio Peña) con su amigo Andrés (Conrado San Martín), dos vividores del cuento, dos ociosos señoritos del estraperlo, sin oficio pero con buenos beneficios que dilapidaban en timbas, juergas y prostitutas, pero mostrado con elegancia y buen gusto. Pero Luis tiene unos principios morales que pronto surgirán sin poder aplacarlos, como el despertar de su conciencia junto a los recuerdos de su niñez, un sentido de culpa que le atosiga y le angustia, atado al valor de una amistad mal entendida. El materialismo como medio de corrupción moral. El peso del pasado en un clima de desconfianza, donde nadie se fía de nadie, donde la delación es moneda de cambio, los despropósitos de unos parásitos miembros de una burguesía en decadencia en una sociedad vacía de valores nobles.
Antonio Morales
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14 de marzo de 2017
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película de intriga española inusualmente rodada en Madrid cuando todo el cine negro o policiaco se rodaba en Barcelona.

Ya desde el comienzo cuando vemos a uno de los protagonistas Andrés (Conrado San Martín) utilizar una escopeta en una caseta de la verbena podemos intuir que nada bueno va a ocurrir en adelante y más cuando engaña por teléfono a un prestamista para a continuación tomarse tres coñac dobles para amarse de valor para todo lo que vamos a ver enseguida.

Esta dirigida por Jerónimo Mihura el hermano del genial dramaturgo del absurdo Miguel Mihura (familia muy vinculada al teatro) autor de Tres sombreros de copa, Maribel y la extraña familia o Ninette y un señor de Murcia entre otras muchas pero he aquí que también fue escritor de guiones como el de esta película así como de otras de tema policiaco La calle sin sol o Una mujer cualquiera.

Decía el director que esta era la película con guión de su hermano que más le gustaba de las 16 que rodó, en su filmografía en Filmaffinity solo parecen 7 pero es que el resto se perdieron en un incendio. También gusto tanto al público que la vio en el estreno allá por 1949 queestuvo dos semanas en cartel cuando lo habitual era sólo una.

Vemos como el protagonista para alejarse de su estilo vida estresada de la ciudad (juergas, juego, mujeres y vida al borde del delito, estraperlo), y sobre todo un asunto escabroso que se resuelve al final mediante un buen flash back huye a una aldea para encontrar la paz y el amor verdadero y desinteresado de una bella mujer que le hará volver a encontrarse consigo mismo y arrepentirse de su mala vida anterior.

Existe la película Una historia japonesa del año 2003 donde el protagonista también sufre un accidente similar al de Cecilia en una laguna y su acompañante no sabe lo que hacer pues se le viene el mundo encima pero la cordura vence y resuelve correctamente no como aquí en la española, que todo es muy escabroso y precipitado y acaba mal.

Conrado San Martín que en febrero cumplió 96 años rueda ese mismo año cuatro películas más para luego especializarse en el género policíaco y en 1950 protagonizar Apartado de correos 1001 su gran película.

La banda sonora de la película es de Manuel Parada, autor de la infame música del NO-DO franquista.
Capitán Strogoff
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13 de marzo de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Finales de los años cuarenta, censura, presupuesto ajustado... y sin embargo una película de cine negro que se ve con interés a pesar de los años transcurridos. Para conseguirlo basta con tener un buen argumento y unos personajes sólidos, algo que parece brillar por su ausencia en el cine actual donde se intenta suplir la falta de ideas con parafernalia y efectos especiales.
nihilscitur
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4 de agosto de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
- Averíguelo, tiene Ud. cara de policía.
- No soy policía.
- Pues entonces tiene Ud. cada de feo".

Muy curiosa e interesante película de Jerónimo Mihura, al decir de él, su mejor film, cosa que no resulta nada sorprendente ya que, francamente, su filmografía no es demasiado prolífica que digamos.
Pero al margen de ello la verdad es que la intriga está bien llevada, con una narración de los acontecimientos para aquella época original, al menos en el cine español de la época. Sus saltos en el tiempo, sus flash-backs, resultan determinantes y logran que la tensión esté garantizada durante todo el metraje, ya que el espectador siempre está por detrás de los personajes, no sabiendo el respetable qué ha ocurrido en el pasado, porqué actúan de un determinado modo u otro los dos personajes principales.
Sí es cierto que la cinta es muy moralista, pero no hay mucho tufo en esto, aceptándose la moralidad de los personajes, su modo de vivir, sus particulares circunstancias.
El campo, como antagonista de la ciudad, de sus noches de libertinaje y pecado, está expuesto de forma que no molesta, aceptándose sus términos.
Muy bien interpretada y dirigida con mano férrea por Jerónimo Mihura, con una fotografía donde la luminosidad del día contrasta con los claroscuros de la vida nocturna, "Siempre vuelven de madrugada" constituye una rareza en el cine español, que muchísimos años después de su rodaje conserva todas sus virtudes aunque, repito, sí que es moralista, pero sin molestar.
Como curiosidad, decir que entre su amplio elenco interpretativo, está el gran Pepe Isbert... al que no distinguí al ver la peli. En fin...

https://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Constancio
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20 de febrero de 2023
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Excelente guion de Miguel Mihura, realizado con elemental corrección por su hermano Jerónimo. Pertenece a la serie que el gran comediógrafo escribió en los años cuarenta, como "Una mujer cualquiera" o "La calle sin sol".
Como en esos títulos, en éste se relata un drama policíaco, centrado en esta ocasión en un personaje (Conrado San Martín) que implica a su único amigo (Julio Peña) en los crímenes que comete por saldar sus deudas o comprarse un coche.
Perfecta intriga, inteligente utilización del único flash back y sólida interpretación de los actores. Todo encaja como en un rompecabezas del que se encuentra la última pieza poco antes del desenlace.
El carácter del papel de Conrado San Martín, egoísta, impulsivo, cruel por necesidad, está muy bien creado. Y el moralismo de la historia, razonable para el cine de la época, tiene imaginación y buen gusto.
Antes de ser un gran autor teatral de éxito, Miguel Mihura fue un excelente profesional del guion cinematográfico, aunque sin que ello le sirviera para vivir con la comodidad económica que le proporcionó el teatro.
Luis
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