Tiburones de acero

En lo relativo a la acción marítima pues muy buena, de hecho ahí está el Oscar ganado. La película sigue la dinámica de otras americanas en la línea de los combates submarinos durante la guerra mundial, correcto en todo a nivel de flotación; mismos trucos, mismas órdenes, etc. Para quien le guste este género decir que igual es algo imaginativa por los logros bélicos ante el enemigo, pero aceptables. Realizada en tiempos de guerra, aprovecha para animar el espíritu de la nación con hazañas de esas que a todo capitán le gustaría conseguir para ganar un montón de medallas, son inevitables momentos de tensión y drama, por lo tanto una distracción asegurada. Evidentemente ensalzan su Marina de Guerra, no van a ensalzar a la del enemigo, habría que ser gilipollas si lo hicieran.

Añadir que además del tema de la guerra, tiene a la par un enredo romántico que sirve adecuadamente para amenizar la película; una casualidad la que se lía que cada uno tomará como quiera, pero el caso es que por eso se hacen películas y se utiliza a gente como Tyrone Power, porque si en vez de él saliera Perico de los palotes, pues no resultaría tan creíble que Anne Baxter se fijara en él teniendo ya novio...

Esta producción del año 1943, rodada cuando Europa sufría la segunda guerra mundial, pertence a esas películas que no resisten el paso del tiempo. Tanto el guión como la dirección carecen de una calidad necesaria para creernos su argumento, y si a esto añadimos que la mayor parte de la película está rodada en estudio, su artificialidad se multiplica y huele a falso por todas partes, pues los viejos trucos como la transparencias, y en momentos clave, aparecen con frecuencia. Existen sólo algunos cortos planos de exteriores rodados en el mar y con barcos de guerra, pero esto es casi anecdótico dentro del film. La historia de triángulo amoroso entre los tres protagonistas no tiene la fuerza necesaria para atraernos con interés, a pesar de que esta parte del argumento ocupa la mayor parte del film quedando en un muy segundo plano el título de esta producción con un poco de propaganda en aquellos años del conflicto bélico.
Se da la circunstancia que este film obtuvo un Oscar de la Academia a los efectos especiales, pero han pasado muchos años y aquello ha quedado muy superado posteriormente.
Tyrone Power, Anne Baxter y Dana Andrews cumplen muy superficialmente sus papeles debido a los defectos anteriormente mencionados, y que el nuevo doblaje realizado en la versión española actual no ayuda tampoco a su credibilidad.


José Antonio ZG

El alegato final sobre la Marina de Tyrone Power a su tío millonario y gerifalte de la misma es la auténtica finalidad de la película dirigida por Archie Mayo, aunque son genuinas y brillantes las mínimas escenas bélicas que nos regalan, con esa acción de comandos y ese torpedear a los barcos nazis fondeados en el puerto.

Mientras una anodina historia de amor con el triángulo amoroso formado por Anne Baxter, Dana Andrew y Power, que se lleva tres cuartas partes del metraje, poco creíble y demasiado artificial, así como la relación de ambos oficiales en el submarino donde dejan a un lado sus celos y rencillas personales en bien de su país y su bandera.

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Interesante, 6.

Pero esta vez hay que agregarle una muy buena e interesante trama de un triángulo amoroso muy bien actuado.
Otro detalle importante son las escenas bélicas. Para esta época, el fuego y los ametrallamientos son muy reales y vívidos. Poco menos que una excelente producción.

La película ofrece su prurito épico, su lance romántico y sus destellos de humor con una pizca de deliberada ingenuidad todo ello en el ámbito de un buen quehacer cinematográfico, recatado pero eficaz, que sabe combinar las distintas tramas de forma natural y sin estridencias.
La peripecia bélica está muy bien ambientada y algunas escenas parecen trasladar al espectador al verdadero escenario de los acontecimientos.
El estilo narrativo es siempre sobrio pero posee un rastro de desenfado que resulta muy atractivo en el contexto del dramatismo de la guerra.
Muy meritoria la actuación de las rutilantes estrellas D. Andrews, T. Power y A. Baxter en el apogeo de su capacidad interpretativa y de seducción.