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Regeneration

Bélico. Drama Escocia, año 1917. Durante la Primera Guerra Mundial, un hospital militar especializado en pacientes con problemas emocionales, acoge a cuatro hombres marcados por el horror de la contienda. Entre ellos, el poeta Siegfried Sassoon, que ha sido internado en un intento por minar su pública desaprobación de la guerra. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
10 de febrero de 2009
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película con telón de fondo sobre la primera guerra mundial. Interpretaciones decentes, bien producida. Se desarrolla principalmente en un psiquiátrico militar donde ha sido recluido el protagonista por ser pacifista. Trata diferentes temas a los que el argumento se presta sin forzarlo demasiado. Se deja ver.
elfuturoyaeshistoria
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13 de octubre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"I GUERRA MUNDIAL EL SER HUMANO COMO DEMIURGO": Esta pelicula es para todo tipo de público (pacifista o belicista); su caracter biográfico sustenta al guión muy seriamente ante su argumento, al aficionado al cine belico le sorprendera, y al que apuesta por el verdadero pacifismo le agradara en sobremanera, al presentar el drama de la guerra en la mente del ser humano como es el hombre desde su origen "un DEMIURGO", totalmente recomendable para PSICOLOGOS en todas sus especialidades. Como film es magnifico el equilibrio que mantiene hasta el final en un tema dificil e impresionante la mente humana. Gran trabajo, por tanto de este director Gillies MacKinnon, bastante desconocido para los no aficionados al 7ºArte. Pelicula muy apropiada para CINE-FORUM.
FILMsNEWs
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2 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante panfleto antibélico centrado en los pacientes de un instituto psiquiátrico militar escocés durante la Primera Guerra Mundial.

El filme de MacKinnon trata de algunos de los efectos psicológicos que la guerra tiene en una serie de pacientes en varios grados. Soldados y oficiales que vuelven del frente con fuertes shocks emocionales a los que la institución intenta curar con los métodos más seguros y menos dañinos posibles. El responsable de ello es el capitán William Rivers (Jonathan Pryce), preocupado en verdad por el estado de sus pacientes a los que aconseja y trata.

MacKinnon comienza con un brillante plano-secuencia aéreo y elabora un relato sobrio, de calado, contando la historia (real) de hombres aparentemente cuerdos pero con su interior hecho pedazos, otros con visibles muestras de demencia, y otros, como el caso del poeta Siegfried Sassoon, recluidos sólo por sus opiniones antibélicas.

Los personajes tienen perfiles muy elaborados, destacando los de Jonny Lee Miller, James Wilby y, de forma más notoria, el de Jonathan Pryce: un psicólogo que prefiere los tratamientos lentos pero indoloros antes que los tratamientos de choque de otros colegas del gremio, en los que apenas hay diferencias con una verdadera tortura. Uno de los mejores momentos del filme es en el que John Neville muestra su exitoso tratamiento para curar la mudez, un hilarante ejemplo de humor negro “british”.

Buenas actuaciones y un mensaje atemporal para una obra prácticamente desconocida y a tener en cuenta.
Richy
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25 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Regeneration” constituye uno de los incontables ejemplos de la pericia británica para las reconstrucciones históricas. Es, además, un caso paradigmático de máximo aprovechamiento de unos recursos escasos, pues con mimbres ciertamente modestos, sus responsables entregan una película muy aseada.
En efecto, echando mano de una escenografía austera como sólo un castillo escocés puede serlo y un reparto plagado de rostros televisivos que una década más tarde se tornarán habituales de las superproducciones HBO —“Roma” (“Rome”, 2005-2007) o la conspicua “Juego de tronos” (“Game of Thrones”, 2011-2019)—, “Regeneration” hace una amarga denuncia del absurdo bélico, nunca tan absurdo como durante la I Guerra Mundial, carnicería sin sentido dónde se desangrara toda una generación de europeos.
Adaptación de la novela homónima y en forma de esos melodramas sin aspavientos característicos de la peculiar idiosincrasia que adorna a los hijos de la Gran Bretaña, “Regeneration” describe el proceso de recuperación de media docena de soldados aquejados de neurosis de guerra, considerada mera cobardía hasta entonces, y castigada en cuanto tal. Y ello prestando más atención al elemento psicológico que a las sordideces acostumbradas —bombazos, ametrallamientos traperos, casquería y moribundos llamando a sus madres—, si bien a guisa de prólogo se nos ofrece un barrido cenital de la tierra de nadie que resulta particularmente turbador. También asistimos a un par de travellings de trinchera, casi un subgénero en sí mismo.
No obstante, insisto, sus responsables apuestan por plasmar las complejas y a la vez profundamente humanas relaciones entre sus protagonistas, juguetes rotos a merced de la incompetencia genocida de sus mandos: El vínculo más fraternal que homosexual —a fin de cuentas, éste nunca ha pasado de ser un rumor— entre los poetas Siegfried Sassoon y Wilfred Owen, la doliente pasión del oficial Billy Prior por la “munitionette” Sarah Lumb, y el paternal cuidado que a todos ellos dedica el doctor W. H. R. Rivers, en cuya atribulada piel, también él al borde de la neurastenia, se mete un Jonathan Pryce excelente.
Carorpar
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11 de septiembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de que la película no encaja exactamente en la línea principal de lo que llamamos biopic y no participa plenamente del tono adulador y de la superficialidad dramática que suele evidenciar ese subgénero, la historia, tomada de una novela de Pat Barker en que se recrea la estancia del poeta Sigfried Sassoon en un psiquiátrico en 1917 (resultado de una maniobra de desprestigio de sus superiores por haberse pronunciado en contra de la guerra), no tiene el empaque suficiente como para atraer a alguien que no esté muy interesado en cualquier aproximación a la vida e ideas de este autor.
Eso sí, para quien lo esté, la película tiene también las bazas de la estupenda interpretación de Jonathan Pryce (como psiquiatra) y de la tradicional solvencia del cine británico (ya desde las producciones de Alexander Korda con Charles Laughton) para la recreación histórica rigurosa, de limitada espectacularidad pero de gran fiabilidad. Además del poeta inglés de nombre germánico y su psiquiatra aparecen en la historia el infortunado Wilfred Owen (uno de los últimos muertos de la I Guerra Mundial) y el mucho más famoso y afortunado Robert Graves. Se recrea el legendario o real lanzamiento al agua de Sassoon de su condecoración y se repite la famosa máxima romana Dulce et Decorum est pro patria mori, que Owen tomó de título para una de sus famosas poesías, y sobre la que comenta uno de los personajes: Menos mal que está en latín, porque si no, muchas madres se partirían de risa.
Capitan Ahab
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