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Beau Brummell

Drama Durante el XIX, en Inglaterra el elegante "dandy" Beau Brummell se convierte en el hombre de confianza del Príncipe de Gales. Cuando se descubre una conspiración contra Jorge III, tendrá que abandonar su placentera vida y actuar en consecuencia. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
26 de octubre de 2010
30 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una película extraordinaria, de esas que contagian alegría, vitalidad, dignidad y, en fin, todas las cualidades del elegante y exquisito Beau Brumell. George Bryan Brumell, militar de renombre, se convertirá, gracias a su audacia, orgullo y sinceridad, en el favorito del Príncipe de Gales, que buscará su consuelo y apoyo tanto en las cuestiones de Estado como en las amorosas. Ambos se harán íntimos amigos, pero a veces, ya se sabe, una opinión acertada y sincera de nuestro más fiel amigo nos molesta y nos alejamos de él...
La dirección de Curtis Bernhardt es magnífica ayudada por un guión sublime de Karl Tunberg. De los diálogos ¿Qué se puede decir?, son ingeniosos, brillantes, rápidos, dignos de los mejores personajes de Oscar Wilde (otro esteta como Brumell). ¡Qué diablos!, mientras vemos la película queremos ser Brumell y ser sinceros y dignos como él y tener un oponente lúcido y cascarrabias como el Príncipe de Gales. Y, ya de paso, también nos gustaría tener una habitación tan acogedora como la suya, con sus libros y esa chimenea permanentemente encendida.
Ustinov-Granger, Granger-Ustinov, estamos igual que antes ¿Qué podemos decir? Peter Ustinov es un monstruo de la escena, la llena, la devora, así que, imagínense al nivel que debe estar el bueno de Stewart Granger. Pues lo consigue. Y le replica, le provoca, le hiere en su orgullo y, además, lo hace con el estilo y la elegancia no de Beau Brumell sino de Stewart Granger. El resto de actores y actrices: Robert Morley, Lyz Taylor, James Donald, hacen lo que pueden y lo hacen bien, lo cual no es poco dadas las circunstancias.
"Beau Brumell" es una de esas maravillosas películas en las que te sientas con un lápiz y un papel para apuntar frases ingeniosas, y el papel termina vacío porque si te pones a escribir, temes perderte la siguiente frase, y la siguiente, y la siguiente...
el chulucu
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2 de enero de 2015
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amigos, nos encontramos ante una obra maestra del cine, con una magia, un encanto, un sublime guión, un pareja de protagonistas en estado de gracia, una dirección perfecta, con el ritmo adecuado en cada momento.
En fin, soy breve, Una película para cinéfilos y para espíritus sensibles, que al finalizar la proyección, no podrán sacársela de la cabeza e investigarán las biografias de estos personajes, en especial de este árbitro de la elegancia, que cómo buen dandy, puso por delante de todo, su dignidad y su independencia, y su yo único (como el que todos tenemos). Y no se arrastró ante nadie, ni siquiera ante el mismísimo Príncipe de Gales.
Para ver una vez al año.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
qwwww12
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3 de mayo de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Elegante y entretenido drama de época que nos acerca la figura de Beau Brumell, hombre de origen plebeyo, que a fuerza de audacia y una personalidad arrolladora, conseguiría introducirse en la corte y llegaría a ser mano derecha del, entonces, príncipe de Gales Jorge IV, y cuyas ideas acerca de la elegancia y el buen gusto, transformarían a toda una sociedad en sus hábitos de higiene y moda, desterrando para siempre las pelucas y trajes recargados y ostentosos, para introducir una vestimenta más sobria y serena, de hechura perfecta y que vendría a suponer el antecedente del traje sastre masculino actual.
Con Stewart Granger en la piel de Beau Brumell y Peter Ustinov en la del príncipe de Gales, la relación entre ellos me ha retrotraído inmediatamente a la película " ¿Quo vadis?", en la que Nerón ( Peter Ustinov) también disponía de un asesor y esteta, Petronio, cuya influencia en el imperio sería grande.
Luego he leído por ahí que a Petronio también lo consideraban árbitro de la elegancia y que sus opiniones culturales y artísticas modelarían todo un imperio.
Al igual que en ésta, Ustinov hace un papel de hombre infantil, caprichoso e inmaduro y Granger trabando amistad con él, ejercería una notable influencia con su personalidad orgullosa, exigente y audaz, llegando a la insolencia en no pocas ocasiones.
Pero lo que le hizo ascender en la corte, también fue lo que precipitó su caída y, a través de una conspiración de sus enemigos, su exceso de insolencia le hizo perder el favor del príncipe y terminó sus días arruinado en Francia.
La película resulta elegante y divertida. Los diálogos están muy trabajados, siendo mordaces e inteligentes.
Se echa de menos un poco más de carga dramática en determinados momentos ya que la peli transcurre muy rápida en la sucesión de hechos sin otorgarle especial preferencia a unos que a otros, pero el conjunto es muy interesante donde la figura de este hombre, el primer dandy, te hace querer averiguar mucho más sobre su vida.
Una peli muy recomendable.! Hay que ver qué poder puede alcanzar un hombre sin tierras, título ni riqueza, con la simple cualidad de una personalidad singular!
Izeta
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5 de marzo de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como, dandy (o dandi), se conoce a una persona de las clases altas que se caracteriza por su atrayente personalidad y por ser muy elegante o refinado en el vestir. Sin origen definido, el concepto de dandy, se popularizó en la Europa de finales del siglo XVIII (sobre todo en Francia e Inglaterra) y el primer dandi que se recuerda fue, George Brummell, quien luego sería conocido como Beau Brummell (Beau, en francés es, bello). Llegado el siglo XIX, otros dandis famosos serían, Robert de Montesquieu, Boni de Castellane, Lord Byron… y el celebrado escritor irlandés, Oscar Wilde.

Brummell, un hombre de maneras delicadas del que se decía que jamás hizo ejercicio físico, se hizo digno de admiración al ser, quizás, el primer plebeyo en haber encontrado abiertas las puertas de la monarquía. Fue, él, quien dijo adiós a los bombachos, las medias altas y las túnicas que usaba la realeza, y con su profundo conocimiento de la moda se hizo un lugar en el principado de Gales.

Paradójicamente, en el Londres de 1815 tan celebrado fue entre la aristocracia, Napoleón Bonaparte, por su victoria en la Batalla de Waterloo, como, George Brummell por sus elegantes e incómodas corbatas, pero sobre todo, porque fue él quien popularizó las chaquetas oscuras sobre camisas blancas y pantalones claros. A, Brummell (jugador sin mucha suerte por lo que se mantenía plagado de deudas), le encantaba desafiar las tradiciones y la moral de la época (nunca se alzaba el sombrero al saludar, decía lo que pensaba aunque ofendiera incluso a la realeza…) y, por supuesto, esto le granjearía muchos admiradores y unos cuantos detractores.

Sobre la particular historia de este, contra todo, inolvidable personaje, el celebrado actor y director de teatro inglés, Richard Mansfield -quien representara a Brummell en las tablas en diversas ocasiones-, escribió la obra que, cuando ya era también famoso en las salas de Broadway, Nueva York, representaría en 1890. Trasladada, ahora, a guion cinematográfico por, Karl Tunberg (el mismo que, un lustro después, firmaría el magnífico guion de, “Ben-Hur” (William Wyler, 1959), éste fue puesto en las firmes manos del director, Curtis Bernhardt, quien ha logrado una historia que, aunque algo complaciente y benévola, logra recrear la doble moral de las monarquías, al mostrar ese hecho ceñido a la historia en el que, un hombre leal -y franco sin medida- termina olvidado, primero, por el rey al que ayudó en todos los sentidos esenciales; y luego, por la mujer amada quien preferiría los privilegios del reino a seguir con un hombre venido a menos.

Con una cuidada fotografía de Oswald Morris; un esmerado vestuario elaborado con base en los modelos originales; y una ajustada puesta en escena sin excesos de ningún tipo, Bernhardt, logra un filme que se ve con complacencia, sobre todo, gracias a la muy buena actuación de, Peter Ustinov, quien con suma gracia recrea a un príncipe endeble, manipulado y cobarde, que, con unas clases de parte de su admirado Brummell, quizás aprenda unas buenas maneras… aunque, como rey olvide, luego, lo esencial.

Elizabeth Taylor, resulta fascinante en su rol de Patricia Bellam, la muchacha comprometida, cuyo corazón se sentirá atraído por la galantería y el desparpajo del famoso dandi; y, Stewart Granger carga con el peso de Brummell, y doy fe de que con él guarda un cierto parecido, recreando con mucho tacto su marcada feminidad. Mención para, Robert Morley, quien, en su breve papel como el rey George III, consigue impactar al recrear su crítico padecimiento.

<<BEAU BRUMMELL>>, nos deja también una buena frase para recordar: “Aunque alguna gente le vea como un fracasado, lo que importa no es cómo un hombre acaba, sino cuánto influyó en el corazón y en el alma de quienes lo conocieron”.
Luis Guillermo Cardona
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31 de agosto de 2010
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenido film ambientado en la época napoleónica, que narra la vida del “dandy” Beau Brumell y la relación como asesor e íntimo amigo del rey Jorge IV. Pertenece a ese tipo de películas tan difíciles de hallar actualmente: las de presupuesto medio. (ya que actualmente predominan las superproducciones o los productos independientes de bajo presupuesto).

El interés del guión radica en su contenido histórico que se asemeja bastante a los hechos reales acontecidos, pero un ritmo narrativo con grandes altibajos que hacen que la película resulte lenta o aburrida por momentos o un tratamiento de personajes frío y superficial, son signos evidentes de una dirección algo fallida, que da como resultado un producto que contiene los mejores ingredientes pero mal mezclados y cocinados. Ni siquiera la atractiva presencia de Stewart Granger, Elizabeth Taylor, o el carismático y brillante Peter Ustinov en el papel del extravagante rey Jorge, consiguen dar puntos extras a esta aceptable producción, ofreciéndonos unas actuaciones correctas pero sin vida ni profundidad.

Técnicamente decente en todos los aspectos, pero sin destacar en ninguno de ellos ya que, como ya se ha dicho, es evidente que no estamos ante un film de presupuesto desorbitado, y esto se nota (ambientación conseguida pero no deslumbrante, decorados pequeños…)

En resumen, una película a lo sumo entretenida, pero para nada destacable.

LO MEJOR
- Su contenido histórico.
- Ver a Stewart Granger, Peter Ustinov y Elizabeth Taylor.

LO PEOR
- Dirección fallida (ritmo narrativo de grandes altibajos, desarrollo de personajes superficial y frío).
JF_Ronah
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