El año del perro (TV)

La historia relata la relación de un hombre con un perro problemático que le envían. El hombre cuestiona a través del perro su propia relación con los demás y consigo mismo.

La película bien puede ser una de las que nos encontramos los fines de semana en la televisión. El guión es mas bien malo, o bien se queda bastante corto en aspectos fundamentales de la trama, y abunda en otros que serían más prescindibles.

El perro (un Border Collie) es adorable y sus miradas bien valen pasar un rato frente a la tele. Más allá de eso, da pena ver a un Jeff Bridges entrado en años y en kilos y que debe interpretar un papel bastante regular como personaje.

Las trerapias que usa con el perro, al lado de profesionales como Cesar Millán, dejan un poco que desear, no se hasta qué punto el autor de la novela es un especialista en perros...

En resumen, haceros a la idea de que es como una peli de las que veis los sábados o domingos por la televisión abierta, pero no mucho más.

Si te gustan las películas de perros entonces merece la pena que la veas.
No es comercial, no es de acción.
Es tan sencilla y tan real que cuando llegué al final no pensaba que podía acabar, como la vida misma.
Hay momentos emotivos que me han llegado al corazón, si tienes un perro labrador lo comprenderás.

Escritor huraño amante de los perros acosado por editor para acabar ese libro que el síndrome del folio en blanco mantiene atascado, adquiere por Internet un travieso e hiperactivo perro collie que en principio solo parece añadir desorden y desconcierto a su caótica y misántropa existencia, escritor experimentando algún cambio en su singular personalidad a través del conocimiento de las singularidades de esa inquieta raza, mientras intentaba primero cambiar y luego comprender las continuas trastadas del collie, y escritor saliendo de la experiencia con un libro acabado bajo el brazo.

HBO produciendo, Jeff Bridges como el escritor, y un precioso collie protagonizando deliciosas escenas perrunas (al menos para un amante conocedor de los perros como el que esto escribe); con estos mimbres, a cualquier amante del cine mínimamente informado se le hacen los dedos huéspedes esperando una función más que interesante, pero lamento profundamente informarles que estamos ante una historia aburrida, plagada de lagunas de guión, y comportamientos supuestamente abundantes en simbolismos, que quizá a los acostumbrados a encumbrar como hallazgo todo aquello que huela a gastada metáfora les valga, pero que a mi (rendido admirador de prácticamente todo lo firmado por HBO, y del gran Jeff Bridges, y casi un saco de lágrimas cuando hay perros de por medio) me ha supuesto una profunda decepción que se me quedara instalada en la memoria como esa excepción que confirma la regla en cuanto al resultado cinematográfico habitual con tan atractivos mimbres.

La intención se nota buena. Pero el resultado es decepcionante, se ruede para la tele o no. Ya ha quedado atrás el tiempo en que una "peli" para televisión era previsiblemente decepcionante.
Los actores y actrices no dan más de sí porque no tienen tiempo o personalidad. Se pierde mucho tiempo en un guión desequilibrado. Cuando uno por fin espera que la entrenadora de perros empiece su trabajo (que consiste más en adiestrar al dueño del perro), esta sólo le enseña el primer peldaño. Y luego fin. Ni siquiera una elipse que transmita la idea de un trabajo sostenido, aunque sea a bases de un par de imágenes. El perro y el dueño se curan a base de presentarse formalmente y comer algo juntos y tranquilos. Algo que se hubiera logrado igual con un Trankimazin para cada uno y un par de bocadillos de jamón serrano. Y además nos quedamos sin saber nada de los personajes secundarios. Aparecen y desaparecen como un repartidor de pizzas. Por no señalar que incluso nos llegan a caer mejor que el protagonista, dándonos la sensación de que este no es más que un niñato egoísta que huye de encarar sus problemas y los de su familia.
Aún así, se deja ver. Y si le pongo un 5 es porque me ha cogido en un día tonto y agotado, y un final feliz (o tranquilo), me venía bien.
¡Guau!... Digo, adiós.

Que lastima la de ver a un Jeff Bridges fuera de registro y dando pena alrededor de una interpretación sin ninguna inspiración o credibilidad. Estas producciones para la TV por lo general dejan mucho que desear, y A Dog Year, no es mas que una insulsa propuesta en torno a la buena onda que se produce entre el humano y el perro, sobre todo, cuando se trata del desencanto, la depresión y el hastío vital tan común en nuestra corta existencia. Y es que a los estadounidenses ricos, sus problemas son de otro tipo al de los africanos, latinos y asiáticos pobres. Resuelto el problema material tienen que lidiar con el moral, emocional y psicológico, de matrimonios fracasados, hijos rebelados y soledades estrepitosas. El desencanto es tal que nada de lo humano genera consuelo, mientras que la inocencia perruna es el cobijo inesperado. La semblanza no es amable respecto a los hombres hundidos en su propia desesperación.