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Blanca como la nieve, roja como la sangre

Drama. Comedia Entre mensajes de móvil, deberes, pósters, canciones, partidos, motos, miradas y sonrisas se encuentra Leo, un joven inmerso en el torbellino de la adolescencia. Está enamorado de Beatrice, pero no sabe ni cómo acercarse. Pronto descubrirá que la chica de sus sueños sufre un gran dolor. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
12 de octubre de 2014
22 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es fuerte que pueda hacerse hoy en día una película así.
Adolescentes que no parecen echar en falta el alcohol, No hay drogas en su punto de mira. No maldicen continuamente (creo que no se escucha un taco). Las continuas refererencias al sexo de películas típicamente españolas aquí se cambian por sentimientos y emociones.
¿En qué se ocupan, entonces, estos chicos? Estudian. Se esfuerzan en pos de sus sueños, Se comunican valorándose como personas y no como objetos. Están alegres, vitales y comunicativos. Disfrutan de su edad. Afrontan enormes problemas con entereza. No desprecian la trascendencia.
VAYAN A VER ESTA PELÍCULA. Quizá refleje cómo es la adolescencia real. Los espectadores menores de 20 años perderán el miedo a sentirse bien como son y como quieren ser. Los adultos perderemos cierto pánico a los jóvenes de ahora.
Sebastián Enrique
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15 de octubre de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El blanco es la nada, es el silencio..., el rojo es pasión, el color del amor..., mis sueños son del color de tu pelo"; ¿adivinas ese color?
El chico obsesionado con la más guapa del instituto, paralizado ante la belleza que sus ojos perciben en su presencia, alimentado de fragancia romántica que envuelve toda su alma, con el amigo fiel que le ayuda a conquistarla y la amiga de la infancia locamente enamorada de él en silencio; te suena ¿no?
A ello le añadimos una enfermedad grave y un profesor cool ejerciendo de consejero, todo un volver a la locura e ingravidez de la adolescencia.
Es fácil adivinar como discurre el guión, el desenlace del argumento y toda la historia, por tanto, ¿motivo para verla?
Es inocente, pueril, sana y llena de encanto y salero, desprende simpatía, gracia y jovialidad y logra crear un ambiente alegre, dicharachero que es cómodo de llevar y sencillo de disfrutar, el desparpajo italiano y su incondicional labia en apoteosis de expresión adorable.
Su gran acierto es el actor protagonista, Filippo Scicchitano, su ligereza presencial y frescura interpretativa y la buena armonía y ritmo de los diálogos que tocan todos los puntos clásicos de estos relatos sin empalagar, ni abusar ni buscar las escenas tontas y la consabida lágrima de turno.
Las inquietudes de un chaval enamorado del amor, esa exclusividad del ardiente romance que sufre y da alegría por igual, la difícil tarea de abandonar la poética ensoñación y apreciar la dolorosa hermosura de amar de verdad, dejar la fantasía y encarar la realidad, madurar y dejar atrás la infancia, todo ello desde un escenario grato y ameno, de dulzura sonriente y entretenimiento agradable que se deja querer con gusto pues no pesa su equipaje y sus personajes, aunque cliché tópico reconocido de antemano, se ganan tu cariño y abrazo por crear, en conjunto una escenografía positiva, bonita de marcha alegre y risueña.
No lamentas su visión pues te hace recordar bien con paladar sabroso, es sencilla, amable, de grato placer tenue, apenas profundiza en nada ni se molesta en ser penetrante pero, lo dice todo con brevedad y soltura y se capta al vuelo sin esfuerzo coreográfico de espectáculo innecesario, evita con acierto el estridente ruido de relleno decorativo y opta por la evidencia y desnudez de su naturalidad y simple andar.
Tu memoria traerá con cariño del baúl de los recuerdos todas las historias similares, calcadas vistas en el tiempo, un satisfactorio volver la mirada al pasado y volver a tener "16 velas" en el pastel de cumpleaños, sentir desvanecer el mundo cuando cruzas la mirada con ella -o él, sin discriminar- y renombrar esa añeja amistad como nuestro primer y único amor verdadero.
¡Aaayyyyy!, la ignorancia de la inocencia que querida, bella y !peligrosa!
Es simpática, alegre y cordial -me repito, lo se-, de emociones conocidas y sentimientos vividos, sin más; decide si te es suficiente.
Quién no ha sentido alguna vez, o más de una, ese emprendedor espíritu de Romeo en busca de su anhelada, maravillosa y perfecta Julieta aunque, ahora en el cuento, Julieta ya no está a la espera de verlo venir y ¡se busca la vida!
Versión clásica o moderna, para todos los gustos, éste tira más hacia el original.

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
lourdes lulu lou
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23 de marzo de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El amor imposible entre el poeta italiano Dante Alighieri y Beatriz Portinari, a quien inmortalizó en sus sonetos de la 'Vita Nuova' y la obra maestra de la literatura italiana 'La Divina Comedia', nos descubrió una nueva forma de amar: sin egoísmo, sin correspondencia, sin esperanza. Un amor idealizado (conocido popularmente como 'amor cortés'), que le permite seguir viviendo con Beatriz como musa de su obra, ya que cabe decir que Dante y Beatriz apenas se vieron un par de veces en toda su vida. En la película que nos concierne, titulada "Blanca como nieve, roja como la sangre", a través de una historia protagonizada por adolescentes, su director Giacomo Campiotti (responsable del estupendo filme "Moscati: el médico de los pobres" [2007]), plantea un paralelismo evidente entre la historia del poeta supremo italiano y su amor idílico, partiendo de la base que esta vez si se conocen y entablan una especie de relación.

Entre mensajes de móvil, deberes, pósters, canciones, partidos de fútbol, motos, miradas y sonrisas se encuentra Leo, un joven risueño inmerso en el torbellino de la adolescencia. Nuestra joven encarnación de Dante asocia el color blanco a la ausencia y la soledad, y el rojo a la pasión y el amor; el mismo color que tiene el pelo de la chica de sus sueños, Beatrice, aunque no sabe ni cómo acercarse. Pronto descubrirá que ella sufre un gran dolor, ya que padece leucemia, y como bien es sabido, es un cáncer que podríamos decir que básicamente vuelve la sangre "blanca". El joven entabla un amistad especial con Beatriz, y le presta su ayuda para superar la enfermedad; dicho de otro modo, ayuda a la chica "roja" de sus sueños para que no se convierta en "blanco" muerte.

Destaca una premisa la cual ofrece una interesante historia de adolescentes, que se enfrentan a la difícil experiencia de re-definir sus sentimientos en cuanto a amistad y amor, vida y muerte; además de aprender la importancia de cumplir sus sueños, equilibrando de maravilla los momentos dramáticos y cómicos. Asimismo, el joven elenco actoral, compuesto por Filippo Scicchitano que se mete en la piel de Leo, Gaia Weiss como la malograda Beatrice, y Aurora Ruffino que encarna a la mejor amiga de Leo (que en realidad está enamorada de él en secreto 'hasta las trancas'), que sirve como contrapunto perfecto entre ambos personajes; del mismo modo que Luca Argentero, que interpreta al profesor de literatura y ayuda a nuestro Dante a ver los acontecimientos de su vida con 'otra perspectiva'.

En definitiva, "Blanca como la nieve, roja como la sangre" es una película notable, a pesar de que su premisa peque de ser algo previsible; sus buenas intenciones; los valores insuflados; y el retrato realista de las inquietudes y sentimientos de la adolescencia (lejos de internet, palabras altisonantes y sexo)... la convierten en una propuesta más que válida y recomendable.
La Taverna del Mastí
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31 de agosto de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Florencia y toda la belleza que eso conlleva. A un chico le produce arcadas el blanco y le apasiona el rojo. Estos colores dominan sus sentimientos hasta el punto de parecer sufrir el síndrome de Stendhal, ser sinestésico o vivir constantemente bajo los efectos del LSD. El rojo le gusta porque es el color de los cabellos rizados de Beatriz, una chica del instituto. Bueno en realidad es La chica, porque tiene una amiga, pero en ella no se fija mucho. Aparece un profesor de literatura y médicos (en las películas italianas actuales siempre aparece alguien relacionado con la sanidad, el test de Bechdel debería incluir esto). El profesor de literatura nos habla de tres poetas medievales italianos: Guinizelli, Petrarca y Dante y con ello se hace un paralelismo entre la historia de amor platónico de Dante y la del chico de la película. Una lid entre lo platónico y lo real.

Hace ocho siglos Dante se abrasaba en amores por una pelirroja que respondía al nombre de Beatriz Portinari, hasta que un buen día la chica se murió. Y se dio cuenta de que había perdido la oportunidad de hacérselo saber y de que su amor platónico no le reconfortaba nada. A partir de ese momento quiso recuperar el tiempo en la vida real que no había disfrutado con Beatriz, dejando a un lado la vida imaginaria. ¿Y qué hizo?, ¿darse a la bebida cual policía en las películas al que le han asesinado a su familia? No. Se recorrió burdel tras burdel trajinándose a toda prostituta que encontraba a su paso, llevando su alma poética a las más altas cotas de éxtasis.
Bueno, esto último no ocurre en la película, pero el resto es bastante parecido.
Luc
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20 de octubre de 2020
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Destaca por ser una historia romántica de adolescentes que no abusa de un lenguaje chabacano e hiriente, como suele suceder en este tipo de producciones. El respeto y el buen trato siguen en esa onda; al igual que las lecciones que se transmiten de profesor a alumno, incluídas lecciones de vida y madurez.
Porque lo que narra el director Giacomo Campiotti (Dr. Zhivago -2002-) en este guión adaptado de la novela del mismo nombre es una prueba en la madurez de un joven. Un análisis que resulta entretenido, con un inicio que parece ser una comedia típica de jóvenes en pos del amor de su vida y que va derivando a un drama amable de digestión fácil, con sus buenos sentimientos aflorando en cada tramo pero que es capaz de ofrecer una visión real de la vida.
También queda claro que posee muchos clichés de otras películas del género como la aparición primordial del profesor sustituto (que aquí, por cierto, no tiene nombre) que provoca una evolución positiva en el personaje protagonista, la relación amigo con amiga pero nada más, algún que otro malote típico. Sí, es poco original en su historia, pero la concepción y el estilo es amable y muestra diálogos contenidos, alejados de las malas palabras, donde la la mala leche se expresa con hechos pero con pocas palabras malsonantes.
Sin dudas, película de género con final esperado pero que posee la virtud de mostrar otro tipo de jóvenes más amables y sensibles.
Siferval
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